VALÈNCIA. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitó este jueves València tras más de 80 días sin pisar la Comunitat después de la tensión vivida el pasado 3 de noviembre en Paiporta, poco después de la Dana que asoló la provincia y dejó 224 víctimas mortales y todavía tres desaparecidas.
La ausencia del también líder del PSOE había sido reiteradamente señalada por el PP y aprovechada por el presidente nacional de esta formación, Alberto Núñez Feijóo, quien se ha prodigado en las últimas semanas en el territorio ocupando así el espacio que estaba dejando vacío el jefe del Gobierno.
Con este escenario, días atrás se conoció que Sánchez sí estaría presente en el próximo congreso del PSPV que tendrá lugar el fin de semana del 1 de febrero, un cónclave que servirá para la reelección de la ministra Diana Morant como líder de los socialistas valencianos. No obstante, tal y como había informado este diario, se antojaba poco apropiado que el presidente del Gobierno fuera a acumular tres meses de ausencia en la provincia de la catástrofe y eligiera para regresar, precisamente, un acto de partido.
En este contexto se produjo ayer la visita de Sánchez a València. Una cita con un riesgo calculado que consistió en una reunión de la comisión ministerial sobre la Dana, un encuentro con los alcaldes de los 28 municipios afectados que todavía se hallan en Emergencia 2, un aparte con los agentes sociales y una visita a la base militar de Bétera. Una agenda aparente que, no obstante, evitaba el riesgo de pisar las zonas afectadas, además de obviar las instituciones gobernadas por el PP e implicadas en la reconstrucción: Generalitat y Diputación de Valencia.
Una circunstancia esta que ahondó en la sensación de separación pública que existe entre el Gobierno central y las administraciones valencianas. Aunque es cierto que, a la hora de gestionar la reconstrucción, sí se produzca comunicación especialmente entre el segundo y tercer escalón de los ejecutivos, la batalla sobre el relato parece empujar a los dos actores institucionales principales -y sus representantes- a no compartir espacio provocando, de esta manera, una sensación de enfrentamiento constante ante la ciudadanía que tiene como único objetivo mantener cierta ventaja en el relato.
Días atrás, por ejemplo, el Consell, junto a la alcaldesa de València, María José Catalá, protagonizaban una confrontación que a la postre resultó ficticia sobre el Fondo de Solidaridad que debía solicitarse a la Unión Europea. El Gobierno de España lo pidió dentro del plazo establecido pero en el Ejecutivo valenciano se quejaron de no haber recibido información: el ministerio, por su parte, aportó una cronología de todas las comunicaciones entre ambas administraciones que sí ponía de manifiesto que había existido coordinación entre ambos gobiernos.
De la misma manera, se entiende la queja del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, respecto a no haber sido invitado por Pedro Sánchez al encuentro celebrado este jueves en València. Fuentes del Gobierno, por su parte, explicaron que la comisión interministerial no es un órgano donde participe el Consell. Sin embargo, parece fácil imaginar fórmulas para que se hubiera producido algún tipo de encuentro o espacio de diálogo entre Sánchez y Mazón si hubiera existido la voluntad política para ello: de hecho, resulta complejo pensar en que, por ejemplo, el presidente del Gobierno hubiera ido a un acto similar en Cataluña y no hubiera contado con Salvador Illa.
Una forma de actuar que Mazón calificó ayer de "desplante institucional" y sobre lo que fue preguntado Sánchez en su comparecencia ante los medios, quien aseguró que el Gobierno de España ha estado en Valencia representado "desde el minuto cero de la crisis" por la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, y por todos los ministros que han visitado la provincia en los últimos meses. "Evidentemente, yo vendré también en otras ocasiones", agregó el presidente, quien se mostró además "encantado" de poder reunirse con el jefe del Consell. "Faltaría más", añadió, para asegurar que existía una coordinación "total y absoluta" entre las administraciones.
Además, Sánchez también fue preguntado sobre si visitará los municipios afectados por la Dana. "No es el momento de la foto, sino de la gestión". "¿Qué es lo que nos demanda la ciudadanía? Gestión, gestión, gestión y gestión", subrayó, después de haber anunciado nuevas partidas por valor de 2.200 millones de euros para impulsar la recuperación.
De esta manera, y con una posterior visita a la base militar de Bétera donde se albergan las tropas que trabajan en las tareas de reconstrucción, el presidente del Gobierno dio por cumplido su regreso a la Comunitat Valenciana casi tres meses después de su anterior presencia. La cita sigue dejando la sensación de que hay pocas posibilidades de la reconciliación pública entre las administraciones, más allá de que pueda existir colaboración real a menudo poco visible o incluso por debajo del radar mediático en cuestiones básicas de la reconstrucción.
En este sentido, resulta sorprendente e institucionalmente disfuncional que en una situación de estas características no se produzca un encuentro entre Sánchez y Mazón, de la misma manera que, tal y como informó este diario, aún no se haya producido la primera reunión oficial entre el Comisionado para la Reconstrucción designado por el Gobierno de España, José María Ángel, y el vicepresidente segundo del Consell y responsable de esta cuestión, Francisco José Gan Pampols. Detalles que siguen contribuyendo -además de los cruces de acusaciones y rifirrafes verbales- a mostrar una distancia entre administraciones poco apropiada cuando se habla de una catástrofe como la vivida en la provincia de Valencia.
Por otro lado, también se produjeron algunas pequeñas concentraciones con la visita de Sánchez enfrente de la Delegación del Gobierno. En este caso, fueron dos grupos de poco más de una decena de personas los que se manifestaron ante la presencia del presidente, unos para mostrar su apoyo al jefe del Ejecutivo y otros para exigirle la dimisión. "Sánchez no estás solo" por un lado o "A Paiporta, Pedro", fueron algunos de los gritos proferidos respectivamente.