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SOPA DE PESCADO / OPINIÓN

Semprún y Claudine

Foto: JOSÉ OLIVA/EP
19/12/2023 - 

Hace apenas unos días, el segundo canal de la televisión pública nacional emitía un interesante documental en el que se recordaba la figura de Jorge Semprún. Un intelectual español destacado de esa segunda mitad del siglo XX en la que nuestro país despertaba a la modernidad a base de dictadura y represión.

Tal y como están las leyes educativas de nuestro país no me extrañaría que el nombre pudiera resultarle ajeno a buena parte de nuestros lectores más jóvenes, o quizá no, pero en cualquier caso no está de más recordar que con apenas veinte años fue prisionero en el campo de concentración de Buchenwald. Que fue un escritor importante capaz de relatar su paso por la barbarie del holocausto a la que sobrevivió y que tan excepcionalmente narró en su libro El Largo Viaje con una calidad y profundidad narrativa a la altura de autores que compartieron tan triste experiencia como Primo Levi.

Recordar que fue un guionista de cine destacado; comunista miembro del comité central del Partido Comunista de España en el exilio; activista en la lucha contra la dictadura cuyas células anti franquistas contribuyó a organizar; y también Ministro de Cultura en uno de los gobiernos de Felipe González.

Recordaba el documental que cuando en 1964 tanto Semprún como su gran amigo Fernando Claudin fueron expulsados del PCE, Dolores Ibarruri (Pasionaria) despreciaba su heterodoxia calificándolos de “cabezas de chorlito”.

Primo Levi. Foto: MARCELLO MENCARINI

Pero lo realmente interesante es que Carmen Claudine, hija de Fernando recordaba lo que solían decir al respecto de su expulsión como miembros del Partido Comunista tanto Jorge como Fernando cuando recordaban que tuvieron que elegir entre la mentira dentro del partido o la verdad fuera del partido. Y Carmen recordaba que, a pesar de lo duro que fue para ellos verse excluidos de un proyecto del que fueron parte y parte importante, eligieron lo segundo en un ejemplo de dignidad que hoy, más que nunca, conviene recordar.

Cuando la política actual confunde la palabra mentira con el eufemismo cambio de opinión. Y cuando para el poder político palabras como heterodoxia, verdad, criterio o sentido crítico entiende que éstas deben estar siempre al servicio y supeditadas al partido.

Conviene entonces recordar que el camino de la dignidad es posible. Que no es lo mismo mentir que decir la verdad. Que los poderes públicos y el presidente del Gobierno están obligados a decir la verdad siempre y que no podemos ni debemos admitir ningún tipo de relativismo en este ámbito. Que cuando se dijo que no se pactaría con Bildu y hoy se le regala la alcaldía de Pamplona a quienes a día de hoy siguen sin condenar el terrorismo y en previsión del negro futuro que nos espera.

Cuando la mentira domina toda la acción del gobierno. Cuando todo sentido del rubor parece haberse perdido. Cuando Sánchez decide que es más importante el partido que la verdad y opta por ocupar la Fiscalía General del Estado con Dolores Delgado, el Centro de Investigaciones Sociológicas con Tezanos, el Tribunal Constitucional con el ex ministro Campo o la Unesco con el exministro Miquel Iceta.

Foto: G. VALIENTE/EP

Cuando todo esto sucede muchos nos preguntamos si queda socialismo al margen del partido de Pedro Sánchez. Muchos nos preguntamos sí aún es posible lograr que la mentira no sea lo mismo que la verdad y si es posible que el partido no se anteponga siempre a la verdad.

Como ustedes lectores saben bien, prefiero dejarles las preguntas en el aire para que en la ortodoxia o heterodoxia propia, cada cual llegue a la conclusión que considere más acertada.

Mi opinión es clara: si la política en este nuevo siglo debe discurrir por la senda de lo superficial; si vamos encaminados a vivir en un sistema de partidos que no tolere ni la discrepancia ni la heterodoxia como hizo Pasionaria con Semprún y Claudine o como el sanchismo hace con González, Guerra y todo aquel que no acepta la mentira oficial del partido; si el socialismo español como yo creo esta dispuesto a anteponer la mentira a la verdad, y la verdad al partido con tal de gobernar; si todo eso es así huelga decir que no vamos bien; huelga decir que el socialismo español parece replicar la senda del peronismo argentino. Y a mi eso es algo que no me gusta.

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