VALÈNCIA. Tres años hace desde que el proyecto se anunció oficialmente. Fue en noviembre de 2020 cuando se desveló el que era un secreto a voces: el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) contaría con una subsede en la ciudad de València. A voces porque el concurso a través del que accedió Nuria Enguita a la dirección artística del museo ya planteaba en sus bases que los candidatos debían plantear una propuesta de contenido para un posible nuevo espacio. Pocos meses después, la Conselleria de Cultura concretaba el asunto. La nueva sede del museo se levantaría en una de las naves de Ribes -ubicada en el Parque Central- y abriría sus puertas en 2023. Así se anunció en ese noviembre de 2020, durante una presentación que, además de la directora del IVAM, sumó en la fotografía de familia a Vicent Marzà y Raquel Tamarit, entonces conseller y secretaria autonómica de Educación, Cultura y Deportes, y al entonces alcalde de València, Joan Ribó, pues la nave es propiedad del Ayuntamiento de València. “Queremos que sea un espacio referencial, que interactúe con otros espacios museísticos del mundo […] Se transformará en un grandísimo espacio expositivo y de agitación cultural”, subrayó entonces Marzà.
De esas palabras se cumplen ahora tres años, tres años en los que, aunque en un primer momento se dio algún avance, no se ha llegado a cumplir el objetivo anunciado. Apenas quedan unas semanas para dar carpetazo al 2023 y la apertura de la nueva sede del IVAM está lejos de ser una realidad. Entonces, ¿qué se sabe del asunto? Fue en abril de 2022 cuando finalmente el Ayuntamiento formalizó los trámites de cesión del muelle 3 del Parc Central al museo para que este pudiera disponer del espacio municipal y convertirlo en su nueva sede, una cesión con carácter gratuito y por un plazo de 75 años. Mientras esta cuestión avanzaba, desde el museo ya habían comenzado a trabajar en una propuesta artística específica que diera una personalidad diferenciada a la nave, siendo la subsede pensada para acoger una práctica más contemporánea así como proyectos vinculados con el propio contexto en el que se sitúa.
Ya en 2021 la propia Enguita explicaba durante una entrevista con este diario: “Estoy trabajando en un hipotético programa para la sede que esté también situado, en el sentido de que está en un parque, con lo que hay cuestiones que puede ser interesante trabajar allí por ser un espacio paisajístico; porque está entre Ruzafa y Malilla, en un barrio en expansión... estamos trabajando para desarrollar este programa a partir de 2023. El espacio nos da una libertad mayor que el cubo blanco que es el museo”. El discurso, sin embargo, se veía forzado a cambiar su marco frente a los distintos retrasos. Así, un año después, la directora señalaba: “Espero que en 2024 podamos abrir […]; Me gustaría que fuera en el primer semestre”. Ya en 2023, desde el museo admitían "dificultades" para impulsar la licitación, lastrada por la falta de personal. Así, ninguno de los calendarios anunciados se cumplirán.
Lo cierto es que las cosas empezaron a torcerse pronto. El camino a recorrer estaba claro. Primer paso, la cesión de la nave a la Generalitat. Check. Segundo paso, licitación del proyecto. Tercero, ejecución del mismo. Si bien el primero se ha llevado a cabo, los dos últimos son los pasos que han encallado, una redacción y ejecución del proyecto que, teniendo en cuenta que todavía no se ha tramitado, dibuja un mapa en el que la subsede abriría sus puertas, como muy pronto, en 2025. En este sentido, el futuro inmediato del proyecto está marcado por dos cuestiones. Por un lado, la más obvia, el cambio de color en el gobierno autonómico, con el área de Cultura liderada ahora por Vicente Barrera (Vox). La segunda, el anuncio de las negociaciones con la fundación privada Per Amor a l’Art, impulsora del centro de arte Bombas Gens, para la donación de parte de su colección a la Generalitat, una donación que, tal y como confirmaron unos y otros, pasaría sí o sí por el IVAM, desde donde se gestionarían los fondos.
Tanto el anuncio de la creación de la subsede como el inicio de negociaciones con Bombas Gens fue liderado por el Botànic, con lo que la ‘patata caliente’ está ahora en la nueva Vicepresidencia Primera y Conselleria de Cultura y Deporte, que deberá tomar las decisiones pertinentes para llevar a cabo o no ambos proyectos. Sobre la subsede, explican a este diario, se habrían iniciado "conversaciones" para retomar el asunto, aunque todavía no hay más concreción al respecto. Bien es cierto que el proyecto de presupuestos de 2024 refleja una partida de 1,34 millones para su desarrollo, una partida similar a la de años anteriores para el mismo objetivo, aunque nunca se ejecutó. Sobre la donación de parte de la colección de Bombas Gens, tal y como desveló este diario la pasada semana, admiten no haber realizado ningún contacto todavía para tratar el tema.
Pero, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Aunque ni unos ni otros lo confirmaron, fuentes de toda solvencia explican a este diario que el anuncio de las negociaciones con Bombas Gens y el rol que jugaría el IVAM habría sido clave para que en los despachos de Generalitat la subsede dejara de ser un asunto urgente, a la espera de saber cómo iba a afectar al museo y en qué términos se iba a producir la donación. Con todo, llega noviembre de 2023, tres años después del anuncio del proyecto, y ni se ha concretado la donación de la fundación, ni se ha licitado el proyecto ni, mucho menos, la obra. La sede, lógicamente, está lejos de abrir sus puertas ni en 2023 ni en 2024, dejando a la nave de Ribes sin uso a la espera del previsible desembarco del museo.