El banco central estadounidense mostró incongruencias en su última reunión, que se resolvió con la tercera subida de tipos consecutiva, como explica el analista
MADRID. En la última reunión del Comité Federal del Mercado Abierto, FOMC por sus siglas en inglés, o la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) para que nos entendamos, no se presentó ninguna sorpresa inicial. Dado que una mayoría del consenso del mercado en la contratación de swap situaba que los tipos de interés se incrementarían en 75 puntos básicos, tal y como sucedió. Sin embargo, las claves vendrían después en la rueda de prensa de Jerome Powell, presidente del banco central norteamericano.
Aunque tampoco había que esperar treinta minutos hasta las 20:30 hora española, dado que en el momento de la decisión en la web de la FED se recogía públicamente el documento con las proyecciones económicas del banco central más relevante del mundo. Dentro de dicho informe, exactamente en la segunda página, aparecía la tabla con las proyecciones hasta 2025 y la perspectiva de largo plazo, que indica el momento de 'estabilización' de los cinco conceptos principales, que son los siguientes:
Ya los dos primeros parámetros ofrecen la incongruencia de la que hago mención en la entradilla de este artículo. La FED proyecta que la economía de Estados Unidos terminará 2022 con un incremento del 0,2%, cuando la estimación anterior -junio pasado- mostraba un incremento del 1,7%. Seguido de la tasa de desempleo donde se sitúa el cierre del año en el 3,8%, apenas una décima más que la proyección de junio.
Veremos si esto es cierto o alcanzable, ya que no hay que olvidar que el PIB americano recogió en su último dato que se encuentra en recesión técnica por aquello de registrar dos trimestres consecutivos en negativo. Todo ello sumado a un IPC en el 8,3% e IPC base en el 6,3%, que comparado con el PCE -el que verdaderamente le interesa a la FED- se proyecta al 5,4% y 4,5% respectivamente.
En lo que a los tipos de interés se refiere, la institución monetaria americana prevé que se sitúen al cierre de 2022 en el 4,4%. Esto descuenta que, tras la última decisión que sitúa los tipos en el 3%-3,25%, será necesario una subida de al menos 150 puntos básicos (1,50%) para alcanzar dicho objetivo. O lo que es lo mismo, que en las dos reuniones que quedan este año los eleve en 75 puntos básicos (0,75%) en cada una de ellas.
Si ya 'rechinan' las perspectivas para el cierre de 2022, las de 2023 son aún peores porque la FED estima un crecimiento económico del 1,2%, a una tasa de desempleo superior al 4,4% y con un PCE del 2,8%. ¿Cómo es posible que prevea un crecimiento en 2023 cuando el efecto de una caída de los precios vendrá por una destrucción de la demanda -fruto de las alzas en tipos de interés-? Los cuales esperan que se sitúen, ni más ni menos, que en el 4,6%.
Aquí es donde para los mercados, las transparentes palabras de Powell y las respuestas a las preguntas de los periodistas pasaron a un segundo plano. Fuertes caídas en todos los activos de riesgo, bajadas en los mercados de renta fija y un dólar que volvió a marcar frente al euro nuevos máximos de los últimos 22 años. ¿Por qué? Ya lo hemos dicho en otros artículos, el mercado definido por las manos fuertes es el más listo y empezó a presionar, al darse cuenta de que había un conflicto en las proyecciones de la FED.
¿Crecimiento con una demanda deprimida por los tipos de interés que esperan situarse en máximos desde 2008? ¿Esperan crecer con una menor demanda sin que haya un incremento perceptible en las tasas de desempleo? ¿O con una caída de los precios (PCE) cercana al 50% desde los niveles actuales en menos de dos años? O teniendo en cuenta el marco globalizado, ¿esperan crecimiento cuando no hay visos de punto y final en la guerra de Ucrania y que la crisis energética en Europa va a acelerar el proceso recesivo en el Viejo Continente, uno de sus principales socios comerciales?
Es un sin sentido, cuando en la economía real todavía no se están sintiendo las medidas agresivas de la FED, así como del resto de bancos centrales. Ni en los mercados financieros las valoraciones de los activos de riesgo, principalmente la renta variable -las acciones- reflejan esta circunstancia. Aunque algunas compañías de sectores sensibles al ciclo -como la logística, distribución y retail- están empezando a revisar drásticamente a la baja sus guías de ingresos y beneficios; e incluso, en casos extremos, ni siquiera se atreven a hacer una proyección de su negocio para los próximos 12 meses.
Mucho cuidado porque una de las claves que se extraen de la última decisión es que la Reserva Federal no espera una recesión económica. Algo que no tiene sentido ni para el más profano de los mercados. Si recientemente han mirado al cielo o al suelo con preocupación sobre la economía, saben perfectamente lo que va a pasar.
Darío García es analista de XTB