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Antropología Industrial

El Gran Invierno

En 1709 se produjo un evento climático conocido como el Gran Invierno y cuyas causas se desconocen. El frío extremo y prolongado llevó a congelar el mar interior de Holanda y la laguna de Venecia, pero también a un desastre agrícola sin precedentes

Publicado: 25/09/2025 ·06:00
Actualizado: 13/10/2025 · 11:02
  • Invierno
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En castellano se llama igual el tiempo meteorológico que el discurrir de las cosas. El meteorólogico es algo que 'hace', mientras el otro es algo que 'pasa', y así, con esta muleta verbal, sabemos de cuál se habla en una frase aislada.

Hablar sobre el tiempo que hace es el tema habitual —casi obligatorio— entre vecinos que se encuentran en el ascensor o al entrar a una tienda o un bar. Esto es así porque es un asunto intrascendente y poco dado a polémicas. A diferencia de la religión o la política, el tiempo presenta un alto nivel de objetividad, se mida en grados, litros o dirección del viento.

Vivimos sin saberlo en una creciente era glacial, pero debido a la acción humana esta tendencia ya se ha dado la vuelta y el calentamiento antropogénico está ganando por goleada. Su causa son las emisiones exponenciales de gases invernadero (especialmente CO2) por el uso de combustibles fósiles y el incremento de la población que ejerce una presión adicional en el uso de recursos y la destrucción de la masa forestal que equilibraba los niveles naturales de esos gases.

En este verano tórrido, con calor sofocante desde mayo y con la temperatura del mar rompiendo récords, el deseo de escapar o quizás una sutil IA nos recuerdan otros momentos climáticos refrescantes. Como el invierno de 1709.

El siglo XVIII fue un punto de inflexión histórica y germen de nuestra época: la ciencia racionalista, el inicio de la Revolución Industrial, la independencia de los Estados Unidos o la Revolución francesa. En España el siglo empezó con la guerra de sucesión, que hizo bajar a España a la segunda división mundial e hizo perder al Reino de Valencia sus fueros y libertades. Y fue justamente en 1709, en medio de esa guerra lamentable, cuando se produjo un evento climático extraordinario que el calor infernal de este año nos trae a la memoria.

El suceso fue conocido como el Gran Invierno y se inició a mediados de diciembre de 1708 con un frío anormalmente intenso. Para mediados de enero se registraban temperaturas de -15 ºC en Londres o París. Se congeló el mar interior de Holanda, la laguna de Venecia y todos los ríos y lagos de la mitad oriental del continente. El frío prolongado que llegó hasta junio produjo un desastre agrícola sin precedentes, helando las cosechas y matando un gran número de reses de ganado. En pocas semanas, el desabastecimiento alcanzó a la población, produciéndose el caos y la hambruna. Se estima que solo en Francia fallecieron más de 600.000 personas de frío y hambre y casi dos millones en Europa.

Mientras el frío parece que ayudó a Felipe V en España, resultó decisivo en la victoria de Pedro el Grande en la batalla de Poltava en 1709, donde derrotó al por entonces imbatible imperio sueco comandado por Carlos XII. El resultado de esta batalla, poco conocida en nuestra cultura popular, condujo al esquema de poder del este de Europa desde entonces hasta hoy mismo. Pues sí, Poltava está en Ucrania y el ejército sueco junto a la facción cosaca aliada de Suecia fue allí derrotada por el imperio ruso, como lo fue en España el ejército del archiduque Carlos de Austria en Almansa.

Se ignora el porqué de ese gran invierno de 1709. Puede que erupciones volcánicas causaran un descenso de la radiación solar, pero no hay pruebas. Esos años coincidieron con el momento álgido del mínimo de Maunder de actividad solar y de la conocida como Pequeña Edad de Hielo que sucedió entre los siglos XV y XIX, pero no se sabe a ciencia cierta si ambas cosas tuvieron correlación directa con el Gran Invierno.

El tiempo que pasa es un misterio, una parte más del tejido de la realidad. El tiempo que hace sirve para relacionarse socialmente y para entender por qué el presente es el que es: imperios, casas reales, geopolítica y veranos extraordinarios.

* Este artículo se publicó originalmente en el número 129 (septiembre 2025) de la revista Plaza

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