VALÈNCIA (EP). La Concejalía de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de València ha solicitado 105 cambios de aceite en las 806 inspecciones realizadas en las churrerías instaladas en València con motivo de las Fallas, visitas en las que se comprueba que los establecimientos cumplan con las medidas higiénico-sanitarias.
El Bando Fallero marca la pauta y establece la normativa que todos los puestos de venta de churros tienen que cumplir. Un total de 158 puestos de venta de churros están instalados en las calles de València desde el día 24 de febrero hasta el 19 de marzo, de los que 136 corresponden a puestos de fallas y 22 a bares, según ha informado el consistorio en un comunicado.
El concejal de Sanidad y Consumo, José Gosálbez, ha informado que en la primera semana se han realizado 300 controles efectuados y a día de hoy son ya 806 las inspecciones realizadas "y tan solo hay un puesto cerrado". Se trata de la misma churrería a la que se le denegó el permiso la semana pasada y que está intentando tramitarlo.
"Vamos a continuar haciendo un seguimiento exhaustivo hasta el 19 de marzo, porque la salud de los valencianos y de los visitantes durante estas Fallas son una prioridad para esta Concejalía", ha indicado el edil. Los inspectores técnicos miden la calidad del aceite con un medidor de compuestos polares y todos los establecimientos tienen que estar conectados a la red municipal de abastecimiento de agua.
"Es condición fundamental y somos muy estrictos en el cumplimiento de la normativa", ha asegurado Gosálbez. En la ciudad ha aumentado en 18 el número de puestos con respecto al año anterior y desde el Área de Sanidad y Consumo se realizan inspecciones de manera periódica y aleatoria.
En estas visitas se han requerido 105 cambios de aceite por deterioro y en materia de aguas se han realizado 129 inspecciones con un requerimiento de 11 cambios a manguera alimentaria.
Los ocho técnicos que realizan las inspecciones supervisan las condiciones sanitarias de cada puesto; controlan que se cumplan las prácticas de manipulación de alimentos, la conexión de red, que dispongan de calentador de agua, de grifo de accionamiento no manual y que se utilicen toallas de un solo uso y se toman muestras de agua en el momento para comprobar el estado microbiológico y químico.
"Todas estas inspecciones se realizan de manera aleatoria, es decir, por sorpresa y pueden ser cualquier día de la semana y a cualquier hora. No solo controlamos la cuestión del aceite o del acceso del agua, también controlamos los precios y la calidad de las masas, como es el caso de las personas celíacas. En Valencia hay unas 8.000 personas diagnosticadas y es algo que nos parece fundamental, velar por los derechos de los consumidores y por tener unas Fallas tranquilas y seguras", ha indicado Gosálbez.
Además, se comprueba que todas las churrerías tengan en lugar visible la lista de precios; dispongan de hojas de reclamaciones y de que se emita ticket si lo demanda el cliente; y que tengan visibles las autorizaciones.