El presidente de la CEV, sobre el Seminario de Étnor “Ética de la Inteligencia Artificial” programado para el 7 de octubre, destaca la importancia de trazar también en las empresas un marco ético para desarrollar e implantar una inteligencia artificial confiable capaz de ayudar a crear cohesión social y velar por el bien común
VALÈNCIA. El presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), Salvador Navarro, ante el Seminario organizado por Étnor “Ética de la Inteligencia Artificial”, impartido por Adela Cortina y que se celebrará el próximo 7 de octubre, ha valorado muy positivamente este encuentro y considera que la confianza es el principal elemento que unirá a la sociedad y a las empresas con el desarrollo imparable de productos y servicios que ofrece la inteligencia artificial. Navarro, muy cercano a Étnor como patrono de la fundación opina que “es imprescindible que los empresarios vean la importancia del desarrollo de la inteligencia artificial asociada al desarrollo de la ética”.
Navarro indica que para generar esta confianza, es necesario que el progreso tecnológico y científico vaya unido también a la evolución ética de la empresa. “Los empresarios tenemos una responsabilidad social en este mundo de sistemas inteligentes, porque formamos parte de la sociedad civil y es imprescindible asumir los problemas sociales y proponer soluciones para el buen funcionamiento global”. En opinión de Navarro, las empresas deben ser “proactivas” ante las múltiples situaciones que pueden producirse en el entorno, deben constituirse como parte de la solución, porque la razón de las empresas es dar servicio a una necesidad de la sociedad. Y todo el entorno que rodea a la empresa está basado en las relaciones personales y el servicio de las personas.
Actualmente, Navarro considera que la inteligencia con la que trabajan los sistemas que se están desarrollando es aquella que puede resolver problemas generales, al igual que la humana. “La humanidad debe ser el objetivo de la inteligencia artificial como disciplina científica. Estar al servicio de las personas como lo están las empresas”. En este argumento subraya una premisa: “ninguna máquina será nunca humana, no comprenderán e interpretarán la realidad contando con valores, emociones, sentimientos o el sentido común como lo hacen las personas. En el mejor de los casos, las máquinas podrían simular que sienten, por eso la humanidad es imprescindible para darles el uso correcto”, sostiene.
Añade que “la empresa debe estar comprometida con el comportamiento ético y con ser coherente en sus acciones”. Por ello, sostiene que una apuesta decidida por la información pública, en favor de esa transparencia y credibilidad supone una apuesta ética, y un compromiso con el entorno social y medioambiental.
Navarro concluye afirmando que la formación debe ser una pieza clave en la aplicación de la ética empresarial, “y sólo en este camino, podemos evolucionar de la mano de los nuevos sistemas inteligentes generando en la sociedad bienestar y respeto social”.