El director y guionista valenciano Iván Fernández de Córdoba presenta Quieto Billy, un cortometraje rodado enteramente en València y que está ahora proyectándose por festivales con posibilidad a ser preseleccionado para los Goya. El cortometraje podrá verse proyectado en el festival ACICOM de València del 10 al 19 de octubre y el próximo 28 de octubre en los Cines Lys, en la sección oficial de la XVI Edición de Cortocomenius
VALÈNCIA. Hace poco más de un año la distancia entre el Cabanyal y los Goya era de apenas 4 km, pero inevitablemente (y tras la partida de los premios de València) la distancia se volvió a alargar. Sin embargo, gracias al equipo valenciano de Quieto Billy la distancia comentada se vuelve a acortar. Su director, Iván Fernández de Córdoba, cuenta en apenas 15 minutos un relato de esperanza y superación de la mano de los actores Rebeca Valls y Bruno Tamarit, ambos galardonados en los premios MAX. Esta vez el reto frente a la cámara es contar una historia de calidad humana en la que ambos protagonistas del relato se entrelazan en un relato con la esperanza como hilo conductor.
La inspiración para confeccionar Quieto Billy nace por parte de la pareja de Iván, educadora social, quien le contaba las "batallitas" de los centros de menores, historias que poco a poco fraguaron y tomaron forma en la cabeza del director, generando este cortometraje. Para contar la historia se habla de Billy, un niño conflictivo que ahora como adulto disfruta de una vida mejor: “para la construcción del personaje de Billy, me basé en una serie documental en la que trabajé hace unos tres años. Uno de los capítulos trataba sobre la construcción, abandono y deterioro del barrio de La Coma. Hubo una entrevista en concreto que me dejó conmocionado. De ahí, surgió Billy”, confiesa el director.
Para comprender el presente es necesario mirar al pasado, cuando Billy (interpretado por Tamarit) y María (Rebeca Valls) se cruzan en un centro reformatorio. El joven Billy ya está echando su vida a perder, pero es su mentora María quien logra reconducirle de cara a su futuro, que los ha llevado a encontrarse en el mítico bar La Paca del Cabanyal por primera vez, estando ambos en plena etapa adulta. La conversación entre ambos personajes pone en claro como el encuentro y enlace del pasado reconduce a ambos a un escenario totalmente novedoso en el futuro, teniendo la esperanza como hilo conductor del relato. Todo ello cuenta con un telón completamente valenciano, en el que según el director se aprovechan los recursos naturales de la terreta para generar la historia: “Me fascina el cauce del río Turia, la vegetación, la piedra, la textura, la diversidad que respiran sus espacios... y además, hacía un gran símil con el far west”.
Frames de 'Quieto Billy'
El cortometraje sigue evidenciando que los valencianos tienen que ir un poco construyendo la financiación mientras graban, es por ello que este proyecto ha contado principalmente con el apoyo local por parte de todo el equipo, 95% valenciano y compuesto por los siguientes nombres: respecto a los jefes de equipo, Carlota Lloret estuvo a cargo de la producción, Juan Carlos Fita en la dirección de fotografía, Sara Ortega en la dirección de arte y vestuario, Candela Pascua en el maquillaje y la peluquería, Arturo Salom en el sonido y Mario Pina creó la banda sonora.
El director valenciano ya había estado preseleccionado para los Goya con su cortometraje Un lugar, un cortometraje con Abdelatif Hwidar como protagonista que desvela el relato de un inmigrante árabe que tiene que superar los prejuicios de una familia europea para reparar su coche y llegar a su destino final, un trabajo rodado enteramente en la localidad de Culla (Castelló). En Quieto Billy logra, con más años de experiencia y gracias a los “favores de los colegas de la profesión” generar un relato en el que la esperanza conduce todo, de principio a fin, en el que todo genera un impacto futuro para bien o para mal, cualquier acción y cualquier acto: “A veces, vamos por la vida haciendo cosas de las que ni siquiera nos damos cuenta, generando un impacto futuro, para bien y para mal. Encontrarte con eso de frente, tras muchos años y después de haberte perdido en el camino, reconectar con lo que fuiste, con lo que hiciste con el corazón por delante. La esperanza es alentadora incluso en los momentos más tristes”.
La cinta, dirigida por Javi Polo (The Mistery of Pink Flamingos), parte de una idea original de Juanjo Moscardó y está protagonizada por los dos científicos de València que durante años tomaron el pelo a la comunidad pseudocientífica
El productor valenciano Carlos López lidera un equipo completamente valenciano para crear Eixida, un cortometraje que exhibe la ansiedad en los mayores a través de los ojos de Olivia, una mujer que sale a la calle en plena “odisea mental”