VALÈNCIA. A tan solo un mes para que Ford tome la decisión sobre dónde producirá los dos modelos eléctricos que tiene pendientes de adjudicar, Saarlouis mueve ficha para intentar convencer a los directivos de la multinacional de la idoneidad de sus instalaciones. Así, Anke Rehlinger, ministra-presidenta de la región del Sarre, en la que se ubica la factoría alemana que pugna contra Almussafes por la nueva carga de trabajo, se reunirá próximamente con altos cargos de la firma del óvalo en una visita a EEUU.
Según publica el diario alemán Bild, el encuentro tendrá lugar la próxima semana entre una delegación alemana, encabezada por Rehlinger a la que acompañará el responsable de Economía en la región, Jürgen Barke, con el presidente de Ford, Jim Farley, y el CEO de la multinacional en Europa, Stuart Rowley. El objetivo es defender la ubicación de Saarlouis para la empresa y el país con el fin de sumar puntos y llevarse la electrificación. El encuentro se celebrará, previsiblemente, el próximo miércoles, según el tabloide alemán.
Se trata de un movimiento similar al que realizó el Gobierno de España junto a la Generalitat Valenciana el pasado mes abril. Bajo el marco de los fondos europeos y el Perte de la automoción que había lanzado el Ministerio de Industria, ambas Administraciones se reunieron con Ford y aprovecharon la cita para reivindicar la posición de Almussafes ante su vicepresidente, Matthew Godlewski, en un encuentro de trabajo en EEUU en el que participó la ministra de Industria, Reyes Maroto, y la secretaria autonómica de Economía, Rebeca Torró.
Así, se trasladó a los directivos de Ford los avances que el Gobierno estaba realizando en la electrificación del sector del automóvil con el fin de convencerlos para que se sumaran al Perte de la automoción, que cuenta con un presupuesto de 2.975 millones de euros, de los que 1.425 millones se concederán en forma de préstamos y otros 1.550 millones a través de subvenciones.
No obstante, también se aprovechó para abordar el futuro de la factoría valenciana. Así, tanto el Gobierno de España como la Generalitat Valenciana exhibieron al vicepresidente de la compañía "la buena posición" de la planta y el apoyo que cuenta por parte de ambas administraciones con el objetivo de convencerles para que su inversión recale en Almussafes.
Y ahora es el turno de los alemanes, que también quieren defender su fábrica para garantizar su supervivencia. Cada una está jugando sus cartas para ganarse la confianza de la multinacional, que a finales de junio ya ha anunciado que elegirá ubicación.
De hecho, desde Almussafes restan importancia a la cita y la enmarcan en las negociaciones que ambos gobiernos están llevando a cabo para salvar el futuro de sus factorías. "Se están moviendo y es algo normal y comprensible. Sabíamos que lo iban a hacer, como ya lo hizo el Gobierno de España", señalan fuentes sindicales de la planta valenciana. "Es una muestra más de que este proceso no ha finalizado. Hablamos de que en la planta alemana hay 5.000 trabajadores y el gobierno local está haciendo todo lo posible por mantener el empleo", recalcan.
Desde hace meses, Saarlouis y Almussafes compiten internamente por adjudicarse los dos modelos eléctricos que la multinacional tiene pendientes de adjudicar. Una inversión que ambas necesitan para garantizar su futuro, aunque, eso sí, habrá que hacer recortes de plantilla pase lo que pase. En una carta a la plantilla, el presidente de Ford Europa, Stuart Rowley, avisaba hace unos días de que "es previsible" pese a ser adjudicataria ambas deberán "someterse a un redimensionamiento de su estructura actual", aunque sin concretar cómo será ese ajuste. "Los detalles exactos no estarán disponibles hasta que hayamos seleccionado una planta preferida", aseguraba el directivo.
Además, el directivo aseguraba que, pese a que Ford había dejado claro en otras ocasiones que "solo podía salvarse una" porque no había volumen de producción suficiente para sostener las dos fábrica, la elección no supondrá "una decisión de cierre" de la otra para la que ya se están buscando "oportunidades". No obstante, los sindicatos consideran que el futuro que tendrá la que pierda la pugna será como el de factoría belga de Genk, que cerró en 2014 con cerca de 4.000 trabajadores, pero que sigue operativa con 80 trabajadores como centro de pruebas.
Por tanto, la necesidad de recibir el encargo se hace necesario en Almussafes y más teniendo en cuenta que la planta solo este año perderá dos de los cinco modelos que actualmente fabrica: el Mondeo, del que se despedía hace un mes, y la furgoneta Transit. A partir de 2025, ´nicamente producirá el Kuga, tras vencer el ciclo de vida de S-MAX y el Galaxy los próximos ejercicios.
Tras presentar ambas factorías unas propuestas de ajustes, ahora Ford está evaluando esas ofertas, además de los planes de apoyo que le han presentado las Administraciones de cada país, para decantar la balanza a favor de una u otra para elegir a finales de junio. Una decisión que condicionará el futuro de ambas factorías y el de toda una industria valenciana de la automoción de la que dependen más de 25.000 empleos.