Aythami Castellano Santana e Iván Santana son una dupla que hicieron de la marcha de su origen, Canarias, una especialidad que impacta entre dos orillas
VALÈNCIA. Además de prometer que en la confección de esta pieza no se usarán los emojis con los que siempre se define a las Canarias, pueden anunciarse muchas más cosas. Como que a veces es necesario tomar distancia del territorio madre para reafirmarse como miembro de tu lugar en el mundo. Como que la reapropiación del acervo cultural a veces se practica mejor desde la otra orilla. Y como que, en general, la dupla canaria que aparecerá a continuación se hizo valer del bagaje de la tradición canaria para componer desde València una iniciativa que emparenta un diseño que con los dedos toca El Hierro y Ciutat Vella al unísono.
Se llaman Aythami Castellano Santana e Iván Santana. Por tanto, como una consecuencia lógica, su proyecto de creación recibe el nombre de Santanasantana. Dos extremos de una misma operación que se deslocalizaron hasta València para estudiar diseño gráfico. A partir de entonces, y por el propio hecho de irse de Gran Canaria con apenas los veintipocos, Canarias se convirtió en un factor epicentro de su diseño, al tiempo que una herramienta vehicular con la que encontrar excusas dispares para volver a las islas.
Por ejemplo: diseñar Valentina la de Sabinosa, presentado en la exposición colectiva Handshake & Friends 2021 donde la “principal motivación era dar a conocer uno de los personajes femeninos más importantes del folklore del archipiélago”. O por ejemplo: su primer proyecto, Bungalows Tamaragua, nacido en 2018 “después de un año de búsqueda de imágenes relacionadas con el turismo y la identidad cultural de las islas. El resultado final se materializó en una publicación editorial que distribuimos nosotros mismos”. Y también, por ejemplo: cuando en el año 2019 reinventaron el proyecto “en forma de exposición en el festival Lava Circular. A través de postales y unas toallas de playa hicimos una reinterpretación del souvenir clásico para poner en debate la gestión del turismo en el archipiélago”.
Formular su manera de diseñar, recalibrando las coordenadas de su origen, les permitió generar un relato propio de cuando se vive en el seno de tu territorio… estando lejos de allí. “Dar vida a Santanasantana nos ayudó a sentirnos más cerca y conectados con nuestra tierra y forma de ser”, razonan ahora. “La idea de que Canarias sea aparentemente una ‘especialización’ es algo que nos llega de forma orgánica y sin premeditación. En el camino nos hemos dado cuenta de que poner en valor esta particularidad nos ayuda tanto a diferenciarnos como a no perder el lado más motivador de la iniciativa. A día de hoy seguimos poniendo la mirada en nuestro lugar de origen para buscar inspiración, los recursos que nos ofrece el territorio son infinitos”.
Cuando el diseño, el cuestionamiento y el territorio se vinculan en una ecuación única, el impacto se acelera. Quizá una de las mejores maneras de entender la realidad canaria sin edulcorantes ni filtros cargados de clichés, sea visitar el trabajo conjunto de la dupla Santana.
Y el turismo. Santanasantana genera una narrativa visual de cómo no conviene quedarse solo con una capa turística. No conviene tan solo con una versión de los hechos.
Explíquense.
“A través del diseño intentamos cuestionar y poner en valor la idiosincrasia del pueblo canario, o al menos nuestra manera de entenderla. Canarias es una tierra especial, su historia y su cultura son únicas. Hoy en día sigue siendo destino turístico-masivo por su cualidades macaronésicas y creemos de vital importancia que es momento de parar y reflexionar sobre todo lo que rodea y afecta al territorio (como bien defendía Manrique en su lucha activista en los años ochenta)”.
Explicado.
Justo esa carencia de profundidad en torno a lo que se habla de Canarias cuando se habla de Canarias, fue el aguijón definitivo. “Al tercer o cuarto año de vivir fuera nos dimos cuenta de que son conocidas únicamente como un enclave turístico de sol y playa, más allá de otros factores culturales que para nosotros tienen mayor relevancia. Es curioso, pero es muy difícil valorar el espacio donde uno crece hasta que no lo ves desde fuera. Lo que empezó como conversaciones, risas y debates entre dos amigos terminó siendo lo que somos hoy”.
Hace pocos días que volvieron de El Hierro. Allí han estado como responsables de la dirección artística de Lava Circular, el circuito cultural que tiene lugar en la isla y que acaba de celebrar quinta edición. “El evento recoge cada año un gran número de proyectos relacionados con la cultura tradicional y contemporánea del archipiélago. Se genera un encuentro mágico entre participantes, asistentes y habitantes, algo muy singular y cercano. Si hace unos años dejamos la isla para buscar nuevos retos y crecer profesionalmente, con Lava Circular tenemos la sensación de que sucede en sentido inverso, regresamos a nuestro lugar de origen para nutrirnos del territorio y los conocimientos de su gente”.
Entre regresar y volver de donde se regresó, en ese bucle infinito de Canarias a València, ha germinado un espacio de conexión donde ambas culturas se toquetean. “Cuando descubrimos la huerta valenciana nos sentimos fascinados y conectamos al instante. La huerta es lo más característico por la proximidad que tiene con la ciudad. En Gran Canaria nos pasa un poco lo mismo. Vivíamos en la ciudad y el ‘campo’ –como lo llamamos nosotros– lo tenemos a pocos minutos”.
Fruto de la conexión, acabaron dando forma junto a Handshake a Recreo Art Book Fair, la feria abierta a las publicaciones y el arte impreso. Uno de los proyectos con mayor vitalidad sobre el plano de València en este último ciclo. “Tratamos de crear un marco que explore sobre el presente y el futuro de la edición independiente”.
Las Canarias, cuando se imprimen desde València, están mucho más cerca.