Comer con niños en un restaurante es una cosa. Comer bien con niños en un restaurante, otra muy distinta. Hemos seleccionado unos cuantos sitios kids friendly en Valencia donde los niños se lo pasan bien y los padres, con un poco de suerte, conseguirán terminarse el plato sin levantarse de la silla
Yo también era de esas. De las que blasfemaba si iba a un restaurante y me tocaba al lado una familia con niños. Y también juzgaba a los padres y pensaba que los maleducados eran ellos, los adultos, que no conseguían dominar a esos salvajes que chillaban a mi lado y se lanzaban bolas de pan. De eso hace tres años. Luego fui madre y tuve que tragarme todos los exabruptos que proferí en el pasado y aprender de golpe lo difícil que resulta ir a comer a un restaurante con niños. Excluyo cadenas de comida rápida, parques de bolas y similares. Yo hablo de sitios en los que se coma medianamente bien, en los que el camarero no te acribille con sus miradas de odio cada vez que tu hijo se levanta impidiéndole el paso o donde tengan una mínima consideración por el paladar elemental de un niño de tres años que aún no come ostras, steak tartar o callos.
Todo eso sin tener que sacar el arma secreta que amansa a las fieras y que yo, definición de malamadre cuando del comer se trata, reconozco que empleo demasiado menudo, dejarle tu móvil para que vea dibujos animados y tener la fiesta en paz.
Blayet y Mas Blayet
Av. de las Gaviotas, 17, El Perellonet, Valencia
Avinguda de la Plata, 12. Valencia
Cada restaurante tiene su nicho, su target o cliente ideal. Lógicamente esto depende del día de la semana y la hora. Hay restaurantes para cerrar negocios, otros que son el escenario ideal para hacer una propuesta de matrimonio y otros donde gritar y hacer el cafre con los amigos. Los fines de semana son para las familias y en estas dos arrocerías lo tienen claro. Blayet, el restaurante de El Perellonet cuenta con una zona infantil con columpios y un estanque con tortugas (vallado, afortunadamente para los reptiles) para que los niños puedan quemar toda esa energía que llevan dentro mientras los padres dan buena cuenta del arroz, que en líneas generales y con alguna excepción, suelen bordar. Puedes comer al lado del parque para no perder de vista a la prole, pero a cambio deberás soportar los gritos de la chiquillería. Su hermano pequeño, Mas Blayet, en Valencia, ha seguido el modelo y también dispone de una zona de columpios para que los pequeños se lo pasen bien y no den mucho por el saco.
La Barraca de Toni Montoliu
Polígon 1, Partida de l'Ermita, Parcel·la 25
Meliana, Valencia
Animales y aire libre. Un binomio que siempre funciona con los pequeños. La Barraca de Toni Montoliu, en Meliana, propone un plan infalible para comer y pasar un día divertido en familia. La huerta ahora está de moda, pero este labrador enamorado del campo y su entorno lleva años reivindicándolo a través de su barraca. Es recomendable no apurar la hora de la comida y llegar con algo de tiempo para que los chavales se detengan un rato a ver las cabras, las gallinas, los burros y el resto de animales que viven allí antes de que llegue la marabunta. Antes o después de comer también se puede dar una vuelta en el carro que te lleva hasta la barraca para que los niños aprendan algo de sus raíces y conozcan como eran las casas tradicionales valencianas. Se puede charlar con Montoliu, ataviado siempre con la indumentaria de antaño, mientras hace la paella.
Hasta aquí todo bien. La cosa empieza a torcerse cuando hay que entrar a comer y toca sentarse en el salón junto a otras 60 mesas con sus 120 padres y toda su descendencia. En este punto falta algo de ligereza a la hora de servir porque es absolutamente imposible mantener a medio centenar de niños sentados durante dos horas sin que aquello termine pareciéndose a una escena de Alguien voló sobre el nido del cuco. Los entrantes no son su fuerte, pero la paella estaba buena. El café y el helado mejor tomarlo fuera, en la zona de los columpios donde los niños seguirán jugando mientras nosotros, adultos somnolinetos, suspiramos por esa ancestral costumbre llamada siesta que es solo un bonito recuerdo en nuestra memoria.
Sofartcafé
c/Músico Peydro, 7
Valencia
Colores chillones, música alta y juguetes made in China. La mayoría de los espacios dirigidos al público infantil suelen cumplir estas tres reglas. Supongo que estará estudiado lo que atrae a los niños, por eso se agradece tanto un sitio con cierto gusto estético, donde la madera supera al plástico y haya libros y construcciones. En la calle de las cestas, a un paso de la plaza del Ayuntamiento, está Sofartcafé, uno de esos locales difíciles de clasificar porque uno puede comer de menú, ir a leer un libro, ver una exposición o un concierto, tomarse una copa a media tarde o probar una tabla de quesos franceses.
La zona reservada para los niños no es un simple rincón que les ha sobrado. El espacio está pensado con cariño para ayudar a los padres a que coman tranquilos. Tanto es así que ofrecen un servicio de canguro si les avisas con algo de tiempo a razón de tres euros por niño. Un regalo. Tú puedes disfrutar de los platos caseros de cocina italiana que prepara Roberto y su equipo mientras tus cachorros se lo pasan bien a un paso de ti. Lujo asiático.
Sorsi e Morsi Ruzafa
Dr. Serrano, 11
Valencia
El italiano de la cadena Vicios Italianos ubicado en Ruzafa puede que fuese uno de los pioneros en esto de entretener a los niños a la hora de la comida. Los colores para pintar en el mantel han sido marca de la casa, pero el local ha ido un paso más allá y los fines de semana desde septiembre hasta mayo tienen una monitora que cuida y juega con los niños mientras los padres le hincan el diente a los rigatoni gorgonzola. Se intenta sacar la comida a los pequeños antes que a los padres para que puedan comer y pasar a la mesa donde la monitora hace manualidades, normalmente temáticas. El día de la madre o un taller para concienciar a los enanos sobre el cuidado del mar han sido los últimos.
No es obligatorio pero sí recomendable llamar antes para reservar plaza porque el rincón infantil suele llenarse. Este fin de semana es la última oportunidad para probarlo hasta septiembre, que vuelven a ofrecer el servicio. Hay menú infantil con pasta, patatas fritas y helado por 8 euros.
La Selva
c/Valle de la Ballestera, 9
Valencia
En su camino hacia la conquista de la restauración valenciana, el grupo Marina D'Or se ha quedado medio centenar de restaurantes y bares de la ciudad. Uno de ellos es este, La Selva, en pleno barrio de Campanar. Un sitio peculiar cuya propuesta gastronómica está por encima de su decoración, un tanto kitsch. No han tenido mal ojo, a esa carta que es un recorrido a través de diferentes sabores del mundo, comandada por los chef Carlos Gómez-Senent (más de 30 años de experiencia, formador en los CdT) y Bruno Fraga (Mercat Bar, Paradores) y donde hay más de un plato interesante, se le suma un espacio infantil con mesas, juguetes y dibujos animados para que los pequeños superen a cualquier animal salvaje y hagan el mono, el tigre o el tucán tanto como les plazca mientras que sus padres hacen como que no les oyen.
La Ferradura
Av. Mare Nostrum, 42
Alboraia, València
Un parque en medio de las mesas de este restaurante frente al mar puede que consiga convencer a alguna pareja dudosa de que lo mejor es no tener hijos y adoptar un perro, pero lo cierto es que también tranquiliza a muchos padres que pueden disfrutar de esa cocina mediterránea vigilando a los niños sin tener que levantarse de la mesa. Si uno va a comer a La Ferradura, sabe a lo que va. No es un sitio que durante el fin de semana se caracterice por su tranquilidad Los bautizos y comuniones son habituales, hay niños correteando en casi cada rincón de este salón de celebraciones, pero se ve el mar, el máximo peligro es que les atropelle una bicicleta del paseo y la comida no está nada mal.