Semana de Fallas. La primavera se huele en el aire, como el olor agridulce de la pólvora. El sol quema en el pleno del mediodía y las emociones están a flor de piel. Bandadas de pájaros se entrecruzan en los cielos, como los aviones que surcan el firmamento cargados de sueños y de maletas. Las emociones mueven el mundo, decía Eduardo Punset en su libro El viaje a la felicidad. Recuerdos a Carolina (Punset), que no se ha dejado llevar por la oleada de nuevas/viejas emociones que anidan en su partido al albur de los nuevos/viejos tiempos.
Nuevos o viejos, son malos tiempos para la lírica, como cantaban Golpes Bajos y a mí me gusta recordar… Con dos semanas de diferencia, acabamos de ver cómo han cambiado estos tiempos, como las emociones en primavera. Y lo peor es que las instituciones europeas más veneradas se están dejando lleva por esta oleada de represión que se acerca. Vox en el horizonte, abogando contra la mujer. Sí, contra la mujer. Lo tengo que escribir dos veces y aún así no doy crédito.
Bueno, pues esto vino a defender el representante de este partido retrógrado y fascista, plagado de viejas glorias decimonónicas, con representantes de la nobleza franquista y de la realeza haciendo gala de su pertenencia sin pundonor. Javier Ortega Smith, su secretario general, fue quien aterrizó en el Parlamento Europeo como quien pone una pica en Flandes. Por cierto, hubo altercados dentro y fuera del hemiciclo, con grupos de mujeres manifestando su protesta por lo que consideraban un atentado a sus derechos como ciudadanos iguales ante la ley.
Precisamente el orden público fue la excusa que puso el Presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, para impedir la entrada en el Parlamento Europeo al President de la Generalitat, Joaquim Torra, y al ex President Carles Puigdemont, invitados por el eurodiputado del partido soberanista flamenco N-VA, Ralph Packet, sobre derechos fundamentales. Paradigmático. Recordemos que ambos líderes catalanes tienen representación, ya no en el Gobierno de Cataluña, sino también en el Parlamento Europeo, a diferencia de Vox que no tiene diputados ni siquiera en el Parlamento español. Currently.
Parece como si el Presidente Tajani y Ortega Smith se hubieran puesto de acuerdo: “Estaremos allí donde la libertad, el Estado de derecho y la soberanía de los europeos se salvaguarde con mayor firmeza y donde se combata con mayor firmeza a los del lacito amarillo”. Ah, los del “lacito amarillo”. Llegará un día en que se estudie en las escuelas la aberración histórica de prohibir lucir un lazo amarillo en la solapa -me ha pasado- o de llevar prendas amarillas en un partido de fútbol. Precisamente en la primavera-verano en la que el color amarillo estaba de moda…
Volvemos a sus señas de identidad para entrar en el órgano de la soberanía popular europea con la lucha contra las mujeres por bandera. Entre algunas lindezas oídas en fechas próximas al 8 de marzo, conmemoración del Día Internacional de la Mujer, estaba la de derogar las leyes de violencia de género, justo cuando tres hombres asesinaban a sus parejas en tres días. Y con estas y otras bondades pretenden conquistas el corazón de europea, con las emociones a flor de piel y la mujeres muertas en las frías estadísticas.
Pero que no pasa nada, que entre sus compañeros de viaje lo hay igual o pero. Recordemos aquí al eurodiputado polaco Janus Korwin-Mikke, quien en 2017 dijo esto: “Por supuesto que las mujeres deben ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes”. Estaba en el pleno de la Eurocámara.
Otros partidos siguen ideologías parejas, como el partido Ley y Justicia del presidente polaco Jaroslaw Kaczynski, el francés de Marine Le Pen, el húngaro de Viktor Órban, La Liga de Matteo Salvini o el FPÖ austríaco. Todos ellos, junto al partido de Niguel Farage, Alternativa por Alemania y el Movimiento 5 Estrellas pueden formar un importante grupo de eurófobos en el Europarlamento dispuestos a terminar con la Unión Europea y con sus valores de libertad, solidaridad y justicia.
No es broma, ni es gratis, ni es casualidad. Las casualidades no existen. Y si a alguien le interesa que el sueño de la Unión no siga adelante, es a los Estados Unidos de América, que vieron hace años cómo el dólar comenzaba a caer frente al euro. Y llegó la crisis. Ahora, en lugar de turbulencias financieras, nos envían a Steve Bannon, el estratega de la campaña electoral del Presidente norteamericano Donald Trump, para agrupar lo “mejorcito” de cada casa.
Decía un dirigente de VOX que hace poco llegaron a su sede “dos norteamericanos que se presentaron como expertos en redes sociales” y les ofrecieron su estrategia para captar voluntades y emociones obviando a los medios de comunicación. Instagram y whatsapp son sus armas. Por si no se han enterado, la nueva Ley de Protección de Datos permite a los partidos rastrear datos personales y opiniones políticas en redes sociales, sin que los afectados tengan que dar su consentimiento, para hacer perfiles ideológicos y personalizar la propaganda en campaña electoral. No es broma. ¿Quién va a tener acceso a mi whatssap? ¿Un partido político?
¿Cuánto análisis cabe en una foto de Instagram? ¿En cuántos whatsapps nos resumiría Kant su Crítica de la razón pura? Cuando las emociones hablan, las mentes duermen. El político catalán Josep Antoni Duràn i Lleida analiza estos tiempos convulsos en su libro El riesgo de la verdad. Dice, mientras critica el Procès independentista, “los políticos están para racionalizar las emociones”. O, al menos, para guardarlas en una maleta, junto a los sueños…