VALÈNCIA (EP). El proyecto europeo PASSport --coordinado por la Fundación Valenciaport y en el que participa la Autoridad Portuaria de Valencia (APV)-- ha sido seleccionado como finalista en el área de digitalización de los Premios Mundiales de la Sostenibilidad en Puertos 2022 de la International Association of Ports and Harbors (IAPH).
Se trata de un trabajo que "resalta el compromiso del Puerto de València con los ODS marcados por la ONU en la Agenda 2030 y que tiene como objetivo dar respuesta a las necesidades expresadas por las autoridades portuarias, capitanías marítimas y las autoridades de control fronterizo para mejorar la protección de todos los puertos europeos", explica la APV en un comunicado.
La propuesta es complementaria a plataformas ya operativas y amplía el perímetro de vigilancia mediante la utilización de una flota de drones que proporciona apoyo operacional a la seguridad.
La idea se caracteriza por prestar especial atención a la vigilancia de la contaminación en aire y agua, edificios e infraestructuras críticas y a los drones marinos. También se centra en el apoyo a la navegación en puerto, así como en operaciones de ataque/desatraque de buques y la identificación de pequeñas embarcaciones no autorizadas que se acercan a las zonas portuarias.
Por otro lado, se espera que el proyecto active canales de comercialización basados en los servicios que ofrece el uso de una flota de drones e integre la actividad de sensores como Galileo para garantizar la seguridad y la protección de las áreas portuarias. PASSport cuenta con el apoyo de 16 instituciones europeas que participan en este proyecto que ha recibido financiación de la Agencia Europea del GNSS (GSA), ahora Agencia de la Unión Europea para el Programa Espacial (EUSPA), en el marco del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea
La IAPH ya premió a Valenciaport en 2020 por los proyectos Green C Ports y LOOP-Ports en las categorías de 'Infraestructura Resiliente' y 'Clima y Energía', respectivamente. El primero permitía reducir el impacto medioambiental de las operaciones portuarias en las ciudades y controlar las emisiones, mientras que el segundo facilitaba la transición a una economía más circular en el sector.