VALÈNCIA. Entre lo cotidiano y lo extraordinario, en ese punto tan concreto y, al mismo tiempo, frágil, se encuentra Sheela Gowda. La artista india visita España con motivo de su primera exposición individual en el país, que acoge Bombas Gens, en colaboración con Pirelli HangarBicocca (Milán), un proyecto comisariado por Nuria Enguita y Lucia Aspesi que repasa los últimos veinte años de producción de una creadora que “no ha tenido el reconocimiento que merecía”, a pesar de estar incluida hoy en museos como MoMA. Estas últimas palabras las firma Vicent Todolí, director de arte de la Fundación Per Amor a l’Art, quien, junto a la artista, las comisarias y la vicepresidenta de la fundación, Susana Lloret, presentaron ayer Remains, un proyecto expositivo que, de acuerdo con esta última, “abandona las paredes” para sorprender al visitante con instalaciones o esculturas que rompen con el cubo blanco. Lo hace, además, desde la base de su proyecto, pues hace uso de materiales como el cabello humano, estiércol de vaca o barriles de alquitrán, un punto de partida físico que no siempre fue bien acogido.
Recordaba la artista, hoy reconocida internacionalmente, como en 1993, tras dar un “giro drástico” a su obra, esta no fue bien recibida por sus colegas en Bangalore, así como en Mumbai, donde hasta los periodistas rechazaron reseñarla. Apunta Gowda que Europa “responde mejor al trabajo abstracto” aunque, eso sí, ella misma destaca que esto no deja de ser una generalización. “India no es un país homogéneo. El norte no es como el sur. Son muchas civilizaciones, es muy difícil comparar India con Europa, donde también hay muchos lenguajes”, recalca la creadora. Y es que las lecturas de su obra son muchas, y así debe ser, una interpretación que pasa por el propio filtro aplicado por el espectador –y sus circunstancias-, que se topa con un proyecto que parte de materiales aparentemente cotidianos para crear un todo coherente. Aunque sea por pura casualidad.