MADRID (EP). La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) ve probables fusiones en el sistema financiero español entre entidades de mediano o pequeño tamaño, unas operaciones que les permitirían mejorar su rentabilidad y eficiencia, así como transformar su posición de mercado y sus precios, en un entorno de tipos de interés próximos a cero.
Entre las entidades que podrían participar en este proceso S&P cita a Unicaja Banco, Ibercaja, Bankinter, Kutxabank, Abanca, Liberbank y BMN, y destaca que la unión de dos de estos bancos crearía una entidad con una dimensión similar a la que tienen Sabadell o Popular.
Respecto a la entidad que preside Ángel Ron, S&P cree que no tendría opciones de liderar un proceso de fusión debido a que su perfil financiero no tiene solidez suficiente y a que su volumen de problemas "es muy elevado". Sin embargo, pone en valor su capacidad para generar capital.
La agencia deja fuera de este proceso de fusiones, que no sería "transformacional" para el sector, a bancos de gran tamaño, ya que no tienen tanta necesidad de mejorar su rentabilidad y pueden optar a otras posibilidades de inversión.
"Comprar una entidad pequeña no va a mejorar la eficiencia de las grandes", ha señalado la directora de Instituciones Financieras de S&P, Elena Iparraguirre, quien ha advertido de que lo importante es la rentabilidad y cómo afecta al negocio del banco. "Si un negocio no es rentable, se puede cuestionar su viabilidad", añade.
Iparraguirre no contempla fusiones a nivel internacional y recuerda que cada sistema tiene sus propios desafíos y que aún existen bancos de gran dimensión con problemas internos.
En general, S&P ve que el sistema financiero español se está recuperando en calidad de activos, rentabilidad y capital, pero adelanta que aún tiene un largo proceso por delante para tener una fortaleza similar a la de otros países. La recuperación económica del país ayudará a la banca a conseguir sus objetivos en los próximos años, ya que habrá más consumo y más inversión.
"Un crecimiento sólido ayudará a reducir el stock de activos problemáticos, a lograr una mayor rentabilidad y a una mayor generación interna de capital", ha afirmado Iparraguirre, quien también ha alertado de que la situación política actual, en la que no se sabe si se formará Gobierno o se celebrarán elecciones nuevamente, añade un factor de riesgo.
No obstante, asegura que los inversores "no están nerviosos" porque el momento es de incertidumbre, pero recalca que si esta situación se prolonga en el tiempo o si se forma un Gobierno inestable que no pudiera plantear medidas estructurales sí podría "pesar" en el ánimo inversor, provocaría la ralentización de la actividad y se reducirían las peticiones de financiación a los bancos. Aún así, ha destacado que el "escenario base" es que no haya grandes cambios.
A la espera de conocer las nuevas políticas fiscales y económicas que vendrán, S&P cree que la rentabilidad de las entidades mejorará gradualmente en 2016 conforme se vayan reduciendo las provisiones y sitúa el ROE (rentabilidad sobre recursos propios) a nivel doméstico entre el 5,2% y el 5,5% en 2016, algo por encima de las previsiones de cierre para 2015 (4,8%-5%).
En este sentido y teniendo en cuenta el panorama actual, entienden que hay entidades que van a tener "muy difícil" alcanzar un ROE del 10%-12%.
También vaticinan para este ejercicio una caída de la tasa de morosidad -que incluye cartera morosa e inmobiliario- hasta el 14%, frente al 16,5% con el que podría cerrar 2015. Para 2017 la agencia de calificación es más optimista y sitúa la tasa en el 11%.
Los ingresos, por su parte, caerán entre un 3% y un 4%, se comprimirán los márgenes debido a los bajos tipos de interés y el beneficio de las entidades será "limitado". Tampoco contempla compras a nivel internacional, debido a que entiende que queda mucho por hacer en el entorno doméstico.
S&P no ve avances este año en la privatización de Bankia y BMN, entiende que la nueva normativa de provisiones no afectará a los bancos y descarta que las entidades tengan que pagar a sus clientes por las hipotecas debido a la entrada en negativo del Euríbor a 12 meses. Por otra parte, cree que las entidades desarrollarán políticas de negocio más agresivas en el activo ante las presiones competitivas.
Finalmente, en cuanto al proceso de digitalización que han emprendido algunas entidades, la agencia de calificación adelanta que no es una iniciativa que vaya a transformar el modo de operar de los bancos para los próximos tres a cinco años.
Así, recuerda que es una manera en la que las entidades se están preparando para el futuro e insiste en que el porcentaje de usuarios (no estratégico para los bancos) que trabaja por Internet aún es muy bajo.
Respecto a la llegada de nuevos competidores, como las 'fintech', alude a que no son proveedores de servicios financieros en su conjunto, sino que se centran en ciertos nichos en los que pueden tener ventaja.