La artista y diseñadora de moda Reyes Pe plantea actuar contra los cánones de belleza y roles de género con un proyecto fallero, poético y pedagógico destinado a público infantil desde la comisión Avinguda de Torrent. La dictadura del canon anatómico perfecto y las tendencias de moda, con toda su significación, arderán en favor de la creatividad y la diversidad
VALÈNCIA. El imaginario colectivo siempre posiciona al mundo de la moda en clave de frivolidad y la impostura, obviando que el diseño de prendas y la composición de estilos va de otra cuestión mucho más importante: mostrarse ante un espejo como un reflejo de quien eres, una práctica de identidad que la mayoría ni se plantea. La proyección de la diversidad anatómica, del gusto estético particular, o de la orientación sexual, se degradan cuando se sumergen en el marketing publicitario y la iconografía binarista de género. ¿Existen intentos para romper clichés? La respuesta siempre sería afirmativa.
Todos los días encontramos muestras sobre las pasarelas, con invitaciones hacia el gender-less, la indefinición entre lo masculino y lo femenino. Sin embargo, en la calle la situación es bien diferente. El afeminamiento y la exhibición de masculinidad son pasto salvaje en ámbitos como las fallas, donde todavía existen desigualdades de género tan considerables como que la representación honorífica de la fiesta sólo pueda ostentarla una mujer. Es uno de los temas tabú, que rara vez se cuestiona.
Reyes Pe es una diseñadora de moda y artista plástica que lleva años colaborando con la producción de fallas desde el taller de Miguel H, jugando a plantear temas tan sensibles como la identidad de género, y emocionando a través de la estética. Este año ha tenido la iniciativa de plantar una falla infantil en solitario envuelta de actividades que suponen en sí mismas acciones positivas para romper clichés y estereotipos. Una lanza a favor de la igualdad y la diversidad, desde el complicado prisma que ofrece un ámbito creativo tan estigmatizado como el de la moda, el arte de vestir. Partimos de que ninguna tendencia debería obligarnos a ser quien no queremos ser.
Por eso, Reyes se ha planteado hacer una falla que explica cómo se ataja la visión artística del cuerpo a través de las prendas, los colores, las formas, intentando sorprender con un resultado producto de la participación de la infancia, de mentes creativas, sin contaminar. Bajo el título ¿Qué es la belleza?, la diseñadora abre el telón de una pasarela donde tienen cabida todas las personas, sean como sean; viviendo el proceso y resultado de crear su proyección personal libre, su propia identidad estética.
La artista, inspirada por Yves Saint Laurent, André Courrèges, Margiela, Mondrian y otros movimientos estéticos como el retrofuturismo o la escuela Bauhaus, entiende que “socialmente se está produciendo un aprendizaje erróneo, que repercute durante nuestra adolescencia y que nos marca para toda la vida, transformando las exigencias sociales en exigencias personales”. Durante este año ha gestionado actividades entre niñas y niños precisamente para propiciar una exploración sobre la imagen que cada individuo proyecta de sí mismo cuando elige un color, una prenda, una línea diferenciada. Siempre, desde el respeto a la diversidad: eliminando el proceso de etiquetado.
“Mi deseo era hacer un desfile muy potente, al estilo gala de presentación; pero estamos barajando de qué manera exponer durante los días de Fallas una acción para que los niños y niñas entiendan el lenguaje de los tejidos, de los colores, de la cultura visual y romper estereotipos a través de la moda”, explica Reyes Pe, que pretende sacar sillas a la calle para crear una pasarela real, desde la que hacer pedagogía y comentar juntos los valores incrustados en líneas y formas que configuran, en sí mismas, un canto a la diversidad y un ejercicio de performatividad contra ideas arcaicas.
El primer paso del proyecto de falla fue una sesión fotográfica en la que la propia artista, y las falleras mayores de la comisión se vestían con una malla amarilla de morphing rellena de guata, para jugar a deformar sus cuerpos y enseñar uno de los pilares clave del proyecto: que todas las siluetas tienen cabida en el mundo de la moda. Una lección que lucha contra los estereotipos de género, pero también contra los cánones de belleza habituales, marcados por referentes impermeables, repleto de desigualdades, valores sesgados y arquetipos incorrectos de imagen individual.
Este paso fue rompedor en un barrio acostumbrado a las formas falleras tradicionales; pero ha calado hasta el punto de que la comisión infantil se ha involucrado en todas las fases planteadas para activar este proyecto. En uno de los talleres, las niñas y niños tuvieron la oportunidad de diseñar sus propios maniquíes con la técnica de moulage y vestirlos, sin diferenciarlos entre géneros; simplemente dando alas a la imaginación a través de los tres colores primarios, combinados con blanco y negro. Todas esas figuras formarán parte de una escenografía casi arquitectónica en la falla final, que bebe del Memphis y de las líneas más puras. Y es que el concepto se aproxima tanto al arte como a la moda.
El trabajo de Reyes Pe se articula hoy entre el vestuario de los ninots que lleva cosiendo desde hace años para su compañero de taller, Miguel H, y una nueva línea iniciática para su trayectoria artística. Aquí, integra las técnicas aprendidas en un taller fallero con su propios conocimientos e inspiraciones del diseño de moda, que ha dado frutos en una plaza inesperada. “Es importante reconocer que el espacio es importante; esta falla quizá sería mucho más fácil en otra ubicación, pero plantarla en Torrent es una experiencia; llevo trabajando en ella más de un año, y con esta abro la caja de pandora para sacar a la luz todas las referencias de mi trabajo”.
El boceto de la falla es un retrato fotográfico de la propia artista, transformada por materiales textiles, para dar pie a ese nuevo concepto que permite dirigirse a la infancia con un lenguaje nuevo. Todo, con el objetivo de hacer palanca para que entre libertad creativa, aire nuevo, y se asimile desde tempranas edades el reconocimiento de identidades propias a través de estampados, formas y colores. Del mismo modo, el ninot que sirve referencia para entender la falla, y que ha llevado a la exposición, es una figura vestida con trazos rectilíneos, reflexiva y poética, que sostiene en su mano un espejo. Todo un manifiesto en pro de la aceptación de la individualidad y la tolerancia hacia los demás. El resultado de este experimento estético se podrá contemplar el próximo catorce de marzo en Torrent.