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Socio de Savile Capital

Roberto de la Cruz: «Vamos a ver muchas operaciones de reestructuración»

La crisis de 2008 le pilló en el ladrillo, pero lejos de venirse abajo, aprovechó para reinventarse en el sector financiero y al de la consultoría. No solo no se arrepiente sino que disfruta cada día

| 18/06/2020 | 4 min, 39 seg

VALÈNCIA.- Roberto de la Cruz Guillén (Madrid, 1972) comenzó su vida laboral en el sector de la construcción —primero como ingeniero de calidad en Secopsa y después como adjunto a la presidencia de Rover Alcisa— sin pensar en lo que iba a suceder en 2008, con la explosión de la burbuja del ladrillo. Cierto es que reconoce a Plaza que «no creía que iba tener tanta magnitud, pero sí en cuanto al agotamiento del sector. Había compañeros y amigos que cambiaban de trabajo cada dos meses, con incremento de salarios bestiales en constructoras y promotoras. Eso ni tenía sentido ni era sostenible».

Este madrileño de nacimiento pero valenciano de adopción, que disfruta paseando por las sierras de la Comunitat Valenciana, descubriendo nuevos vinos con amigos y coleccionando estilográficas, pasó de la construcción a la cerámica. A su juicio hubo una transacción que cambió el momentum de este sector tan potente por estos lares: la compra de la castellonense Keraben por parte del fondo Tensile. «José Luis Lanuza, que es de los mejores gestores con los que he tenido el privilegio de trabajar, y su equipo fueron capaces de mantener la compañía en una posición de liderazgo en una situación complicadísima. Nosotros ayudamos a los accionistas, la familia Benavent, que son unos empresarios inteligentes y que leyeron muy bien el mercado», explica.

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Preguntado sobre el futuro que le espera a la cerámica, su respuesta es clara: «El sector se consolidará cuando vendan los fondos que han entrado a otros fondos más grandes, se fusionen entre ellos o los adquieran operadores industriales. Se ha dado un proceso de venta de compañías a fondos pero solo dos casos de consolidación por operadores industriales (Victoria y Pamesa)».

Y de la cerámica al sector financiero saliendo así de su zona de confort. ¿Por qué? «Me gustó el poder trabajar con los propietarios y gestores. Aprendes muchísimo de gestión empresarial tanto con empresas grandes como pequeñas; de todas puedes aprender algo y aplicarlo en los nuevos proyectos».

Para seguir ampliando su experiencia en otros campos, De la Cruz también pasó por el mundo de la consultoría. ¿Qué le atrajo? «Trabajar con compañías de diferentes sectores, situaciones y tamaños te permite estar continuamente haciendo cosas nuevas  y desarrollar tu creatividad buscando soluciones siempre a medida de las necesidades y problemas de las empresas, sus propietarios y sus gestores».

Hace poco más de dos años dio el paso de lanzar la boutique de asesoramiento en desarrollo corporativo Savile Capital. «Vi la oportunidad de hacer servicios profesionales como un traje a medida, de enfocar inversiones con clientes invirtiendo también nosotros, en definitiva, de tener un modelo más humano y más cercano. Invertimos con fondos de capital riesgo, family offices y dos inversores institucionales con los que tenemos buenas relaciones, y lo hacemos según el perfil y tamaño de cada compañía. Nuestro foco es, desde la medida de nuestras posibilidades, apoyar la reindustrialización del tejido empresarial de la Comunitat Valenciana».

Roberto de la Cruz reconoce que está viviendo este tiempo de confinamiento «trabajando muchísimo, viendo nuevos proyectos y disfrutando mucho más de la familia al no poder viajar». Por su parte, y preguntado cómo el coronavirus ha impactado sobre los procesos de fusión y adquisición, advierte que muchas operaciones se han quedado en suspenso hasta tener más visibilidad sobre la evolución de la economía. «Veremos muchas operaciones de reestructuración y, de hecho, nos llaman muchos fondos de situaciones especiales. Hay sectores que necesariamente se van a reordenar. Nosotros estamos muy activos en automoción, ahí pensamos que muchas empresas van a necesitar capital o se van a concentrar. Los fondos tienen apetito y habrá muchas oportunidades, sobre todo en las industrias más cíclicas», vaticina.

La receta que aplicaría para mitigar los efectos de la covid-19 sobre las empresas se resume en cinco palabras: «Sentido de urgencia y pragmatismo. Muchas veces nos llaman cuando es muy tarde para encontrar una solución. Siempre digo a nuestros clientes que hay que buscar y tener diferentes opciones porque así puedes elegir o estar preparado. Ser pragmático es ser consciente de tu situación y actuar en ese sentido; tener la mente abierta para analizar soluciones que en otras circunstancias, a lo mejor, no aceptarías. No tener tabúes; si hay que pensar en el concurso hacerlo, pero con cabeza y bien asesorado».

¿Y qué les pediría a las Administraciones Públicas? «Que hablen con el mundo empresarial para conocer su visión de forma que sus programas estén enfocados a ayudar y apoyar en lo que puedan. Tiene que haber rigor con el dinero público, pero no tiene sentido que un banco cotizado preste a una compañía porque considera que es solvente y que la misma empresa sea rechazada por un financiador público».  

* Este artículo se publicó originalmente en el número 68 de la revista Plaza

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