VALÈNCIA. El pasado mes de agosto, el dibujante ecuatoguineano Ramón Esono pasaba un tranquilo mes de vacaciones en Ontinyent junto a su hija, Celicia, y su mujer, la valenciana Eloísa Vaello Marco. Una estancia en familia que aprovecharon para tramitar los visados que les permitirían trasladar su residencia al Salvador, ciudad a la que había sido destinada Eloísa como directora del Centro de Cultura de España. Hasta el momento, Ramón había podido acompañar a su pareja en sus desplazamientos profesionales haciendo uso del visado diplomático en calidad de conyugue, pero un cambio en la legislación le obligaba ahora a regresar a su país para renovar su pasaporte. Un trámite común y corriente para cualquier ciudadano, pero no para un artista contrario al régimen del presidente Obiang. Él sabía que su libertad o su integridad física correrían peligro en el momento en que pisara de nuevo la ex colonia española.
No se equivocaban los que trataron de disuadirle de emprender el viaje. Hoy, Eloísa celebra en Ontinyent una extraña y triste Navidad en ausencia de Ramón, inmersa en la movilización de una campaña internacional por la libertad de su marido, detenido el 16 de septiembre. A esta campaña se han sumado Amnistía Internacional, Reporteros Sin Fronteras, Human Rights Watch, la Asociación de Caricaturistas Editoriales Americanos y más de una decena de otras organizaciones no gubernamentales. En el momento de escribir estas líneas, Ramón Esono Ebalé suma casi cien días encarcelado en la prisión Black Beach de Malabo, considerada como una de las más duras del mundo, con unas nefastas condiciones de higiene, alimentación y asistencia médica.
La pesadilla de Obi (2014) , título de la novela gráfica en la que el artista gráfico caricaturizaba al presidente Obiang y criticaba la situación sociopolítica de su país, se ha convertido también para él en un mal sueño. En este cómic, traducido al inglés y al español y distribuido de forma clandestina entre la población del país centroafricano, Ramón denunció con acerada ironía la corrupción y el abuso de poder que sufre Guinea Ecuatorial desde hace casi cuatro décadas, así como el reparto injusto de la riqueza, la censura y los problemas cotidianos de educación y sanidad. También ganó notoriedad en su país en los últimos años gracias a su blog 'Las Locuras de Jamón y Queso' y la emisora virtualLoco TV, proyectos que comenzó a desarrollar desde Paraguay, país al que se había mudado junto a su familia tras abandonar Guinea Ecuatorial. “A él le animaba mucho saber a través de sus hermanas, que siguen viviendo en Malabo, que sus dibujos se fotocopiaban y se repartían bajo mano”, nos cuenta Eloísa. Sin embargo, la popularización de estos dibujos se tradujo también en un terrible goteo de amenazas anónimas, que de alguna manera anticipaban la posterior sucesión de acontecimientos.
Tampoco ayudó a Esono su apoyo explícito a Juan Tomás Ávila, un trabajador del Centro Cultural de España en Malabo que se declaró en huelga de hambre en 2011 en protesta por la visita del ex ministro socialista José Bono al presidente Obiang, o el video publicado en las redes sociales en la que el dibujante rompía ante las cámaras su poasaporte de Guinea Ecuatorial como gesto simbólico. “Él como es lógico sí tenía ganas de volver a su país y ver al resto de su familia, pero cada vez que se lo planteaba sus hermanas le decían que ni se le ocurriera”, relata Vaello.
Corrupción y pobreza
Nada de lo que denuncia Ramón en sus viñetas resulta novedoso para las principales organizaciones humanitarias del mundo. El presidente Teodoro Obiang Nguema, en el poder desde 1979 tras un golpe de Estado ejercido contra su tío, dirige con mano de hierro el destino de su país desde entonces. A pesar de ser una de las naciones más ricas del mundo por la abundancia de recursos naturales (principalmente petróleo, gas natural y madera), la mayor parte de la población vive con menos de dos dólares al día.
Sobre Guinea Ecuatorial, la ONG Human Rights Watch ha afirmado que “los enormes ingresos procedentes del petróleo financian los fastuosos estilos de vida de la pequeña élite que rodea al presidente, mientras que una gran parte de la población sigue viviendo en la pobreza”. Este lamentable panorama se complementa con detenciones arbitrarias, desapariciones forzosas y juicios sin las mínimas garantías democráticas.
“Se fue con miedo; sabíamos que podía pasar algo. Reconozco que pecamos todos de inocentes. Yo pensaba que a lo mejor le daban un toque de atención o algo así, pero nunca pensé que podrían llegar a encarcelarlo. Cuando lo hicieron, pensé que sería una bromita de dos semanas. Y ya hace tres meses que lo retienen”, comenta Eloísa con aplomo.
Dos semanas después de llegar a Guinea, Ramón todavía peleaba por conseguir sus papeles. Hasta que el 16 de septiembre, cuando salía de comer con dos españoles, los tres fueron detenidos e interrogados. Según el testimonio de estos dos amigos, que después fueron liberados, el grueso de las preguntas de los policías giró en torno al activismo político de Ramón. Al día siguiente, sin embargo, y sin presencia de ningún abogado, sentaron a Ramón delante de una bolsa de deportes repleta de dinero que él rehusó tocar en todo momento. Grabaron un video que posteriormente se emitió en la televisión pública ecuatoguineana. La puesta en escena tenía una razón de ser: imputar al artista unos supuestos delitos de falsificación de moneda y blanqueo de capitales que familia, amigos y ONGs consideran “absurda”.
Tras el auto de procesamiento, Esono fue llamado de nuevo ante el juez para confirmar los cargos, esta vez sin la presencia de los letrados que defienden al dibujante, “puesto que ya había finalizado el año judicial y sus abogados estaban en el extranjero”. “Desde el punto de vista legal este proceso no se sostiene ni con pinzas”, afirma Vaello, que solo ha podido hablar con su marido en dos ocasiones desde que fue detenido.
“La última vez que hablé con él le vi muy animado y dándonos muchas fuerzas a los demás. Pero a los dos días se produjo un altercado en la cárcel y rociaron a los presos con gases lacrimógenos. Debio tragar mucho y cayó enfermó, con vómitos, problemas respiratorios y diarrea. Eso, sumado a las condiciones de una prisión africana y a la llegada de la Navidad, ha hecho que se desmoralice mucho durante estos días, según me han contado sus hermanas”.
La causa de Esono Ebolé se ha elevado a Naciones Unidas a través de dos bufetes de abogados (uno londinense y otro español), con la ayuda de la ONG Ecuatorial Guinea Justice. Esgrimen la violación de la libertad de expresión y lo que consideran un caso de detención arbitraria en la que no se ha dado suficiente cobertura legal.
Simultáneamente se ha activado una campaña en redes sociales con el hashtag #FreeRamon con la publicación de cartas abiertas e ilustraciones de multitud de periodistas y artistas.
A pesar de la presión ejercida desde todos lo flancos, la familia del dibujante continúa sin recibir repuesta alguna por parte del Gobierno guineano. La mayor esperanza reside ahora en la labor diplomática. “Sabemos que el Ministerio de Asuntos Exteriores español está en negociaciones con ellos, pero todavía no nos han dicho nada”. Eloísa tiene claro que una de las claves de que estas conversaciones lleguen a buen puerto es no dejar que se apague la atención mediática sobre el caso.
A la cola en libertad de expresión
Guinea Ecuatorial ocupa el puesto 171, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2017 de Reporteros Sin Fronteras. “La censura que se ejerce oficialmente en Guinea Ecuatorial es de las más severas de África –reza el demoledor Informe Anual de esta organización-. No existen medios independientes, ni sindicatos ni asociaciones que defiendan y protejan a los periodistas. La prensa estatal funciona con prohibiciones y restricciones asfixiantes: no se puede informar de primaveras árabes, ni de los conflictos en Siria o Burkina Faso, entre muchos temas. Todos los periodistas son funcionarios y pueden ser detenidos, despedidos, sancionados o suspendidos sus programas en cualquier momento si se salen del único carril posible: difundir la propaganda del partido en el poder”.
Aunque Ramon es el único caricaturista conocido de su país, no es ni mucho menos el único artista que ha terminado en la cárcel por comentar la realidad social y política. Hace tan solo seis meses -comenta Eloísa- un rapero fue encarcelado por escribir una canción en defensa del gremio de taxistas, que se había declarado en huelga en el país. Desgraciadamente, Ramón no será el primero ni el último”.
“Ramón es una persona muy creativa, que necesita estar constantemente dibujando; siempre le verás con un lápiz y un papel. Por otro lado, tiene un sentido muy acusado de la justicia, y siempre ha sentido una gran responsabilidad hacia su país, aunque viviera fuera. A él le gustaría dibujar cosas más bonitas y artísticas, pero su obsesión con la falta de libertades se lo impedía”.
Como dibujante de cómics, Ramón Esono ha ganado varios premios y certámenes internacionales -como el concurso Regarde 9, en el Festival Internacional de BD de Angulema (Francia)- y ha expuesto en ARCO Madrid, en Museo del Barro (Paraguay) y en diversas galerías de Europa, América y Estados Unidos. En la Comunitat Valenciana también ha mostrado su obra en dos ocasiones, una en València y otra en Ontinyent. La Red Internacional de Derechos de Dibujantes lo ha galardonado en 2017 con el Premio a la Valentía en las Caricaturas Editoriales.