El presidente gallego lidera un frente de ocho comunidades con un discurso sobre financiación autonómica opuesto al valenciano, mientras Ximo Puig continúa buscando aliados
Alberto Núñez Feijóo pronunció el otro día un discurso de investidura, el tercero de su carrera, que no debería pasar inadvertido en la Comunitat si queremos conocer a quien ya está liderando el frente contrario a los intereses valencianos en reparto de la financiación autonómica. Único frente autonómico conocido, de momento, porque a Ximo Puig todos los potenciales aliados se le ponen de perfil en cuanto se da la vuelta.
El líder del PP gallego habló en su discurso de la financiación autonómica y pidió a todos los partidos de su Parlamento "unidad para defender en el Estado una posición de Galicia", al margen de polémicas identitarias. Lo mismo que pide Puig en Les Corts.
Habló Feijóo de los "esforzados" gallegos –pura sinécdoque, se refería a su Gobierno– que "no gastan por encima de sus posibilidades" y, por eso, no tienen que ser controlados por el Estado como otros, no tienen facturas en los cajones como otros, no tienen que recurrir al FLA como otros, no ha tenido que hacer ajustes drásticos como otros, no tienen cerrados a cal y canto los mercados financieros como otros... Por momentos parecía que el discurso versaba sobre la Comunitat Valenciana.
Naturalmente, pasó por alto el detalle de que los esforzados gallegos reciben una financiación del Estado por encima de la media, unos 300 euros más per capita al año que los no menos esforzados valencianos. Un detalle que no le impide considerar a Galicia una comunidad "damnificada" por el modelo de financiación actual, que aquí llora hasta La Rioja, la bienpagá.
Rajoy tuvo la deferencia de acudir a la toma de posesión de su presidente autonómico favorito, su ahijado político, cuando la costumbre es enviar a un ministro
En este punto, pronunció Feijóo un concepto desconocido en el Mediterráneo pero que es el leitmotiv de los encuentros sobre financiación autonómica que se celebran en Poniente: Fondo de Cohesión Demográfica.
Este fondo, que no es otra cosa que más dinero, se justifica porque como en Galicia hay un número de ancianos por encima de la media, su gobierno necesita más dinero para Sanidad, según explicó en su día el presidente gallego: "Un sistema de financiación autonómica es insolidario e injusto si solo tiene en cuenta el número de habitantes", proclamó, obviando que variables como el envejecimiento de la población ya se tienen en cuenta en el actual sistema de financiación. Del mayor gasto en Educación de las comunidades con más natalidad no dijo nada, porque en este debate cada uno habla de lo que le reportaría más dinero y calla lo que no le suma.
El caso es que este Fondo de Cohesión Demográfica del que no habíamos oído hablar en el Mediterráneo lo defienden otras siete comunidades autónomas –Castilla y León, Asturias, Cantabria, La Rioja, Aragón, Castilla-La Mancha y Extremadura–, lo que da un total de ocho, que es la mitad más una de las 15 que se sientan en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Dura batalla se le presenta allí a Vicent Soler.
Y cuidado, porque Feijóo aseguró en la investidura que Mariano Rajoy había asumido el compromiso de crear este fondo, cosa que corrobora la hemeroteca. En la campaña de junio, concretamente. Un Rajoy que, por cierto, tuvo la deferencia de acudir a la toma de posesión de su presidente autonómico favorito, su ahijado político, cuando la costumbre es enviar a un ministro.
Todo lo cual lleva a pensar que el presidente del Gobierno tiene más presentes los argumentos de los esforzados gallegos y sus colegas de otras siete comunidades –casualmente, las mejor financiadas con el actual modelo– que las razones de nuestro esforzado Paco Pérez y hasta las del asesor del Gobierno Ángel de la Fuente.
Como no podía ser de otra manera, habló Feijóo también de infraestructuras, que para algunos es sinónimo de AVE. Del AVE a Galicia –el otro extremo de la vía no lo mencionamos porque siempre es el mismo– afirmó que su comunidad no puede pagar con ese AVE "pendiente desde hace décadas" los "privilegios presupuestarios que algunos quieren obtener". Como si en esa línea al fin de la tierra no se hubiesen enterrado miles de millones de euros en la época de más recortes. Y concluyó el líder gallego anunciando sus prioridades en este punto: "Mantener el compromiso de la conexión con la Meseta en 2018 e impulsar el AVE a Lugo". Sí, a Lugo.
El grupo Ediciones Plaza, editor de Valencia Plaza, CulturPlaza, Alicante Plaza y Plaza Deportiva, no ha recibido un solo euro de ayudas a la promoción del valenciano en la convocatoria de la Conselleria de Educación y Cultura, que ha repartido 2,18 millones de euros a un total de 98 empresas de medios de comunicación valencianos, turolenses –una emisora de radio de la que es administrador el hermano de Ximo Puig– y catalanes. Cero euros.
Lo explicó Eugenio Viñas –redactor jefe de Cultura de Valencia Plaza– en un artículo insuperable, pero no me resisto a dar mis razones.
Nuestro problema no es que no publiquemos contenidos en valenciano, es que no los editamos de la forma que la Conselleria quiere. No lo hacemos porque no es nuestro modelo y porque consideramos que las ayudas del departamento que dirige Vicent Marzà están mal concebidas.
Publicamos artículos y reportajes redactados originalmente en castellano –la mayoría– o en valenciano, sin traducirlos. Se publican en la lengua en que fueron escritos, se colocan en portada, se distribuyen por redes sociales y se envían en el boletín diario con el que desayunan miles de personas. Los escriben periodistas a los que Ediciones Plaza paga puntualmente.
La Conselleria considera que eso merece 0 de los 2,18 millones de euros porque exige que los periódicos digitales que quieran subvención tengan una sección dedicada a la Comunitat publicada íntegramente en valenciano accesible desde un botón visible en portada. Un botón que lleva a un contenedor. Es decir, no es necesario que las informaciones en valenciano sean escritas originalmente en valenciano ni que estén en portada.
Lo fácil habría sido contratar un servicio de traducción más o menos automático, un servicio para el que nos llegaron varias ofertas como esta: "La nostra empresa, formada per lingüistes amb més de 10 anys d'experiència, vos ofereix un servei de traducció i correcció adaptat a la realitat lingüística dels vostres lectors, a més de la gestió directa de les subvencions abans assenyalades".
No somos cazasubvenciones, no hemos descubierto ahora que se puede publicar en valenciano. No caímos en lo fácil. Creemos en nuestro modelo, en pagar a profesionales por contenidos originales antes que invertir las ayudas en pagar por traducciones –con todos nuestros respetos a los traductores–, y no digamos si son automáticas. Con ello generamos menos contenidos en valenciano que otros periódicos digitales, pero todos son originales y de calidad, algunos días están entre los más leídos. Se leen.
Antes que ser aplicados para recibir la recompensa, cuando algo no nos parece bien lo decimos y actuamos en consecuencia, aunque no tengamos premio
Vicent Baydal, Ana Valls, María Iranzo, Vicent Marco, Felip Bens, Pepe Sastre, Eugeni Alemany, Felip Pineda, Ximo Ferrandis, Fèlix Tena, Joan Borja, Clara Giner, Eduard Aguilar, Robert Esteve, Alberto Santamaría, Manolo Montalt y Josep Bosch escriben todas las semanas en nuestros medios en valenciano. También desde la redacción Carlos Garsán y el propio Eugenio Viñas publican algunos de sus reportajes en valenciano.
A muchos les parecerá insuficiente nuestra apuesta, ya nos lo han dicho. Seguro que por cantidad de contenidos no merecíamos los hasta 38.000 euros que la Conselleria ha pagado a un solo medio digital, pero seguro que tampoco merecíamos 0 euros.
Desde que nació en 2010, Valencia Plaza se ha caracterizado por salirse del guión cuando la ocasión lo merece. Por eso, antes que ser aplicados para recibir la recompensa, cuando algo no nos parece bien lo decimos y actuamos en consecuencia, aunque no tengamos premio.
Lo decimos con tristeza, pero sin acritud. Podemos vivir sin subvenciones, aunque nos habría venido bien esa ayuda para aumentar los contenidos en valenciano, para pagar a más profesionales sin necesidad de comprar traductores automáticos. El año que viene intentaremos que los criterios sean otros. Si lo logramos, será en beneficio de todos, medios de comunicación, periodistas y lectores.
Militantes de Madrid, Aragón, Castilla La Mancha, Castilla y León, Galicia y Extremadura reclaman un sistema justo y multilateral