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Se buscan 1.975 millones de personas para el cambio climático

18/09/2021 - 

Los incendios veraniegos y las inundaciones de septiembre nos han recordado sin concesiones una tarea que tenemos pendiente: qué hacer ante el cambio climático. “A veces necesitamos que alguien nos enseñe lo que no somos capaces de ver, y entonces nos cambia la vida” le decía Seth Rogen a su amigo en la película ¿Hacemos una porno?

El recién presentado informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, destaca que la estabilización del clima requerirá reducciones fuertes, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero, y llegar a cero emisiones netas de CO2. Este informe ha sido aprobado por 195 gobiernos miembros, el mismo número de gobiernos que suscribieron en 2015 el Acuerdo de París, que es en la actualidad el principal marco de regulación climática internacional, y que sucedió al Protocolo de Kyoto de 1997, que a su vez siguió la estela iniciada en la Conferencia de Estocolmo de 1972 que despertó la concienciación sobre la necesidad de cuidar de nuestro planeta.

Desde esa Conferencia se han emitido más de un millar de leyes para proteger el medioambiente, y parece que todavía no se acaba de actuar con la decisión necesaria. ¿Y de quién es la responsabilidad?

El CIS del pasado mayo preguntó sobre quién debía ser responsable del bienestar de todos ciudadanos. El 70,9% respondió que debe ser el Estado, un 11,4% contestó que la responsabilidad del Estado debe limitarse a los ciudadanos más desfavorecidos, y un 12,7% afirmó que son los ciudadanos quienes deben ser los responsables de su propio bienestar. Pocos cambios respecto a las respuestas que para una pregunta semejante se hizo en el CIS de ¡septiembre de 2011!: un 67,1% atribuía la responsabilidad al Estado, un 21,3% la circunscribía al cuidado de los más desfavorecidos, y solo un 7,9% defendía que los ciudadanos deben valerse por sí mismos para resolver sus problemas.

Podrá argumentarse que un asunto como el del cambio climático es tan complejo que poco podemos hacer como individuos, pero como advertía Montaigne “a nadie le va mal durante mucho tiempo sin que él mismo tenga la culpa”.

Siempre hay formas de contribuir individualmente a los cambios. Algunas pueden ser extravagantes, como la reciente tendencia de algunas estrellas de cine de evitar el baño diario y el jabón como Leonardo DiCaprio, que solo se baña dos veces por semana para ahorrar agua, y no usa desodorante porque lo considera dañino para la naturaleza.

Pero lo que no es una moda son las 3R clásicas de la gestión ambiental -reducir, reciclar, reutilizar-, aplicables en prácticamente todos los momentos y entornos de nuestra vida cotidiana. Y sin embargo, todavía hay mucho margen de mejora.

Por ejemplo, en España en 2020, el peso total de envases domésticos de plástico, brik, metal y papel / cartón que se enviaron a plantas de reciclado y que fueron recuperados previamente a través de la recogida selectiva y del contenedor de resto fue apenas un 10% más que cinco años antes.

No hace tanto que todavía se dudaba del cambio climático y de sus consecuencias. Incluso Trump sacó a los Estados Unidos del citado Acuerdo de París. Ya advertía Robert Young en el filme Encrucijada de odios, que “los ignorantes se ríen de lo que no comprenden”. Y es que un modelo de crecimiento sin contaminación, supone una transformación radical que pone en riesgo la forma tradicional de hacer las cosas, desatando una fuerte resistencia al cambio. Y aunque poco a poco la conciencia de la gravedad de la situación va calando, no lo hace ni con la velocidad, ni con la contundencia necesaria.

La teoría de la masa crítica sostiene que cuando una minoría comprometida alcanza un determinado tamaño, el sistema social cruza un punto de inflexión y las acciones de ese grupo desencadenan una cascada de cambios de comportamiento que aumentan rápidamente la aceptación de la opinión minoritaria. La pregunta es: ¿cuál es el tamaño necesario de esa minoría?

En 2018, investigadores de la Universidad de Pensilvania y la Universidad de Londres resolvieron esa cuestión.  Las poblaciones con minorías comprometidas que oscilan entre el 25% y el 27% del total lograron niveles de cambio del comportamiento entre 72 y el 100% de la población total.

Según la mencionada teoría de la masa crítica, el poder de los grupos pequeños no proviene de su autoridad o riqueza, sino de su compromiso con la causa. El referido informe sobre Cambio Climático aunque reconoce que la situación es crítica, también muestra que las acciones humanas todavía tienen el potencial de determinar el curso futuro del clima.

En la actualidad la población mundial se cifra en 7.900 millones de personas, por lo que aplicando el razonamiento de los aludidos investigadores se necesitan al menos 1.975 millones para revertir la tendencia y dar viabilidad al planeta. ¿Te apuntas?

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