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Crecen las empresas que recurren a esta vía y aumentan los fracasos

¿Son las ICO una buena alternativa a la financiación de las 'startups'?

14/05/2018 - 

VALÈNCIA. Una ICO hace referencia a las siglas en inglés Initial Coin Offering, lo que podría traducirse al castellano como Oferta Inicial de Moneda. Se basa en la tecnología del blockchain, la misma que hizo posible el nacimiento de las criptomonedas y los contratos inteligentes (smart contracts).

En términos sencillos, Pablo Moreno de la Cova, cofundador y COO de Icofunding, define una ICO como “una forma de financiar empresas o proyectos mediante la preventa” de bienes o servicios. Esto se hace creando una moneda digital o haciendo uso de las ya existentes, vendiendo estos tokens y usando el dinero recibido para iniciar, implementar o ampliar un negocio. 

A cambio, a los inversores se les compensa en función de lo establecido previamente en lo que se conoce como el white paper, una especie de pdf con una media de 30 páginas- los hay mucho más extensos- donde la empresa explica lo que se propone hacer con el dinero que recaude: el problema que quiere resolver, la hoja de ruta para conseguir los objetivos, el modelo de negocio, los plazos…para concluir con las condiciones que ofrecen a los inversores. 

Dependiendo de la actividad, los tokens adquiridos pueden dar derecho al uso en condiciones ventajosas de un servicio o producto que esté desarrollando la compañía o puede ser a cambio de rentabilidad económica, como si se tratara de acciones. En cualquier caso, en el supuesto de que la empresa logre finalmente ir como un tiro, esos tokens pueden venderse de nuevo a precios más elevados.

El común de los mortales interesados en participar en este tipo de cofinanciación de una compañía se suman cuando la ICO es pública. Normalmente sin fijar un mínimo de inversión, cualquier particular puede sumarse a un proyecto. Pero se dan también muchos casos de Pre ICO, la venta previa a los tokens

Los emprendedores recurren a esta estrategia cuando necesitan dinero urgente para acciones puntuales, como costes operativos o de publicidad. Pero sucede también que es en la fase Pre ICO donde suelen entrar los grandes inversores, con un precio mejor. Argumentar luego en la  etapa pública que el proyecto cuenta ya con el respaldo de algún fondo de inversión importante es algo que genera confianza a los inversores aficionados. 

Éxitos y fracasos, casi al 50%

Con ICOs las empresas levantaron el año pasado más de 4.000 millones de dólares (3.334 millones de euros), según algunas fuentes, y 5.900 millones de euros, según otras. En lo que va de año se han conseguido 6.500 millones de euros y eso teniendo en cuenta una bajada del ratio de éxito de las ICOs, según afirman Raúl Marcos y Pablo Ventura, este último del fondo de venture capital K-Fund, en el espacio Blockchain Minutes. La explicación que dan es que el volumen de empresas que recurren a esta vía de financiación se ha multiplicado y que cada vez piden más dinero.

En España, el caso más popular es el del proyecto Aragon, capitaneado por Luis Iván Cuende y Jorge Izquierdo, que recaudó 25 millones de dólares en 15 minutos. Pero también hay que hablar de fracasos. De todas las ICOs que se anunciaron en 2017, el 46% están desaparecidas a día de hoy. Un ejemplo reciente en España es el de PayPro, empresa con sede en Londres y operativa en Barcelona que acaba de perder 1.000 ethers, equivalente a unos 450.000 euros al cambio actual. Pablo Ruiz y Gabriel Llambias, los fundadores que persiguen desarrollar un mercado de instrumentos y productos financieros basados en la tecnología blockchain, han atribuido el fallo a un error de programación que ha provocado que la cantidad referida fuera depositada en otra dirección.

¿Qué dicen los inversores convencionales?

La interpretación que ofrece Javier Megias, CEO de Startupxplore sobre el ‘boom’ de las ICOs es la siguiente: “Lo que está pasando es que está habiendo como una tracción tremenda bajo los cantos de que aquí se puede levantar millones con un power point al que llaman el white paper. Lo que no cuentan es que, de cada 80, uno lo consigue y eso es lo que la gente no parece entender. Es dificilísimo y tienes que trabajar mucho pero, sobre todo, tienes que querer aportar valor".

"Creo que la mayoría de la gente no está entendiendo el impacto de esto, no tiene visibilidad real del ratio de éxito de estas cosas. Yo, a nivel personal, igual invertiría en una ICO, por qué no, pero jamás lo haría como Startupxplore, porque ese dinero no es mío, es de mis inversores y a eso le tengo un respeto tremendo. Por nuestra política de selección no elegimos compañías que no tengan evidencias o ya estén en el mercado o a punto de llegar. Yo no puedo animar a un inversor a que apueste por un papel donde te dicen lo bien que lo van a hacer de aquí a 5 años. Igual sí lo logra y se convierte en el próximo Zuckerberg, pero el 99,9% no lo van a a conseguir, ni aún en el supuesto de ser un genio, porque son muchos los factores que determinan el éxito de una empresa”, señala. 

Otro problema que observa Megias es un importante componente especulativo. “Hay muchos que no invierten porque crean en la compañía sino porque esperan que en este mercado secundario se produzca una revalorización muy activa. Seguramente esto se parece más, desde mi punto de vista, a invertir en divisa que a invertir en empresas, y como yo de divisas no entiendo, mejor me quedo al margen”.

A favor

Por su parte, Pablo Moreno de la Cova, cuya startup es un facilitador de ICOs, no niega el riesgo al que alude Megias, pero entiende que eso es algo consustancial a cualquier inversión y que también aquí son numerosas las vías para cerciorarse de si un proyecto es fiable o no. “Como precauciones recomendaría las mismas que a cualquier otro inversor: informarte de la trayectoria del equipo que está detrás del proyecto, confirmar que los perfiles son reales, conocer el estado en que se halla el proyecto, quiénes los los asesores, ver la comunidad que ha creado y luego ver si me interesa o no la oferta por adquirir esos tokens. Todo igual. Lo que parece claro es que si alguien tiene intención de defraudar lo va a hacer por la vía que sea”, afirma.

Molesto con la demonización de las ICOs por determinadas partes, subraya Moreno de la Cova que los emprendedores suelen recurrir a esta fórmula para preservar el control de la compañía y que grandes proyectos han logrado salir adelante sin ayuda de los fondos o el venture capital que hasta ahora veían en esto de la inversión un coto cerrado. Tampoco entiende tanta desconfianza en nuestro país sobre este asunto cuando acaba de regresar de un congreso internacional en Suiza sobre el blockchain que contó con la presencia de su ministro de economía anunciando su deseo de convertir el país en una criptonación y liderar el mundo en la innovación de las criptomonedas y el blockchain. “Ese es el riesgo, que si no lo desarrollamos nosotros, lo hacen otros”, concluye.

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