El cuidado del medio ambiente y el respeto a la naturaleza y la tierra donde vivimos no sólo necesita de grandes acciones y cantidades de dinero; también necesita pequeños proyectos liderados por personas sensibilizadas. Os presento una escuela que recicla vidas.
Esta es la historia de un proyecto pequeño, local y familiar que lleva trabajando el reciclaje y el cuidado del medio ambiente desde hace 10 años en una isla perdida de la costa de Kenia, la isla de Lamu.
Este proyecto ha conseguido levantar una escuela sobre los cimientos del reciclaje, ha conseguido concienciar a las personas que trabajan en él y ha conseguido crear un hogar para los niños y niñas que cada día acuden a estudiar. Este proyecto es una escuela, la escuela Twashukuru de la isla de Lamu en Kenia, una escuela construida con botellas.
Unas botellas que cambian vidas. Una escuela que hoy con la terminología moderna del momento podría denominarse una eco-school.
Una escuela y un proyecto que persigue trabajar con los materiales de su entorno, construirse con material reciclado y, sobre todo, enseñar a las personas involucradas con el ejemplo. Este proyecto pone su granito de arena en el cuidado y el respeto por el medio ambiente. Este proyecto se desarrolla en un lugar mágico y contaminado y tiene una historia limpia y digna de contar y de compartir.
Esta semana se ha celebrado el Día Mundial de Medio Ambiente. Una efeméride que nos recuerda la importancia del medio ambiente y sobre todo, el trabajo que nos queda por hacer. Esta efeméride que se va consolidando todavía no tiene la importancia que debería tener. El medioambiente todavía no es respetado como debería ser, no se le da la importancia que tiene y a veces se nos olvida que nosotros formamos parte de él, que somos parte de él, que venimos de él y que somos naturaleza pura. Precisamente el tema de 2017 se ha centrado en la conexión de las personas con la naturaleza. Dependemos de la naturaleza y del medio ambiente aunque a veces en nuestro día a día se nos olvide.
A veces se nos olvida pensar de dónde viene el agua que consumimos, se nos olvida pensar en los alimentos que comemos… se nos olvida nuestra dependencia de la naturaleza y del medio ambiente.
Nuestro sistema de vida está alejado de la naturaleza aunque siga dependiendo de ella. Pero son las personas que viven en países en desarrollo quienes sufren primero las amenazas que los ecosistemas afrontan contaminación, cambio climático, sobreexplotación… ).
Como afirma el Secretario General de la ONU, “sin un medio ambiente saludable, no podremos acabar con la pobreza ni fomentar la prosperidad. Todos tenemos una función en la protección de nuestro único hogar: podemos utilizar menos plástico, conducir menos, desperdiciar menos alimentos y enseñarnos unos a otros a cuidarlo”. Unas palabras que no dejan de ser una declaración de intenciones y que deberían ir acompañadas con las acciones pertinentes para hacerlo, pero que sobe el papel tienen todo su sentido.
Y para trabajar el cuidado del medio ambiente es importante empezar de cero. Es importante trabajar con los niños y niñas que serán los principales afectados el día de mañana si el descuido por el medio ambiente sigue en la misma línea.
La gestión de residuos es una tarea que damos por supuesta de manera implícita en un sistema desarrollado en que vivimos pero que no siempre se trabaja de manera correcta y, sobre todo, no siempre se da. Ahora vivo en una isla donde la gestión de residuos brilla por su ausencia. Donde no siempre tenemos agua en la casa y donde los cortes de luz están a la orden del día con todo lo que ello conlleva.
Y quizá esta ausencia en la gestión de residuos haya sido determinante para desarrollar el ingenio y la creatividad y trabajar el cuidado del medio ambiente desde el reciclaje.
En la isla de Lamu se trabaja el reciclaje desde varias aristas y todas igual de creativas. Es curioso ver el trabajo de artistas que se han reinventado y trabajan su arte a través del reciclaje. Artistas que convierten las sandalias perdidas que encuentran en las playas en material con el que hacen marcos de fotos, cortinas y un sinfín de productos de decoración.
Tampoco es raro observar las maravillas de arte que hacen con la madera de los barcos viejos, la madera de los famosos dhows (barcos de madera de navegación) que cuando dejan de navegar por esas aguas turquesas de la isla se transforman en mesas o sillas que conforman el menaje del hogar.
Existen infinidad de proyectos interesantes que descubres cuando te adentras en este mundo del reciclaje y del cuidado del medio ambiente. Pero lo mas sorprendente es haber descubierto todo un proyecto levantado sobre los cimientos del reciclaje. La escuela que os he presentado, Twaskuru School. Una escuela que ha conseguido reciclar más de 10.000 botellas del mar y de la basura. Un proyecto y una manera de construir que cuesta mucho esfuerzo personal y económico pero que sigue una filosofía de vida: el respeto y cuidado por el medio ambiente.
Esta es la historia de un proyecto que no conseguirá cambiar el mundo ni sensibilizar a todo el planeta pero que sí que ha conseguido cambiar la vida de 30 niños y niñas, ha conseguido abrirles la puerta a un futuro alejado de la pobreza y ha conseguido reciclar sus vidas.
Porque con pequeñas acciones se pueden conseguir pequeños cambios. Y muchos pequeños cambios podemos conseguir que el mundo se mueva en la dirección que queramos.
La semana que viene ¡más!