Economista, censor de cuentas, profesor, consejero independiente en Reig Jofre —antigua Natraceutical— y once años supervisando los mercados desde la CNMV
VALENCIA. Madrileño (1953), economista, censor de cuentas, profesor, actual consejero en Reig Jofre —antigua Natraceutical— y en Eurodeal, Audax Energía y la Sociedad Gestora del Fondo de Garantía de Inversiones, además de haber ostentado cargos de responsabilidad en Nordkapp y la CNMV, donde estuvo más de una década en la dirección general de Fomento y la División de Sujetos del Mercado.
Un currículum que acredita a Ramiro Martínez-Pardo como buen conocedor de los mercados financieros, para quien "la regulación es un elemento primordial para ordenar la convivencia y consecuentemente para el buen funcionamiento del mercado". Y para desarrollar esta labor "es necesario que se dote al supervisor con todos los medios de vigilancia necesarios, con personal altamente formado, y adecuadamente remunerado". Martínez-Pardo advierte de la necesidad de fomentar y promover el negocio nacional. Y no le falta razón, viendo las sicavs españolas en Luxemburgo; por no hablar de las empresas que emiten fuera del territorio nacional. Para muchos es lo que tiene estar en un mundo globalizado y más desde el punto de vista financiero.
Una circunstancia a la que no son ajenas las bolsas regionales —como la valenciana— "convertidas hoy en día en sociedades de servicios que nacieron como un negocio monopolístico y actualmente compiten directamente con los brókers". De ahí que el proceso de concentración bursátil en el planeta iniciado hace unos años tenga todo a su favor para continuar porque "lo que de verdad hace falta es una bolsa europea", sostiene.
Para este curtido experto, la bolsa ofrece un recurso ilimitado a la hora de financiar proyectos empresariales "pero exige disciplina, buen gobierno corporativo, transparencia y profesionalización". Unos parámetros que muchas pymes no son proclives a seguir, tal y como sucede en la Comunitat Valenciana pese al amplio tejido empresarial existente, pero donde "sigue habiendo un problema cultural y, en particular, con las empresas de origen familiar".
Este consejero independiente de Reig Jofre, antigua Natraceutical, tiene claro que el contrasplit de finales de septiembre hará más atractiva la cotización. "Esperamos contar con una mayor presencia de accionistas institucionales y que la calidad del valor en bolsa esté en línea con la nueva realidad empresarial de la compañía", apunta Martínez-Pardo.
Conviene recordar que muchos accionistas son valencianos, por los orígenes de la empresa, que "han sido testigos en los últimos años de una profunda transformación culminada con la fusión con Reig Jofre".
Tras la criba en el sector inmobiliario valenciano ya se están detectando oportunidades entre los grandes inversores donde el negocio fiduciario —tan utilizado en países como México, Colombia y Chile— podría desempeñar un papel relevante ahora que se está reactivando el negocio del ladrillo.
Martínez-Pardo: "El negocio fiduciario podría servir para recuperar la pérdida de la confianza de los inversores en los agentes económicos y financieros"
Más allá del inmobiliario, la fiducia es una figura apta para negocios como la exportación o la mejora de la calidad crediticia de una compañía, separando sus activos, financiando proyectos, etc. "El negocio fiduciario podría servir para recuperar la pérdida de la confianza de los inversores en los agentes económicos y financieros. Aunque a algunos la fiducia les suene a testaferro, equivale a confianza (trust)".
Entre los muchos cargos que ostenta Martínez-Pardo está el de presidente de la Comisión de Ética y Práctica Profesional del IEAF, institución que trata de velar por el comportamiento ético de los analistas. "La actividad financiera se desarrolla en un terreno pleno de conflictos de interés donde los comportamientos deshonestos pueden encontrar oportunidades. De ahí que la clave esté en identificarlos, prevenirlos y resolverlos para evitar que la toma de decisiones esté condicionada por intereses personales".
Habitual visitante de tierras valencianas, está al corriente del vuelco electoral en la Comunitat y de la implantación de la Economía del Bien Común. "Como idea me resulta muy sugerente y atractiva en un momento político como éste, pero también utópica porque harían falta varias generaciones para implantarla de verdad. En un proyecto europeo en el que estamos, donde hemos renunciado prácticamente a la soberanía nacional, se hace más complejo".
Haber trabajado muchos años en primera línea de la banca privada le confiere potestad para recomendar que no se demonice a las sicavs, porque "si les pones trabas se irán fuera de España, ya que el dinero es cobarde". Que ningún accionista tenga más del 30% de la sociedad, elevar el número de partícipes hasta los 500 o aumentar la tributación hasta el 10% son posibles amenazas en el horizonte.
Por último, el experto recomienda potenciar las sociedades de inversión libre "a través de una menor regulación, porque son un producto con futuro —dirigido a profesionales— y el regulador debería seguir apoyándolas".
(Entrevista publicada en la revista Plaza de septiembre de 2015).