VALÈNCIA. Se estima que diariamente cada persona produce aproximadamente dos kilos de basura. Si esta cifra se multiplica por los 4.975 millones de habitantes que hay en la Comunitat Valenciana, cada día se producen casi diez mil kilos de basura que, de no reciclarse correctamente, acabarán tirados en un vertedero. Y aunque en primera estancia se puede creer que el reciclaje forma parte de nuestras vidas y no hay dudas sobre qué hay que depositar en cada uno de los contenedores, lo cierto es que todavía queda mucho por hacer en materia de reciclaje.
Una conciencia que se toma al visitar la planta de tratamiento de residuos ubicada en Caudete de las Fuentes, a la que llega todo aquello que es depositado en el contenedor gris. Una cantidad ingente de residuos entre la cual se puede ver pelotas de tenis, palos de escoba, zapatos, sábanas… e incluso latas o plásticos, que deberían haber sido depositados en el contenedor amarillo. De hecho, los responsables de la planta de Caudete explican que cuatro de cada cinco envases ligeros (el 80%) van al contenedor gris y un 20% se deposita en el contenedor correspondiente (el amarillo). No solo eso, el 40% del vidrio llega a esta planta, porcentaje que se podría reducir a cero si se depositara en el contenedor verde del vidrio.
Una mala gestión de los residuos por parte de los ciudadanos que hace que ese 30% que se recoge de restos de comida llegue mezclado con envases de plástico, cartón, aluminio, vidrio, ropa, muebles, sábanas… Y cualquier objeto imaginable. Un caos que debe ser ordenado en la planta de tratamiento de residuos de Caudete de las Fuentes. Así lo explica Ángel Rodríguez, gerente de la instalación del Consorcio Valencia Interior (CVI) recordando que el primer paso para evitar este “caos” es reciclar bien. De ahí que pida a la ciudadanía que sea consciente de esta realidad: “la gente va al contenedor, ve que los residuos desaparecen y no sabe dónde van”.
Una concienciación que también estará apoyada por la penalización económica pues a partir del 1 de enero de 2023 cada municipio deberá pagar treinta euros por cada tonelada de material que no debería llegar hasta la planta de Caudete de las Fuentes. Y es que, por ejemplo, la planta de Lliría recientemente tuvo que ser parada porque se encontraron un obús de la guerra.
Una ingente cantidad de toneladas de desperdicios que no deberían llegar y cuyo porcentaje hay que reducir. Así lo señala Robert Raga, alcalde de Riba-roja de Túria y presidente del Consorcio Valencia Interior al expresar que “tenemos que intentar que cada vez llegue menos al vertedero y que lo que ahora es un problema, pueda ser una oportunidad”. Lo dice teniendo presente esa nueva ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular y que obligará a recuperar el 90% de los residuos: “Del 30% de materiales que actualmente no sabemos qué hacer con ellos hemos de bajar hasta el 10%”, han explicado.
A la planta de residuos de Caudete de las Fuentes llegan los desperdicios que generan 250.000 habitantes, que suman alrededor de 140.000 toneladas de residuos urbanos cada año. Esto implica que la entidad —a través de la planta de Caudete de las Fuentes y de la planta de tratamiento de residuos de Llíria— debe hacer frente a los residuos que se generan en más del 50% del territorio de la provincia de Valencia. Por eso, los esfuerzos del Consorcio Valencia Interior están puestos en perfeccionar el procedimiento de cribado y separación, fundamental en el tratamiento de los residuos, ya que permite recuperar los materiales reutilizables y evitar su depósito en vertedero.
De ahí también que en los últimos nueve años la instalación haya ido introduciendo mejoras, como la adquisición de un segundo separador óptico de vidrio, que permite recuperar, por un lado, fragmentos de este material (aptos para hacer nuevos envases) y, por otro, fragmentos de loza, grava e inertes. O la construcción de una nueva basa que, con dos millones y medio de metros cúbicos, podría estar en funcionamiento el próximo año y tener una vida de unos diez años. “Es imposible especificar los años que durará porque, por ejemplo, en 2006 previmos unas 1500 toneladas de muebles al año y en la actualidad son 13.000”, detallan los responsables durante la visita.
En este sentido, buena parte del éxito con respecto a la gestión de estos residuos tiene que ver con una apuesta permanente por la innovación y un trabajo continuo de modernización de procesos y maquinaria. De hecho, a finales del año pasado, el CVI invirtió una cifra superior a los 400.000 € para introducir mejoras en el proceso de afino, que permitan un cribado más exhaustivo de los residuos orgánicos.
Asimismo, tal y como explican, la de Caudete es una de las pocas plantas valencianas con depuradora de lixiviados; es decir, de las aguas contaminadas que resultan de la gestión de la instalación de eliminación de los materiales que no se han sabido recuperar. Un aspecto fundamental pues estos fluidos, mal gestionados, pueden tener un impacto negativo en el medio natural. Para evitar esto, se aplica un tratamiento de ultrafiltración y ósmosis inversa, la planta de Caudete logra reconvertir estos tóxicos en agua totalmente limpia para su autoabastecimiento. Un agua que, además, se reutiliza en la propia instalación.
Mirando hacia esos depósitos, Robert Raga recuerda el vertedero de Basseta Blanca, clausurado en 1993 y que tras casi treinta años después sigue ocasionando problemas para el entorno por las filtraciones, aunque el Consell ha consignado una partida para su definitivo sellado.
Una vez separada la materia orgánica procedente del contenedor gris, se inicia un proceso de unos 45 días para general un material bioestabilizado con aplicación en la mejora de estructura de suelos agrícolas, jardinería conservación de taludes, etc. Un material que se diferencia del compost por ser resultado del compostaje de la fracción orgánica mezclada de los residuos domésticos.
Por ende, recuperar el mayor volumen posible de materiales aprovechables y, al mismo tiempo, contribuir al desarrollo socioeconómico de la zona y fomentar la preservación del entorno natural son los objetivos del trabajo desarrollado en la planta. Un trabajo que también requiere de la complicidad de la sociedad, que debe depositar los residuos en el contenedor correcto.
El Consorcio Valencia Interior (CVI) está constituido por 61 municipios de la comarcas del interior de Valencia: Camp de Túria, la Hoya de Buñol- Chiva, la Plana Utiel Requena, el Rincón de Ademuz y la Serranía, más los municipios de Millares y Cortes de Pallàs, la Diputación de Valencia y la Generalitat Valenciana.