Urgen la elaboración de herramientas para aplicar la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales
VALÈNCIA (VP). Más de medio millar de prevencionistas y especialistas en igualdad han debatido sobre cómo integrar la perspectiva de género en la gestión de la prevención de riesgos laborales de las empresas en la jornada técnica organizada por la Asociación de Servicios de Prevención Ajenos de Riesgos Laborales de la Comunidad Valenciana (Serprecova) y promovida por la Conselleria d’Educació, Universitats i Ocupació.
Durante la jornada se ha puesto de manifiesto la voluntad de analizar desde una perspectiva de género todo lo relativo a la prevención de riesgos laborales, así como la necesidad de contar con guías técnicas y directrices desde la Administración que permitan a los servicios de prevención la evaluación y prevención de riesgos laborales desde la perspectiva de género. Del mismo modo se ha hecho referencia a la urgente formación en igualdad de las personas responsables en prevención para evitar sesgos y estereotipos de género.
En la inauguración de la jornada, Andrés LLuch Figueres, Director General de Trabajo, Cooperativismo y Seguridad Laboral ha afirmado que la integración de la perspectiva de género es una “cuestión de cultura preventiva, los puestos de trabajo deben adaptarse a las personas”.
Miquel Valldecabres Muñoz, socio-director de Adevall Assessors, ha centrado su intervención en la normativa española actual sobre Género y Prevención de Riesgos Laborales y ha concluido que la normativa ya regula la aplicación de la perspectiva de género en la prevención de riesgos por lo que hay que “aplicar y dar soluciones diferentes a situaciones diferentes porque en eso consiste la igualdad”. Y en este punto, ha comentado, que la aplicación práctica de la legislación en este sentido “genera incertidumbre y dificultad”.
Por parte del Grupo de Género Osalan-Instituto Vasco de Seguridad y Salud laborales, han intervenido en la jornada Raquel Raposo Acevedo y Edurne Elorza. En su presentación, Raquel Raposo ha incidido en que para realizar una prevención de calidad “hay que tener en cuenta a las personas que hay detrás de cada puesto de trabajo”. En este aspecto ha incidido en que las empresas reflejan la misma desigualdad que existe en la sociedad: “Las empresas no son islas, son el reflejo de la sociedad”. Por eso, “hay que saber detectar cómo afecta esta desigualdad en la prevención de riesgos laborales y en la salud de las mujeres trabajadoras. Por ello, considera fundamental la interacción entre las políticas de igualdad de las empresas y las políticas de prevención”.
Desde Osalan, Edurne Elorza ha presentado la herramienta que ha desarrollado para trabajar la prevención de riesgos laborales desde una perspectiva de género en la que se recogen pautas para aplicar en las diferentes etapas de los planes de prevención de riesgos: desde el diagnóstico de la empresa en materia de prevención hasta las acciones a implementar en función de las “tareas a realizar” y no de los puestos o categorías profesionales.
Entre las pautas, Elorza ha enumerado: la formación en igualdad de la plantilla, el uso no sexista del lenguaje, tener en cuenta las necesidades de hombres y mujeres y prestar atención a las personas que utilizan los equipos en las empresas, tener en cuenta si las empresas con las que se trabaja tienen en cuenta la perspectiva de género, realizar procesos de selección transparentes con equilibrio de sexos en equipo de selección o prestar atención a la flexibilidad de horarios. En cuanto a la prevención, ha hecho referencia a la necesidad de Investigar todos los daños y datos desagregados por sexo, prestar atención factores de riesgo añadidos como, por ejemplo, la doble jornada.
En concreto, para la vigilancia de la salud hay que prestar atención a los datos desagregados por sexo, identificar diferencias en la forma de enfermar diferente por sexo y tener en cuenta las necesidades específicas y la variabilidad en la atención a la salud.
En definitiva, se trata de “visibilizar” las diferencias en la vigilancia de la salud y evitar el “enfoque neutro” para potenciar la investigación y que la prevención sea más efectiva y se alcance un entorno saludable para todas las personas de la organización.
Para cerrar la jornada se ha realizado el conversatorio moderado por Nuria Pastor Ramos, presidenta de Serprecova, “De la teoría a la práctica: testimonios desde la experiencia”.
Eva Uriarte Galiana, de Grupo ESOC Prevención, se ha referido a las diferencias notables existentes en las demandas psicosociales entre hombres y mujeres en el trabajo, haciendo referencia cuestiones como el embarazo, doble jornada, acoso sexual… que tienen más incidencia en las mujeres. Eva Uriarte ha enumerado diferentes herramientas y ha señalado cómo muchas de ellas invisibilizan riesgos de trabajo asociados estrictamente a las mujeres.
Carlos Mojón Ropero, de Grupo Procarión, ha confirmado que la perspectiva de género puede influir en las exposiciones ocupacionales a sustancias químicas, biológicas o físicas en el entorno laboral. Y aconseja abordarlas en las evaluaciones higiénicas porque los factores de riesgo son diferentes en hombres y mujeres, pero se aplican por igual en ambos sexos como estipula la normativa.
Para Alicia Piedrabuena Cuesta, del IBV-Instituto de Biomecánica de Valencia, los principales desafíos que enfrentamos al intentar integrar la perspectiva de género en las evaluaciones ergonómicas son la falta de muchos datos desglosados por género. los estereotipos de género que pueden llevarnos a ignorar adaptaciones necesarias en determinados puestos al considerarlos masculinos, factores económicos, desconocimiento, la falta de herramientas y reticencia de algunas empresas.
Yolanda Díaz Serra, secretaria general comarcal de UGT-PV L’Alacantí La Marina, ha comentado que la inclusión de la perspectiva de género en la política empresarial se está haciendo por imposición legal, pero que hay que incluirla para conseguir un mayor bienestar. En concreto, en los planes de igualdad se ha detectado que las empresas en materia de salud laboral se limitan a protocolos de embarazo o lactancia. “En las negociaciones de los planes de igualdad hemos encontrado diferencias de género y que las mujeres trabajen a tiempo parcial más que los hombres, las dificultades para la conciliación todavía son mayores en las mujeres, en las evaluaciones de riesgos psicosociales hay que tener en cuenta las diferencias por la precariedad laboral… hay que tener en cuenta las diferencias, analizarlas y evaluarlas con su variable de sexo”, ha apuntado. “Apostar por una cultura preventiva con visión proactiva y es imprescindible la formación a toda la plantilla como manera preventiva”.
Por su parte, Silvia Catalán Romero, de la Secretaría Salud Laboral y Mujer de CCOO Vinalopó-Vega Baja, ha hecho especial hincapié en que los riesgos derivados de una situación de acoso sexual deben de ser catalogados como accidentes de trabajo. Y ha recalcado que más que hablar de evaluación de riesgos -como señala la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual- es necesario prevenirlos y detectarlos. “No se puede evaluar el acoso como un riesgo laboral evaluable o tolerado”, ha señalado. Ha añadido que los protocolos nos abren puertas, no son la solución, “tan importante es la denuncia como el paso previo. Nos va a ayudar a detectarlo y a fijar un tiempo para llegar a conclusiones”
Por último, José Carlos González Hernando, jefe de la Unidad Especializada en Seguridad y Salud Laboral de la Inspección Provincial de Trabajo y S.S. Alicante, ha reiterado que hay una escasa integración de la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales. Y que ésta se focaliza en la función procreadora de la mujer.
Ha resaltado que es necesario introducir de manera urgente la perspectiva de género. “Tenemos un imperativo político (marco europeo y estrategia española) y un imperativo legal (ley de Igualdad 2007 obligación de integrar el principio de igualdad en la aplicación de las normas). Ya la ley de prevención establece que hay que tener en cuenta las condiciones de trabajo y las de la persona trabajadora”, ha afirmado. Y ha añadido que “estamos evaluando las condiciones de trabajo pero no las de las personas trabajadoras, podemos aprovechar la introducción de la perspectiva de género para hacer de forma correcta la evaluación de riesgos. Hemos identificado el problema, a partir de ahí hay que hacerlo”.
Para la presidenta de Serprecova, la novedad, indefinición y falta de criterios genera grandes incertidumbres alrededor de esta temática, y mucha inseguridad jurídica como viene siendo habitual en el sector de la prevención de riesgos laborales. Aunque se han despejado algunas incógnitas, seguirán trabajando para consensuar con la Administración cómo llevar a buen término la integración de la perspectiva de género en los sistemas de gestión de la prevención de riesgos laborales.