VALÈNCIA. Con frecuencia leemos sobre la inversión en valor, del inglés value investing, como filosofía de inversión en algunos de los fondos de renta variable más importantes y de mayor rentabilidad de España o en referencia a uno de los más exitosos y famosos gestores de inversión del mundo, como es Warren Buffett. También, en referencia a la inversión en valor, se decía recientemente en este diario que “no es una moda sino un síntoma”, que se percibía al calor de una mayor cultura financiera del inversor y, en definitiva, a un cambio en la manera de invertir.
Si finalmente nos acogemos al principio de la inversión en valor, éste surge con el objetivo de aprovechar las fluctuaciones a corto plazo de las cotizaciones para invertir a largo plazo. La idea es comprar acciones cuyo precio en el mercado actual sea inferior a su valor con la idea de que su precio se acabará elevando en un futuro, en el momento en que el mercado se ajuste. Ya saben, el precio no es lo mismo que el valor.
Todo lo anterior me va a servir para hacer una reflexión en voz alta, una reflexión sobre la gestión patrimonial, nivel por encima de la gestión de renta variable, lógicamente del resto de tipo de activos, y que nos lleva a revisar cual es el planteamiento que se hace en esa industria en estos momentos. ¿Podríamos asimilar la gestión patrimonial al value investing?, ¿o simplemente es una 'herramienta' más que se utiliza para la gestión patrimonial? ¿Se puede aplicar el value investing a la globalidad de un patrimonio?
La gestión patrimonial es una actividad que requiere un conjunto de habilidades multidisciplinares que van desde la planificación financiera y fiscal a muy largo plazo, el desarrollo de procesos de control, las relaciones interpersonales o familiares, la fiscalidad, la gestión administrativa, el análisis, selección y seguimiento de las inversiones, entre otras muchas actividades. En definitiva, mucho más de lo que se recogía en la inversión en valor, por lo que, en un primer momento, no tendría mucho sentido asimilar ambos conceptos.
Sin embargo, es importante encontrar como principal similitud el plazo temporal, donde la visión cortoplacista pierde cualquier sentido y donde en ambos casos nos referimos al largo plazo como aquel que permite realmente obtener los resultados que previamente se han identificado como potenciales.
Mientras que el value investing apunta al largo plazo para que el precio de la acción alcance el 'valor intrínseco' previamente identificado, una buena gestión patrimonial se fija un horizonte de largo plazo para que las necesidades que previamente se han identificado sean cubiertas, tanto en términos de rentabilidad, flujos monetarios, así como de cualquiera que se haya determinado de inicio o durante las continuas revisiones.
Otro aspecto no menos importante que comparten ambas metodologías es la base sobre la que fundamentan sus decisiones de inversión y/o gestión, la cual es una base sólida de argumentos económicos, empresariales o flujos monetarios, que 'aseguran' una gestión de la inversión o del patrimonio que permite identificar excelentes oportunidades. Unas oportunidades generadoras de rentabilidad y que, sin duda, suponen un conocimiento perfecto de donde se está invertido, de cuáles son las palancas de valor y dónde se encuentran los factores de riesgo.
En mi opinión y como primera conclusión diría que el 'value investing' como filosofía de inversión debería compartir con la gestión patrimonial ese aspecto de visión a largo plazo. El mismo donde se dibuja una visión de los mercados y los activos invertidos, de cara a identificar una rentabilidad potencial que no se altera a menos que el escenario que originó esa hipótesis de inversión se altere en si misma, permaneciendo así impasible -sin dejar de estar atento- a los acontecimientos cortoplacistas que pueden producirse y que alteran puntualmente los precios y, por qué no, pueden además darnos oportunidades para reafirmarnos en nuestra visión.
Eso nos lleva a plantear un modelo de gestión patrimonial que sitúe el conjunto del patrimonio en un escenario o valoración inicial y que, sin dudarlo, utilice activos que apliquen esta filosofía de inversión, la del 'value investing', viéndose reflejado el espíritu de este modelo de inversión en el patrimonio, otorgando así al conjunto patrimonial ese sentido fundamental de visión a largo plazo y de conocimiento de las inversiones y del entorno.
En un entorno como el actual, con una gran variedad de alternativas de inversión y la complejidad de las mismas, unida a la volatilidad de los mercados financieros, se hace cada vez más difícil realizar una correcta gestión patrimonial. De ahí que debemos comenzar con sentar las bases de ésta y, sin duda, una de ellas es la búsqueda de las mejores oportunidades de inversión en el largo plazo, con una filosofía basada en la compra de activos con el elemento de valor, junto con buenos fundamentales y en el momento adecuado.
Javier Domingo es analista de AZNAR Patrimonio, registrada en la CNMV como Raúl Aznar González EAFI