El acuerdo entre Sánchez y Rivera es visto desde Podemos como un acercamiento al PP o, simplemente, como un 'farol' del líder socialista puesto que no le salen los números
VALENCIA. La recta final de las negociaciones antes del pleno de investidura adelantado al día 1 de marzo está elevando la temperatura entre las fuerzas implicadas en las conversaciones. El principio de acuerdo entre PSOE y Ciudadanos hecho público este martes fue contestado por una amenaza de 'portazo' a la negociación por parte del líder de Podemos,Pablo Iglesias. Desde la formación morada, algunos ven en esta maniobra del socialista un acercamiento para buscar la abstención del PP mientras otros piensan que la acción de Sánchez es un 'farol' porque los populares no entrarán al juego y el líder socialista sabe que así no le salen los números.
Lo cierto es que el acercamiento PSOE-Ciudadanos complica mucho el escenario. Su primera hoja de ruta sobre un programa de gobierno para esta legislatura establece que no se subirá el IRPF, se reformará el Senado para reducir su tamaño, y se modificará la redacción del artículo 135 de la Constitución, sobre la estabilidad presupuestaria, para garantizar la financiación de políticas sociales.
Además, el acuerdo de investidura y legislatura en el que trabajan el PSOE y Ciudadanos dejará fuera la apuesta por el contrato único del partido de Albert Rivera e incorporará un complemento salarial para trabajadores pobres, dentro de un paquete más amplio contra la pobreza que estaría dotado de 7.000 millones de euros anuales.
Por otro lado, en la reforma exprés de la Carta Magna propuesta por C's también se incluye suprimir las diputaciones para crear "consejos provinciales de alcaldes", la eliminación de los aforamientos para diputados y senadores, la limitación de la Presidencia del Gobierno a dos legislaturas, la revisión del Consejo General del Poder Judicial y la reforma de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP), para facilitar sus tramitación.
Respecto a la reforma exprés de la Carta Magna, C's propone la supresión las diputaciones provinciales para crear "consejos provinciales de alcaldes", la eliminación de los aforamientos para diputados y senadores, la limitación de la Presidencia del Gobierno a dos legislaturas y la revisión del Consejo General del Poder Judicial. Una reforma que, no obstante, tendría que incluir el apoyo del PP.
Si bien Podemos y demás fuerzas de izquierdas implicadas podrían coincidir en algunos puntos, las fuentes consultadas por este diario señalan que la formación morada no está dispuesta a aceptar la posición en materia fiscal. Además, otro de los problemas de difícil solución es el debate territorial que Sánchez y Rivera no han introducido en su preacuerdo.
Las voces críticas contra el acercamiento del PSOE a Ciudadanos se escucharon fuertemente en la jornada de ayer. De hecho, el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, ya avisó por la mañana en su Twitter: "El PSOE se tiene que decidir: o pacto de cambio o pacto con la derecha centralista de Ciudadanos".
La jugada es complicada. El pacto PSOE-Ciudadanos necesitaría la abstención de Podemos y el voto a favor de PNV, Compromís, IU y Coalición Canaria. O eso, o la abstención del PP. Ahora bien, Sánchez había conseguido debilitar el frente de Podemos y sus socios pero, tras su movimiento con C's, realizado simultáneamente a las negociaciones a cuatro con el partido de Iglesias, Compromís e IU, el malestar fue notorio desde estas fuerzas y se ha producido un reagrupamiento.
Pese a todo, el líder de Podemos, no obstante, aseguró que no se levantaría de la mesa de negociación y se mostró optimista de convencer a Sánchez "de mirar a la izquierda y no a la derecha". Eso sí, señaló que su formación se opondría a ese pacto, lo que imposibilitaría la investidura del socialista salvo intervención del PP a favor del PSOE.
En esta línea, la posición Sánchez es complicada dado que sabe que si juega sus cartas por el flanco de Podemos, los números dicen que podría lograrlo consiguiendo el favor de la formación morada, IU, PNV, Compromís, Coalición Canaria y la abstención de los catalanes. Una situación que le permitiría ser investido -el precio sería alto- como presidente aunque C's votara en contra pero que, sin duda, le dejaría en una situación muy delicada desde el primer día. Por otro lado, el pacto con Ciudadanos es muy endeble numéricamente y debería contar con la abstención de Podemos y el apoyo de otros grupos minoritarios.
Mientras, el PP tampoco está en un buen momento. La agenda mediática está marcada por los casos de presunta corrupción y, cada vez en mayor medida, desde la formación popular se tienen dudas de cuál sería el rendimiento si hubiera una reedición electoral. Más aún cuando Ciudadanos está acaparando un protagonismo activo en las negociaciones. De la misma manera, también empieza a intuirse que una repetición de los comicios no favorecería a Podemos.