E
l cole. ¡Qué recuerdos! Malos, buenos, confundidos, borrosos, sesgados por la memoria o dibujados de manera cristalina. Aquel profesor brillante; la mayoría de ellos, vocacionales; los colegas; los curas, aquel que molaba, el otro que daba unas hostias tremendas, y los malnacidos como el Pulpo, que ahora estarían enchironados. Dos en concreto. En fin.
Lo curioso es que, de aquellos tiempos, hace ya décadas, demasiadas, permanecen inalterables aspectos organizativos que podrían sugerir que, más que una evolución, lo que se ha producido ha sido una involución. Dicho esto desde el más absoluto respeto y desconocimiento pedagógico. Razón por la que me pongo la tirita antes de ser herido por los profesionales del sector. Bueno, seguramente necesitaré vendas por las que me van a caer. No soy un periodista como Ignasi Zafra. [Nota aclaratoria: Zafra es un periodista valenciano que trabaja en El País y es una eminencia en esto de la Educación].
Permítanme que me centre, aunque hay muchas más cosas que abordar, en el horario de septiembre y junio. Eso del cole solo por las mañanas. Se supone que lo hacen por factores climáticos, organizativos y pedagógicos, y yo diría que hasta históricos. Por partes, se consideraba y se sigue haciendo que en septiembre, pero sobre todo en junio, hace mucho calor y, obvio, los colegios, la mayoría, no están dotados de aire acondicionado. Un argumento poco sólido teniendo en cuenta que, en territorio valenciano, la caló aprieta ya desde finales de abril y en mayo te achicharras. Pero ahí no es un problema. Como tampoco debe serlo cuando hace frío. Poco ya. Sí, pero hay tiempo de frío y no nos mandan a casa a la chavalería cuando en los centros no hay calefacción y el frío congela sus neuronas. ¿Exagero? Sí. Hemos venido a jugar.
También se esgrime lo de los aspectos organizativos. Que si en septiembre las niñas y los niños necesitan un tiempo para adaptarse después de las vacaciones (obviamente, después de dos meses y medio sin cole, ya me dirás) y porque, en junio, se cierran evaluaciones y demás. ¿Y? Juzguen ustedes si son argumentos de peso.
Puede que el argumento del convenio laboral sea el único que sostenga esta anacrónica organización. Las horas y demás. Puede que sea ese el argumento.
También hay quien apunta a que, además, el horario reducido facilita la conciliación familiar. JAJAJAJAJAJAJA. Díganle al autónomo y al currito de turno que en junio y septiembre se concilia mejor con ese horario. Claro que hay quien concilia. Los que tienen la suerte de tener abuelitos para endosarlos (qué culpa tendrán los familiares) o dineritos para sortear el marrón a base de extraescolares, academias o cuidadoras, qué sé yo. Aunque la cuestión que aborda el presente artículo va a dejar de ser un problema para servidor, en breve, lo cierto es que no puedo dejar de flipar por cómo está montado el tema. No es normal, tampoco, que las clases no se inicien el 1 de septiembre y no acaben cuando junio toca a su fin. No tiene sentido. «Hay que preparar las clases, los claustros, el material, el no sé qué, lo otro», y pienso, pero ¿eso no se hace en julio? No sé, de verdad que no lo sé. Y ojo. Que los profes curran, eh. Que hay quien dice aquello de qué bien viven. Y yo pondría la mano en el fuego a que currar, curran. Es por el calor, clama un lector. Sí, ya. Pues el 9 de septiembre hace un fresquito que tira para atrás.
Si es tan guay lo de no tener clase por la tarde en esos meses, que alguien les diga a los portugueses, franceses o italianos que lo están haciendo mal. Porque allí la jornada escolar es la misma desde que empiezan el curso hasta que lo acaban. Mañanas y tardes. Lo normal. Lo lógico.
Por otra parte, dicen que así, con ese horario, el alumnado es más productivo. Que las clases no se les hacen tan pesadas y bla, bla. Pues si por eso son más productivos, hay que replantearse todo [nota mental: Aquí no me extiendo, porque me saldrán exabruptos. Me están entrando ganas de ‘largar’, pero paso. Uy, que lo voy a hacer. Mejor me contengo y no abro el melón de los actuales métodos de enseñanza. Las tablets y su fruta madre. Lo dejo. Continúo con lo otro. Que tampoco tengo más que aportar. Bueno sí].
Para acabar, les detallaré ahora un asunto más local, pero relacionado. Resulta que el Consejo Escolar de València decidió que el 16 de marzo fuera lectivo. Para quienes no estén familiarizados, el 15 es cuando comienzan las Fallas. Con las fallas plantadas y con la entrega de premios el mismo 16. El 16 de marzo, con 285 carpas en las calles, ciento y pico churrerías y un cierre de tráfico total. De locos. ¿Cuál fue el motivo de tomar tan estrambótica decisión? Que cambiaron el 16 de marzo para tener el 10 de octubre como no lectivo y, curiosamente, les salía un puente de fruta madre. Ale, ya estoy preparado para recibir.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 131 (noviembre 2025) de la revista Plaza