Como sabéis siempre digo que soy una chica con suerte. Desarrollar mi carrera profesional y personal cerca de la cultura me hace sentirme una chica afortunada. Y es que lo soy. Mi vida siempre ha estado cerca de la cultura aquí y allí. Cultura de todo tipo, más vanguardista o más conservadora, pero cultura al fin y al cabo. Cultura que me despierta, que me invita a reflexionar, que me ayuda a traspasar fronteras, cultura que me da vida y cultura que me ayuda a viajar. Hacía tiempo que llevaba alejada de la vida social y acontecimientos culturales que solía frecuentar en Valencia y el lunes asistí al EVENTO.
El lunes se celebró por todo lo alto un aniversario muy especial: los 100 años del Teatro Olympia. Una efeméride que se merece eso y más. Porque no siempre se pueden cumplir 100 años y menos en el mundo de la cultura y en un espacio de gestión familiar. Los Fayos, como todo en la vida tiene adeptos y detractores en el mundo de la cultura, pero lo que no se puede discutir es su trayectoria y lo que ha conseguido. Había mucho que celebrar. Y se hizo en su teatro, como no podía ser de otra manera. En un espectáculo que sorprendió por su originalidad, su vanguardia, su agilidad, su ligereza, su lenguaje y su crítica con el mundo de la cultura. Y viniendo de quién viene tenía más sentido.
Sí que se pueden hacer espectáculos de vanguardia en teatros menos arriesgados. Sí que se puede apostar por los nuevos creadores y actrices y actores, directores, etc. Sí que se puede entender el teatro de otra manera. Sí que se puede abrir el teatro a mucha más gente. Sí que se puede sacar el teatro del teatro. Sí que se puede. Es un tema de voluntad. Es un tema de interés. Como también es un tema de voluntad reconocer el trabajo de los maestros y no sólo cuando reciben galardones como el caso de Sol Picó con su Premio Nacional de Danza por citar el más reciente de pura actualidad.
El reconocimiento debería ir más allá de los premios. El reconocimiento pasa también por apoyarles, por apostar por sus creaciones, por programarles, por dotarles de ayudas económicas. Porque si queremos que el arte y la cultura sea accesible a todos y salga de sus circuitos cerrados tendremos que ayudar a sus creadores económicamente, aunque no todo sea dinero en esta vida. Es un tema de enfoques, de voluntades y sí que se puede.
Sí que se puede apoyar también proyectos culturales que ofrecen productos que dignifican la cultura y dan cabida principalmente a pequeños y arriesgados creadores ninguneados en muchos medios de comunicación, como ocurre con proyectos como Verlanga, que cierra o Afán de Plan, que con un trabajo impecable sobrevive. Es injusto. Sin más. Y como estos casos, muchos más lo intentan y fracasan.
Y sí que se puede trabajar la cultura y arte a pequeña escala, subiendo pequeños escalones, dando cabida a las voces silenciadas, dando cabida a todos... Porque para ello estamos en un sistema donde actualmente tenemos la suerte de contar con un equipo de gobierno sensible en este asunto y que puede trabajar el dinero público con una parte de responsabilidad social y con la cultura.
La cultura es el bálsamo en muchas sociedades, en muchos momentos y para mucha gente. La cultura es vida. La cultura es libertad. La cultura es expresión. La cultura es imprescindible en nuestro día a día. Y cuanto más me acerco y disfruta de evento culturales más pienso en las personas que no acceden a ella.
Cooperación cultural
Desde que he tenido la oportunidad de trabajar el arte y la cultura como herramienta de desarrollo, creo más aún en su poder, en su capacidad de cambio. Es la esencia de la cooperación cultural, el arte puede ser una herramienta de desarrollo y así deberíamos trabajarla aquí y allí, en el país desarrollado y en el país en desarrollo.
Yo me marché a África, a Lamu, para coordinar unos talleres de arte con la Fundación Voces o en la Ong Anidan de Lamu que financió la Casa de Cultura de Burjassot, entidad que siempre ha trabajado por y para la cultura. Unos talleres de arte donde se pretendía trabajar diferentes disciplinas artísticas con los niños de la casa de acogida. Una experiencia brutal que viví en el plano personal y profesional pero que, sobre todo, me hizo ser testigo en primera persona de la capacidad que tiene el arte y la cultura y todo lo que le envuelve. Los niños respondían de una manera espectacular. Trabajamos el desarrollo de su autoestima, de su creatividad, de su expresión, de sus desarrollo, de su comunicación… a través del arte. En definitiva, trabajamos la capacidad de superación. Como chica con suerte que soy, he tenido la oportunidad de recibir de manera directa ese chute de adrenalina y de amor que me ha hecho no parar y seguir luchando y trabajando para poner mi granito de arena y que el arte y la cultura llegue a todos.
Una sociedad con acceso a la cultura tiene la oportunidad de ser una sociedad abierta, comprensiva, respetuosa... Una sociedad en constante proceso de avance, de superación y de descubrir. Porque la cultura es aprender a descubrir. La vida es cultura. Y cultura es todo... Y los artistas auténticos supervivientes. Pocos son los que viven holgadamente de su arte. La mayoría sufren por querer trabajar de lo suyo, por luchar cada día por seguir creando, por seguir sobreviviendo del arte y por tener el apoyo de las industrias.
Por eso me alegro mucho cuando amigos y amigas mías artistas me invitan a sus eventos y veo que siguen trabajando, que siguen luchando y que siguen creando, sea en la disciplina que sea. Me alegra mucho poder ir a la inauguración de JARR en la Galería Cuatro y disfrutar de su nuevo trabajo. Me alegra mucho ver lo que sigue haciendo Juan Olivares o no perderme la muestra de Pablo Noguera en el Instituto Francés con su arte. Me gusta mucho que le Festival de improvisación, Valencia Impro Festival, organizado por David Fajardo haya sido un éxito al igual que el She´s The Fest o Deleste; me alegra saber que La Pulqueria se han unido de nuevo y volverán a tocar el día 15 de noviembre en la Sala Noise (el ROXY de toda la vida), el mismo día que David Gadea se sienta en su cajón con su nueva formación NES junto a mi querido Matthieu Saglio y Nesrine Belmokh para poner música a una de las formaciones que más vale la pena hoy día, me alegra que Mateo Rived haya sacado disco o ver cómo mis admirados Luis Torregrosa, Quique Ruiz y Rafael Ramos están Lituania con su banda NAIMA este fin de semana. Y me encanta que Alberto Torres Blandina presenta su nuevo libro “Contra Los Lobos” y siga defendiendo y trabajando la literatura valenciana, y tantas y tantas propuestas más que me dejo en el tintero. Porque como os digo soy una chica con suerte y estoy rodeada de amigos y amigas artistas.
La semana que viene, ¡más!