VALÈNCIA. Steve Harrington, líder de B-Movie, fue a ver U2 en el Bernabeu con Juan ‘Torpedo’. Se volvieron a Valencia en bus y fueron a Barraca con Carlos Simó. “Ahí experimentamos la atmósfera alucinante de la canción en el club. No sabía que nuestra canción fuera tan popular”, cuenta el músico. Habla de Nowhere Girl, el hit del grupo que se convirtió en uno de los himnos de la movida valenciana en general, pero de Spook Factory en particular. Hoy el club de Pinedo celebra 40 años de vida, y a través de la canción se puede tejer un hilo rojo que repasa la historia épica de una de las discotecas que más ha marcado las últimas décadas de la noche valenciana.
“La canción no funcionó tan bien como esperábamos en Inglaterra, pero empezamos a tocarla en Europa y los EE.UU. La versión extendida del doce pulgadas de baile se convirtió en un hit underground gracias a DJs como Juan ‘Torpedo’. Nos hicimos amigos y B-Movie tocaron por primera vez en Valencia en el 83”, detalló también Harrington en el libro ¡Bacalao! Historia oral de la música de baile en Valencia, de Luis Costa (Contra). A pesar de la insistencia del grupo por re-grabar y re-editar la canción en diferentes versiones, lo que ha sobrevivido al paso del tiempo es la original en la memoria colectiva de la movida valenciana.
Nowhere Girl es una canción redonda, pero que se convirtiera en un himno tiene otro responsable con nombre y apellidos: Fran Lenaers. El DJ valenciano pionero, el genio que empezó a mezclar antes que nadie, insistió en la potencia de la canción: “En aquella época las canciones se desechaban muy pronto porque había siempre muchas novedades. A mí se me conocía también por rescatar canciones que se habían quedado en el olvido. El disco salió en 1980 y a mí me llegó porque un tío de una tienda de Madrid que vendía discos de Inglaterra vino con cinco o seis copias y vendió una a Barraca, otra a Chocolate… Yo por entonces pinchaba en Dreams Village y la empecé a poner”, desvela a preguntas de este diario.
“Al escucharla me pareció única, muy especial. Después inauguré Spook y la utilizaba en uno de los cierres (entonces había dos)”, continua. Como el resto de su sesión, Lenaers hacía una mezcla imposible: “Yo tenía una mezcla típica en Spook que era el Nowhere Girl de B-Movie con el Uncertain Smile de los The The, jugando con las marimbas. De los The The uso la versión del maxi y luego la junto con la del elepé, luego empalmo con el Hearbeat City de los Cars. Es una mezcla que venía haciendo desde el año 81. Y había disc-jockeys conocidos de Valencia que me decían que yo tenía mucha suerte de que me entraran bien, porque ellos lo habían intentado y no les salía ni a tiros”, detalla también en el libro de Luis Costa mejor de lo que lo recuerda en la conversación telefónica con este redactor. Fran Lenaers y los primeros años de un Spook Factory (que se convertiría rápidamente en legendario) se encargaron de convertirla en un himno.
¿Qué la hace especial? “La fusión de post punk y música dance antigua. Queríamos hacer bailar a la gente. Funcionó mejor como una versión larga que como un sencillo corto de 7 pulgadas. Funcionaba también por la increíble interpretación de nuestro teclista Rick y representa el punto culminante para nosotros, ya que se unió todo nuestro talento en esa canción. Sigue viva porque toca a la gente de una manera muy profunda: despierta sentimientos de alienación y frustración, pero sin dejar de ser una canción bailable. Fue épica y los sentimientos son eternos”, repasa el líder del grupo para Culturplaza.
Fran Lenaers la pincharía a lo largo de toda su carrera en Spook y Nowhere Girl quedaría como una marca de La Ruta, una canción que canalizaba el furor y la frustración de la época a partes iguales. Una canción de la que, más allá de la letra (pero también la letra), explica mejor que cualquier literatura aquello que se sentía aquellas noches que hoy solo se pueden observar desde la distancia y con niebla densa.
La canción se olvidaría en otros lugares, pero nunca en Valencia. Como era Spook Factory, sobrevivió al vinilo, al casette, y al disco. La discoteca la hizo eterna. “Spook tenía algo especial más allá de la música. Era el ambiente, el diseño, la sensación de estar en un lugar diferente... Pinchar esa canción allí era como un videojuego mental: conectabas con la gente y la música de una forma mágica”, dice Lenaers. Y añade: “Es una canción que nunca se pasa de moda. Tú pones un disco de hace 10 años y la mitad de la gente joven no lo conoce. Pero Nowhere Girl tiene algo diferente: la vuelves a poner y funciona. Es algo muy especial”.
De padres y madres a hijos e hijas, la canción ha permanecido con la humildad y discreción de la verdadera huella de La Ruta. En 2022, Borja Soler hizo de aquella historia oral que se empezaba a rescatar con aires de épica una serie para la plataforma Atresplayer, y se ha convertido en auténtica bisagra intergeneracional y en una piez clave de la ola de reactivación de la memoria y el shock de la noche valenciana de estos últimos años. La serie pareció recordar a una generación que Spook no se había ido nunca, y coincidió con la reimaginación de la discoteca, que se renovó “para volver al espíritu de 1984” hace casi dos años.
“Pasamos por una fase larga de documentación antes de empezar realmente a escribir la serie. Al principio, teníamos la idea de contar una historia dentro del contexto de la movida valenciana y La Ruta, pero había muchos elementos que no estaban claros. La documentación nos ayudó mucho a concretar ideas. Cuando definimos la estructura de los capítulos, decidimos ir hacia atrás en el tiempo. Además, queríamos que cada capítulo tuviera una identidad propia, vinculada a una discoteca específica, por eso cada uno lleva el nombre de una discoteca y un año”, comenta el creador de la serie.
“Al llegar al capítulo 6, el de Spook, teníamos claro que debía situarse en esa época concreta, aunque al principio no sabíamos el año exacto. Fue clave hablar con Fran Lenaers, Joan Oleaque y otras personas que conocían esa época. Siempre había un foco en esa discoteca, así que eso lo tuvimos claro desde el principio. Decidimos que el capítulo de Spook se desarrollaría íntegramente durante una fiesta de Nochevieja. Durante el proceso de escritura y documentación, nuestra relación con Fran fue muy cercana. Nos trasladó no solo información técnica, sino también toda la carga emocional de aquellos años, y eso fue clave para contextualizar la historia. Por ejemplo, nos contó que Nowhere Girl en particular era fundamental para sus sesiones, así que decidimos que esa canción debía cerrar el capítulo”, añade.
El guion entonces solo marcaba: “Los dos hermanos salen del despacho y bajan las escaleras hacia la pista, donde suena Nowhere Girl. Hasta alcanzar a Toni, que baila, con los ojos cerrados, junto a Sento y Nuria. Y mientras B-Movie sigue sonando los tres bailan y bailan y bailan durante todo el tema. Sin parar, como enfermos de la danzamanía”.
Fue el director del capítulo, Carlos Marqués-Marcet, el que lo transformó en una escena épica: “La elección de esa canción reforzó el peso emocional del capítulo, especialmente en lo que respecta al personaje de Toni y su pasado. Todo encajó perfectamente, hasta la letra de la canción parecía que estuviera dedicada al personaje. Finalmente, la propuesta de Carlos potenció ese momento, haciendo que la escena tuviera un impacto visual y emocional aún mayor”.
Más allá de la serie, la canción ha seguido sonando por ese hilo rojo del recuero de Spook Factory que la ha mantenido en la memoria sonora valenciana. Adreno, un DJ veinteañero miembro del colectivo Impuls, ha cerrado alguna vez sus sesiones de techno actual con la canción. “Yo la descubrí gracias a mi padre, que me la puso cuando yo era muy pequeño, enseñándome un poco lo que era la electrónica para él en su momento. Fue mi primer contacto con algo similar a la electrónica, y me marcó mucho. Mi padre sabía inglés y me contaba la historia detrás de la letra. Fue muy especial para mí. Luego se quedó un poco enterrada unos años y ya, un poco más mayor, la volví a redescubrir”, cuenta.
“A día de hoy, es una canción que sigue siendo mítica -también gracias a todo el boom de romantizar La Ruta y la nostalgia que hay hacia esa época. Pero incluso para gente que no la ha vivido, es una canción con mucha melancolía y muy potente. Las veces que la he puesto en sesiones, todo el mundo flipa y se viene súper arriba. Yo creo que es un himno, una canción que conecta con todo el mundo”, resume.
Adreno ha pinchado varias veces en Spook. Otra generación dentro de la cabina y otra generación en la pista de baile. Spook y Nowhere Girl siguen ahí. Hoy viernes, la discoteca celebra 40 años con una fiesta que prácticamente recreará sus orígenes: Fran Lenaers, Luís Bonías, Vicente Maffia, Juan Carlos Rucián, Rafa Pastor, Jose Luis ‘El Nano’, Robotiko Rejekto… Y por supuesto, B-Movie, que actuarán en formato showcase.
A la pregunta de qué espera de la noche, Steve Harrington lo tiene claro: “Muchos amigos y caras felices. Mucho baile e intensidad. Revivir esos grandes días y celebrar la energía y el idealismo juvenil. Una sensación de libertad, que es lo que representaba La Ruta”.