Las siete diferencias entre el mitin de Pedro Sánchez y el de Albert Rivera en Valencia

VALENCIA. El PSPV cumplió este domingo con uno de los compromisos ineludibles -el otro será la cita con las urnas- que tenía con la dirección federal del partido: llenar la Fuente de San Luis y brindarle a Pedro Sánchez el acto de mayor aforo de la campaña, que sobrepasó los 8.000 asistentes y que conectó online con otros mitines celebrados por la formación socialista en el resto de España.

De esta manera, la rama valenciana del partido conseguía salvar los problemas de movilización -especialmente en Valencia ciudad- con algunos matices, dado que la Fonteta podía haber absorbido algunos cientos de militantes más, si bien desde Blanquerías se prefirió no correr riesgos y proteger uno de los fondos con una trasera negra. El veredicto sobre el éxito de este mitin dependerá en cierta medida de lo que haga Compromís-Podemos el próximo viernes en el mismo recinto.

Un acto en el que, comparándolo con el mitin de Ciudadanos del día anterior también en Valencia, se observaron notables diferencias, especialmente en el público. La media de edad, sin duda, era muy superior en el acto de la formación socialista a la del mitin de Rivera. Así, el perfil de asistente a la Fonteta para ver a Pedro Sánchez, a grosso modo, se ajusta al del militante del PSOE de toda la vida, con solera. Un espectador fiel a la marca, conocedor de los valores socialistas y con muchos mitines a las espaldas. Mientras, en el evento celebrado por Ciudadanos, se apreciaba entre el público un ambiente más amateur en esas lides, incluso no era difícil encontrar personas que asistían por primera vez a un evento de estas características.

Por otro lado, el acto celebrado por el PSOE, de mucho mayor tamaño que el llevado a cabo por la formación de Albert Rivera, obtuvo un lleno tirando de autobuses, de estructuras comarcales y locales. Mientras, el público -en torno a 800 personas- congregado el sábado para el acto de C's era, en general, más urbano, de la propia capital del Turia.

En esta línea, en el acto socialista se produjo mayor interacción con el público, posiblemente debido a la propia morfología de los asistentes. Así, en el mitin de Sánchez se escucharon diversos gritos durante el discurso que, en ocasiones, eran respondidos por los propios intervinientes. Una circunstancia típica en este tipo de actos. En cambio, el público de Ciudadanos, más allá de cierto murmullo durante los parlamentos de los 'teloneros' de Rivera, se siguió el discurso del líder en un papel más bien de oyente que acude a una homilía y se ve arrastrado al aplauso cuando se produce alguna afirmación categórica del, en este caso, el candidato a la Presidencia del Gobierno.

También fue distinta la propia escenografía para la intervención de los candidatos. Partiendo de la propia vuelta de honor, mucho más prolongada y extensa en el caso del PSOE, los socialistas apostaron por un escenario semicentral con atril y micrófonos, con la clásica grada joven a la espalda de los intervinientes.

En cambio, en Ciudadanos se tomó la determinación de una trasera con el color naranja de la marca y el lema 'Vota con ilusión' durante la intervención de Rivera, si bien se alternó con una silueta del Cap i Casal con la frase 'Ciudadanos en Valencia'. Además, tanto el líder de esta formación como sus compañeros, se manejaron en el escenario con libertad -gracias al 'pinganillo'-, eliminando el atril para dar la sensación de proximidad y ausencia de barreras. Un formato, en definitiva, más americano y comercial.

En el acto del PSOE, se vio el clásico 'merchandising' de banderas y globos. Algo a lo que se sumó, en la línea de un evento de gran tamaño, la figura de los presentadores -con el actor Ferran Gadea a la cabeza- y la amenización de los momentos previos a cargo del grupo Bajoqueta Rock y la propia banda de música socialista. Más austero se mostró Ciudadanos en este apartado: no hubo banderas ni aditivos de marketing, tal vez reservado para el macroacto de Vistalegre de Madrid de ayer. Así, actuaron en un escenario 'limpio', un público sin accesorios más allá de su expectación por ver a Rivera. De hecho, las presentaciones se realizaron a través de voz en off.