Un pequeño rincón dulce y 100% vegetal se abre camino entre las calles de uno de los barrios con más tradición de Valencia
Hace años, cuando todavía al centro de Valencia no habían llegado casi restaurantes vegetarianos, muchos nos veíamos obligados a exiliarnos (con gusto) a las calles del Cabañal a probar las maravillas de La Regadera Del Canyamelar o de Neuhen, una tasca vegana a la que no me dió tiempo a ir pero de la que hablaban maravillas. Ambos veganos y ambos cerraron. Por aquellos tiempos te planteabas si era poca fama en general por este tipo de alimentación, si era la zona, la comunicación, en fin, de todo menos por la comida. Por la comida habría sido pecado. Ambos eran restaurantes sencillos, pequeños pero hacían una comida casera para chuparte los dedos de uno en uno. Lo de La Regadera era otro tema, uno de los mejores que he probado hasta ahora, a veces sueño que vuelve a abrir.
Desde entonces para un veggie lo de ir a comer al Cabañal ha sido un asunto complicado. Eso de pasearte por la playa y terminar comiendo o cenando por alguna terraza no ha sido cosa fácil. Sabes que puedes ir al Guisante Rojo que tiene un par de platos en carta bastante buenos, a La Otra Parte y sus mini hamburguesas de falafel o sino al ataque a por la hamburguesa de La Regional Foodtuck situada dentro de la fábrica de hielo y su hamburguesa vegetal bien digna de mención. Algún hummus, un guacamole y con suerte un plato veggie perdido al final de alguna carta, pero poco más. Hasta ahora.
Hace varios meses, el mismo 13 de marzo abría Sweet Marine, una pastelería vegana en la calle del Progrés número 120. Por lo que, realmente, funcionando, lleva 3 meses. Un local sencillo, de barrio, sin más pretensiones que regalarte un buen rato mientras disfrutas de la comida casera de Ester. No te esperes un sitio de diseño moderno, espérate la cada de Ester y Dani, acogedora, honesta y con mucha personalidad. Ambos al mando de la nave, renovaron por completo el local y elaboraron toda la carta. Lo que siempre estuvo claro, que sería 100% vegano y casero. La idea inicial era centrarse en subirnos el nivel de glucosa en sangre a base de mil bollos, bizcochos y tartas a los que un amante del dulce poco podría resistirse, aunque con el paso de las semanas se lanzaron a por los paladares salados. En España se desayunan hidratos salados, y ni ellos ni nadie podrían cambiar eso.
Cada día preparan su selección de tapas, no hay una fija, según la inspiración del día, según lo que Ester haya encontrado en el mercado del Cabañal. Si se ha cruzado con una coliflor brillante y esplendorosa ya sabes lo que toca ese día. Aunque también me cuenta que tiene unas fijas que van rotando, como las cazuelitas de heura y pisto (tengo que volver a por una de esas), ensaladilla, bravas (al horno), tortilla vegana que perjura ser la mejor de Valencia (eso tengo que comprobarlo) o de soja texturizada y verdura. A parte, los bocadillos o las focaccias. Confieso que la masa de la focaccia estaba buenísima y me cuenta Ester que la hace con sus propias manos. Que si la quieres sin gluten, por encargo, te la hace ella misma. La de hoy llevaba verdura, queso y bacon veganos. Yo no soy muy fan de los sustitutos veganos pero oye, no estaba nada mal. Y la masa otro cantar.
También puedes elegir entre toda su oferta de bollería. Croissants sin relleno o rellenos de chocolate, conos o napolitanas. Muchos no creerán que no lleva ni pizca de leche.
¿Y cuándo puedes pasarte por allí? de lunes a domingo entre las 9 y media de la mañana y las 4. Desayunos, almuerzos y comida. Que por cierto, preparan guisos, arroz al horno, enchiladas y un sinfín de platos a medio día que puedes tomar allí o pedirlo para llevar. Me cuentan que no quieren hacer grandes cosas, que quieren hacer sabores de siempre pero usando solo las verduras, que quieren que te sepa a lo de toda la vida.
Pero os hablaba de aperturas. Aperturas en plural. Porque ayer jueves abrían un nuevo restaurante Plant-based en el mismo barrio, cerca de la misma calle. Se llama Mestiza y yo ya estoy deseando saborear toda su carta. El Cabañal vuelve a darnos su lado más veggie.