Paxti Larumbe, cofundador de Cocuus System Ibérica.VALÈNCIA. Los retos que afronta la industria agroalimentaria son muchos. No se trata solo de aumentar la producción para abastecer de alimentos nutritivos a una población mundial creciente, sino también de hacerlo de forma más saludable, segura y sostenible teniendo en cuenta que la FAO atribuye un tercio de las emisiones de CO2 a la producción de alimentos.
Ideas que apuntan a resolver la problemática tampoco faltan. Convencidos de que el mundo tiene una situación compleja ante la falta de proteínas cárnicas y el activismo contra el maltrato animal, en Cocuus desarrollan máquinas de impresión 3D para la producción industrial de nuevos alimentos que prescinden del sacrificio de más animales. Se nutren de tres fuentes principales: células vegetales (plan based); cultivo celular (cell based); y restos de las grandes cárnicas desechados en el mercado final por su aspecto (meat based).
Con todo ello formulan biotintas para la creación de nuevos alimentos. Estas las distribuyen en bolsas con todos los ingredientes necesarios en su justa medida para luego introducirlas en alguna de sus impresoras y producir un chuletón, un secreto ibérico, una loncha de bacon…o lo que se tercie. Suya es la primera fábrica en el mundo de biosíntesis de impresión 3D de bacon. Emplazada en Tudela (Navarra), la fábrica es capaz de producir 1.000 toneladas de bacon al año el cual se puede comprar ya en algún supermercado sin que aparezcan cerdos por ningún lado. Para el proyecto de la factoría cuentan con la participación de la compañía Foodys como socio industrial que se encarga de la venta y distribución de los productos.
Las siguientes impresoras que quieren lanzar al mercado son para fabricar chuletones y otra para gambas vegetales dado que se han atrevido ya con la bioimpresión relacionada con el pescado (gambas, salmón crudo, atún rojo y pulpo). “Ahora mismo somos la compañía más avanzada del mundo en biosíntesis molecular alimentaria”, asegura Paxti Larumbe, cofundador de Cocuus System Ibérica.
Y si la anterior basaba sus desarrollos en tecnologías como la impresión láser 2D/3D; la bioimpresión y la mecatrónica, en MOA foodtech, otra de las más vanguardistas en el sector, se encargan de combinar la biotecnología con la inteligencia artificial para transformar residuos y subproductos de la industria agroalimentaria en una proteína de última generación con alto valor nutricional y 100% sostenible.
Según afirman, están “estableciendo una nueva industria de alimentos sostenibles que resuelve la creciente demanda mundial de alimentos sin necesidad de tierras cultivables. Nos centramos en diseñar alimentos de alto valor, naturales y nutritivos”.
La startup, también de origen navarro, la fundan originalmente Bosco Emparanza, Susana Sánchez y José María Elorza, constituyéndose como una plataforma B2B de ingredientes saludables y sostenibles obtenidos a partir de la valorización de subproductos alimentarios mediante procesos de fermentación optimizados con su propia herramienta de inteligencia artificial.
También en la valenciana Miobio se valen de la inteligencia artificial, en este caso para diseñar dietas personalizadas orientadas al mundo del deporte y la empresa. La IA la utilizan para descubrir los parámetros alimentarios que influyen en el rendimiento de cada deportista de manera que personalizan, cocinan y envían menús alimenticios para prevenir lesiones. También diseñan y venden recetas a medida para que se las prepare el mismo cliente en casa o los chefs de los clubs deportivos.
Entre sus clientes, los hay de la talla de la futbolista Alba María Redondo (campeona del mundo con la selección española) quien recibe a diario en su domicilio la comida y la cena elaboradas en un trabajo conjunto con su nutricionista personal. Alba Redondo es, además, embajadora de la marca que trabaja con otros clubes de fútbol, nacionales e internacionales.
Aunque se sabe que la nutrición es algo fundamental para alargar la carrera de un deportista, la incorporación de profesionales especializados en los clubs es algo relativamente nuevo. Hace apenas 10 años que La Liga española introdujo la profesionalización de la parte gastronómica, baza que le ha servido a Miobio para hacerse hueco en el mercado sin grandes competidores.
También los productos alimenticios relacionados con el picoteo de toda vida están sufriendo su propia revolución teniendo en cuenta que España es uno de los principales países consumidores de aperitivos en Europa. Una de las nuevas propuestas nacidas en este mercado es B3tter Foods con la que sus fundadores, Alex Boisset y Adrià Cruz, dicen proponerse “mejorar la industria alimentaria. Destapando las mentiras que hay en el mundo de los ultraprocesados y los snacks, pero a la vez ofreciendo alternativas 100% saludables”. En esta dirección aseguran no utilizar refinados ni azúcar ni siropes ni edulcorantes, catalogando todos sus productos de plant-based.
En Anaconda, sin embargo, prefieren huir de utilizar únicamente ingredientes de origen vegetal porque su apuesta, afirma su CEO, Víctor Alonso, “es por lo saludable”. Lo que hacen aquí son los snacks tradicionales, como chips, palomitas o gusanitos, pero enriquecidos con otras proteínas. Entre sus referencias figuran nachos de lentejas, remolacha y chía; nachos de maíz y garbanzos o unos gusanitos de guisantes. Y para quien le quepa duda de que esto en el mercado no funciona, decir que Anaconda alcanza ya una facturación anual de 1.5 millones de euros.
