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la nave de los locos / OPINIÓN

Presuntos culpables

Foto: ALEJANDRO MARTÍNEZ VÉLEZ/EP

Lo nunca visto. Un Gobierno a la deriva, a merced de un partido totalitario, promueve una ley contra la mitad de la población. La ley del ‘sólo es sí es sí’ hace del hombre un presunto culpable, lo trata como a un potencial agresor sexual. ¿Qué fue de la presunción de inocencia?    

6/06/2022 - 

Hay un partido en España que odia a los hombres. No importa qué clase de hombres sean; los odia por ser hombres. A los hombres de derechas y a los hombres de izquierdas, a los ricos y a los pobres, a los cultos y a los ignorantes, a los jóvenes y a los viejos, a los morenos y a los rubios, a los solteros, casados, divorciados y viudos. Los odia a todos, sin distinción, por ser hombres. Ese partido es Unidas Podemos.

Este partido controla cinco ministerios en el Gobierno de mi país. Uno de ellos, el de la supuesta Igualdad, a cuyo frente está una mujer que debe su cargo a un hombre, ha promovido una ley que, basada en los postulados de un feminismo talibán y analfabeto, convierte al hombre en un ciudadano de segunda categoría. La Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual o la ley ‘del sólo es sí es sí’, tal como la llaman sus promotoras, consagra la presunción de culpabilidad para el varón e invierte la carga de la prueba en el proceso penal. El hombre es culpable, salvo que se demuestre lo contrario.

Irene Montero y la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. Foto: EDUARDO PARRA/EP

Una vez que esta norma demencial, origen de miles de pleitos que acabarán en  juzgados al borde del colapso, se apruebe en el Senado, el hombre sabrá lo que le espera. Habrá de interiorizar que por el hecho de serlo, por su condición masculina, es un ser despreciable y temible, un potencial agresor sexual, un violador siempre encubierto que merece la condena penal y la castración social. Esto es una vuelta de tuerca a la Ley contra la Violencia de Género, tan necesaria como mal planteada, que consagró un distinto tipo de pena según el sexo del agresor. El Constitucional, sometido a furibundas presiones políticas, convalidó aquel colosal despropósito. Después de aquello, ¿quién puede creer en la igualdad jurídica en España?

Engendro normativo de la señora Ceaucescu

La ley promovida por el partido odiador de hombres acabará volviéndose en contra de muchas feministas que jalean y aplauden una norma sectaria y propia de un Gobierno totalitario y mirón que aspira a meter las narices hasta en nuestra cama. Se volverá contra ellas porque esas mujeres son madres, tías o abuelas de varones que serán condenados —en muchos casos de manera injusta— cuando se les aplique el engendro normativo de la señora Ceaucescu. Y entonces se darán cuenta de que parieron un monstruo que se les escapó de las manos. En estas adversas circunstancias sólo cabe confiar en la valentía de un puñado de jueces y en la pericia de algunos abogados para mitigar el daño social que se nos viene encima.

El presunto violador de Igualada, Brian Raimundo C.M. Foto: EFE

“Hay que denunciar a toda clase de manadas, no sólo a las sevillanas, también a las magrebíes, paquistaníes y suramericanas”

Nada de lo que acabo de decir debe ser entendido como una defensa de la violencia machista, ni como un intento de banalizar un problema muy grave. Al contrario; hay que combatir con saña a quien mata, agrede, humilla y margina a las mujeres; hay que denunciar a toda clase de manadas, no sólo a las sevillanas, también a las magrebíes, paquistaníes y suramericanas. 

Pero los millones de hombres que residimos en este país no somos culpables de que una minoría de varones violen o asesinen a mujeres. Tampoco somos responsables de lo que hicieron nuestros tatarabuelos. Un hijo nunca es responsable de lo que haga un padre. Cosa bien distinta es que tomemos conciencia activa en la lucha por la igualdad real entre hombres y mujeres (porque es evidente que aún estamos lejos de ella), pero sin caer en el sectarismo y el odio del partido que indulta a mujeres secuestradoras de niños, como la tal María Sevilla.

Divide a los españoles y los vencerás

Lo que sucede en España no lo hubiéramos imaginado ni en la peor de las pesadillas. El último ejemplo es esta ley perpetrada contra la mitad de la población. Pero no cabe extrañarse de ello porque la norma nace de un Gobierno que ha puesto lo mejor de sí mismo en dividir y enfrentar a los españoles: a jóvenes contra ancianos, a hombres contra mujeres, a empresarios contra trabajadores, a padres contra hijos. Esa es su fortaleza, y así va a seguir siendo mientras conserve el poder. 

En verano, con todos los peligros de la estación, la ley de la señora Ceaucescu entrará en vigor, con la consiguiente amenaza para millones de hombres. Por eso me atrevo a haceros una humilde petición: sed prudentes y evitad, en lo posible, meteros en líos. No tratad con desconocidas y, si lo hacéis, siempre en lugares públicos, a la vista de testigos. Mantened la distancia de seguridad, también en estos casos. Vigilad la mirada porque puede ser considerada un acto lascivo. Y si os llaman a las urnas pensad que hay un partido que trabaja sin descanso para buscar vuestra ruina y desgracia. Ese partido en decadencia —conviene recordarlo una vez más— es Unidas Podemos. Hombres de España, ¿vais a votar a vuestros verdugos?

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