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EL CABECICUBO DE DOCUS, SERIES Y TV

Matt, un tipo que se está enriqueciendo perdiendo en los casinos, pero emitiéndolo por YouTube

Vegas Matt es un youtuber que se dedica a tirar el dinero en los casinos retransmitiéndolo y tiene más audiencia que la selección española

  • Vegas Matt

VALÈNCIA. “Hoy nos vamos a gastar un millón de dólares en cash”, dice un tipo con una camisa ridícula en el salón de un casino. Se trata de Vegas Matt, un youtuber seguido por un millón de personas que se dedica a ir a casinos a jugar sin criterio ninguno y palmar cantidades ingentes de dinero. Los vídeos son para entusiastas, el tipo va pasando por las mesas y las tragaperras y la tónica dominante son sus gritos de alegría, sorpresa o decepción. Es decir, son un ladrillo infumable, pero se conoce que tienen mercado. 

La gente los ve sin parar. Este vídeo en el que se gasta un millón tiene tres millones de visualizaciones. Y no es su cifra más alta, ha llegado a hacer 6,7 millones en alguno (lo que la selección española en un partido de fase de grupos de la última Eurocopa) y la media general es de medio millón. 

El secreto de su éxito es que la gente se ha enganchado a verlo perder. Pierde, pierde, cada vez se arriesga más, y lo pierde todo, todavía más. Puede ir a un ritmo de 50.000 dólares por hora. Como reality, plantea el what if de qué pasaría si pudieras ir a un casino y gastar lo que te dé la gana sin estrategia, conocimiento ni nada parecido. ¿Cómo rentabilizar todo eso? Según ha declarado, tiene seis millones de horas de visualización por mes con un anuncio cada diez minutos. 

Le siguen su hijo y su mujer por todos los casinos del país. La verdad es que resulta simpático, es agradable de ver y no parece un payaso, lo que hace aún más morboso el hecho de que vaya tirando el dinero como si le faltase un hervor. 

En el Wall Street Journal hubo un artículo hace años sobre este fenómeno, que parece que no se le ha ocurrido originalmente a Matt. El primero citado era Brian Christopher, que ahora mismo tiene 700.000 seguidores en YouTube, y va a vídeo por día. Se dedica a jugar a las tragaperras. Recuerdo cuando yo era niño y las máquinas recreativas estaban en los bares, que a veces víctima de la desesperación y el aburrimiento, me ponía a ver la partida del que estuviera dejándose el dinero en la tragaperras. 

  • Vegas Matt

Me parecía fascinante cómo iban cayendo las monedas de 100 pesetas. Una partida a mi máquina costaba 25 pesetas y no me era en absoluto nada fácil conseguir pelas para poder echar una cada día. Muchas veces iba al bar sin nada solo para ver jugar a otros. Estos, en cambio, se pulían 1000 pesetas en un cuarto de hora. Era espectacular. No entendía yo bien por qué, ya que las frutas no tenían la más mínima diversión y, cuando tirando de los avances, entraba en juego el resto de lucecitas de la máquina, nunca logré entender qué estaba pasando. Aquello me parecía penoso. Y los que jugaban no solían ser personas llenas de encanto y glamur. Especialmente me dejó marcado la madre de una amiga, cuya familia pasaba apuros económicos, y que todas las mañanas estaba ahí dándole y fumándose un paquete de Ducados. 

Ahora resulta que esos escenarios son atractivos para cientos de miles de personas, que no se pierden una entrega. No voy a juzgar a nadie, ya que cuando empezaron a aparecer los vídeos de explotar granos en Internet me enganché a ellos de forma enfermiza. Incluso hoy, de vez en cuando, echo alguna miradita al Instagram de Sandra Lee, la doctora Pimple Popper. Me suelo quedar exhausto al mismo tiempo que extasiado, es muy difícil de describir –y no se lo recomiendo a nadie- pero cuando explotan los granos es como un gol de falta de Rice combinado una sensación de alivio y descanso. El mundo es un lugar mejor después de ver liberar pus. 

Los espectadores aficionados a seguir la putrefacción de las tragaperras en directo que entrevistó el WSJ tenían ya sus 60 años. Decían que era divertido ver cómo juega otro sin gastarte tú el dinero y te tomas una cervecita mientras. Es curioso, es como el cambio generacional de chavales que casi prefieren ver en YouTube cómo le da a los videojuegos el ultraderechista grasiento afincado en Andorra de rigor en lugar de jugar ellos. Decían que ese era un efecto-ameba de los jóvenes, aunque en este caso lo que hacen los mayores tiene tela. 

Pero es un negocio. Christopher empleaba en 2023 a diez personas para hacer los vídeos, souvenirs sobre su persona y enviarlos. El chollo de retransmitir cómo palma le era rentable para pagar todos esos sueldos, meterle cantidades de seis dígitos a las tragaperras para grabar los vídeos y encima obtener beneficios en el balance que son su sueldo. En la diversificación de su negocio, también se dedica a ir a cruceros con aficionados a las tragaperras y, mientras surcan el Mediterráneo, juega con ellos. 

  • Cristopher

Lo que es menos inocente es el pasado de todos estos caballeros. Vegas Matt, por ejemplo, tiene varios registros en Internet donde le acusan de haberse estado lucrando hasta hace muy poco con estafas piramidales de Multi Level Marketing, empresas que reclutan vendedores de productos milagrosos con los que se van a forrar si colocan muchos previo pago de una cantidad, pero en realidad consiguen apenas el sueldo mínimo y todo se lo llevan crudo los que están arriba de la pirámide. En su caso, la más sonada es Vemma Nutrition, que la cerró el Gobierno después de que saqueara a miles de estudiantes universitarios, apretados económicamente por otro lado por los créditos que tienen que pedir para poder cursar la carrera

La historia oficial dice que Matt empezó por casualidad, que le grabó su hijo ganar una mano jugando al póker y levantarse 12.000 dólares tras haber perdido 9.000. Fue una remontada épica que se hizo viral en TikTok. Sin embargo, quisieron repetir la jugada después y no les salió. Matt quería sacar una escalera y solo conseguió “un sándwich de mierda”, dijo, y paradójicamente, ese vídeo hizo el doble en TikTok. Pronto vieron un patrón y no dejaron de subir esos vídeos hasta hoy. 

Él también vende sudaderas, lleva sponsors en sus vídeos y se cree que el 70% de sus ingresos proceden de la publicidad de YouTube. Pero la caja de la que va sacando fajos de billetes cuando lo necesita, se llenó con el “marketing multinivel”, ganó millones con eso. Ahora triunfa de forma más limpia, pero atrayendo a la gente al juego. Los casinos por los que pasa se abarrotan de fans que le siguen, aplauden y hablan con su jerga. Es todo una gran fiesta del fetichismo del dinero en un país en el que, por ejemplo, las apuestas deportivas, desde que se han despenalizado en 2018, han pasado de mover 7.000 millones anuales en su primer año legales a 150.000. Así que todo esto nos lleva a una ley de juego que supera a la de los Pelayos: Si apuestas contra la inteligencia en Estados Unidos, siempre ganas. 

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