¿Me va tocar volver hablar de Trump? Todo el mundo lo está haciendo. Porque el mundo se ha alarmado ante la noticia de un atentado en Suecia la noche del sábado. El mundo civilizado. Pero no por el atentado, sino por su inexistencia. Y por la procedencia de la noticia, dada a gritos y en tono alarmista por el presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump. Sí, a gritos y ante un público multitudinario. La respuesta no se hizo de esperar y el ex Primer Ministro sueco Carl Bildt, le respondió, esta vez por el medio habitual de Trump, Twitter (“¿Qué se ha fumado?”) mientras llegaban las primeras quejas de la embajada y el Ministerio de Asuntos Exteriores de suecos.
Podría ser una anécdota más de las realidades alternativas -inventadas- del portavoz de Donald Trump o de la teoría de la post-verdad, que obvia los hechos objetivos para explicar un acontecimiento por hechos emotivos. Sí. Las emociones mueven al mundo. Ya lo dijo Eduard Punset en su libro Viaje a la felicidad. Y no inventó nada. Tampoco Trump.
Veamos a continuación más que un decálogo, porque son once, cuáles son los principios de comunicación de Trump para llegar a la Casa Blanca:
1.-Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo e individualizar al adversario en un único enemigo: “Mexico no es nuestro amigo. Nos están matando en la frontera, en trabajo y comercio”.
2.-Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada: “Nuestro sistema legal está roto. El 77% de los refugiados que han entrado en Estados Unidos provienen de siete países sospechosos. ¡Qué peligro!”.
3.-Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan: El mítin de Trump: “¿Ves lo que está pasando la pasada noche en Suecia? ¡Suecia! ¿Quién podría creérselo? ¡Suecia!”.
4.-Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave: “Un terrorista radical islámico ha atacado el Museo del Louvre en París. ¡Dejemos al diablo fuera denuestro país!
5.-Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar; además, tienen gran facilidad para olvidar. “America first -¡América primero-!”.
6.- Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente. Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad. “No crean a los medios de comunicación y sus falsas noticias”.
7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa: “El sistema de Sanidad de Obama continua fallando”.
8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias: “ISIS tiene un campo de entrenamiento a ocho millas de nuestra frontera sur”.
9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, contraprogramando con medios de comunicación afines. “Las falsas noticias de la prensa intentan decir que la gran escalada de la inmigración en Suecia está resultando perfecta. ¡No!“
10.- Principio de la transfusión. La propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas: “Tenemos que construir un gran muro en la frontera de México”.
11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad: “¡Haced América grande otra vez!”
Perdón, me he equivocado. Lo que he reproducido son los principios nazis de Goebbels, el Ministro de Propaganda de Adolf Hitler que le ayudó a llegar al poder en Alemania en 1933. Pero los mensajes son reales. Son tuits extraídos de la cuenta oficial de Twitter de Donald Trump. Recordemos el siguiente paso: Goebbels prohibió todas las publicaciones y medios de comunicación fuera de su control. En otro momento, durante una rueda de prensa, Trump ha acusado a los medios de estar “fuera de control”.
Sigamos recordando aquella época con parte del famoso poema del pastor alemán Martin Niemöller: "Primero vinieron a por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego se llevaron a los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Hoy vinieron a por mí, pero ya es demasiado tarde”.