El movimiento de la mano y de la lengua "tienen una impronta brutal de cara a la madurez" motriz y emocional
ALICANTE, (EFE). A buen seguro que muchos de ustedes disfrutaron durante su infancia de rimas infantiles y juegos de dedos que sus padres o abuelos les interpretaban con alegría. Probablemente sean ustedes quienes ahora lo hacen para sus hijos. Pues bien, continúen, porque es una actividad básica para el correcto desarrollo cerebral de los niños.
Así lo afirma la logopeda especializada en crecimiento personal Tamara Chubarovski quien, a través de su experiencia, ha desarrollado un método para el desarrollo cognitivo y emocional de los más pequeños a través de rimas -escritas por ella misma-, juegos de dedos, tacto y movimiento. En una entrevista con motivo del taller que impartirá el domingo, día 20, en la Escuela Waldorf de Alicante, ha asegurado que "la puesta a punto del cerebro" en la infancia se produce "a través del movimiento", ya que es éste el que "va preparando los circuitos cerebrales" para el aprendizaje.
En este sentido, el movimiento de los dedos de la mano y de la lengua "tienen una impronta brutal de cara a la madurez" de los niños, sobre todo para "desarrollar sus habilidades motrices, afectivas, relacionales y de lenguaje". Chubarovski ha destacado que una de las partes esenciales de todo ese proceso es la participación de un adulto, pues la relación que se establece entre ambos es la que "provoca grandes avances".
El ritmo también es una parte importante para armonizar y equilibrar las emociones de los bebés y aunque su método es aplicable hasta nueve años -también con alguna discapacidad-, ha logrado adaptarlo y extrapolarlo a jóvenes y adultos. Ella misma define todo el proceso como "una estimulación suave, amorosa e hiperterapéutica" con la ventaja de que el niño "siempre tiene la sensación de que es un juego divertido y agradable".
Desde un punto de vista más teórico, la explicación sería que las rimas acompañadas de movimiento desarrollan lo sensorial desde el tacto, y la psicomotricidad y lateralidad desde el propio movimiento; también los órganos desde donde se produce el origen del sonido y lo afectivo a través del tono de voz, de la sonoridad de los fonemas y de las palabras. Educada en la filosofía Waldorf, esta experta ha incidido en que "la etapa infantil es la del juego", por lo que ha criticado las prisas con las que se hace aprender a los niños a leer y escribir.
"Antiguamente, por instinto, se sabía lo que era bueno para el niño, se ve en los juegos populares"
"Antiguamente, por instinto, se sabía lo que era bueno para el niño, se ve en los juegos populares; todo ello estimulaba su cerebro, le ayudaba a madurar y a alcanzar un estado óptimo para el aprendizaje", ha opinado. Ahora, en cambio, la educación "se ha olvidado de esas cosas y acude cada vez antes a lo puramente académico", con la consecuencia de que "los niños no están preparados y los profesores deben repetir año tras año el mismo temario porque no les entra".
De esta manera, defiende la corriente educativa que da mayor importancia a la inteligencia emocional: "los hitos que tiene que conseguir un niño son conectar consigo mismo, con los demás y con el mundo". "¡Qué más da que sepa todas las letras y todos los números si luego no sabe relacionarse!", ha exclamado.
Pero no es algo que atañe únicamente a los niños, por lo que Chubarovski ha desarrollado un terapia denominada 'Encuentro con mi voz', en la que trabaja los patrones emocionales escondidos en la manera o el tono de hablar de cada persona. "Nuestra voz y manera de comunicar pueden ser nuestras mejores aliadas o nuestras peores enemigas, fuente de salud y energía o de debilitamiento; nos pueden aportar confianza y seguridad o limitarnos".
Así pues, cambiando algunos patrones del lenguaje, sobre todo trabajando la asertividad, consigue generar otras emociones y una comunicación "más verdadera", algo básico para todas las relaciones, incluidas las de un padre y su hijo.