CASTELLÓ. Los productores sudafricanos de cítricos utilizan, como mínimo, seis pesticidas prohibidos en la Unión Europea. Es la advertencia que lanza, de nuevo, la fundación alemana Rosa Luxemburg en el informe que acaba de publicar sobre las prácticas de las compañías germanas Bayer y Basf, dos de los laboratorios que dominan el panorama mundial de los tratamientos fitosanitarios.
En su informe, denominado Plaguicidas peligrosos de Bayer y BASF, un comercio mundial con doble rasero, la reconocida fundación alemana apunta que ambas compañías "son responsables de la comercialización y, en algunos casos del desarrollo de al menos 33 ingredientes activos que representan una grave amenaza para la salud humana. Muchos de estos ingredientes activos son letales incluso en dosis bajas, mientras que otros son muy probablemente cancerígenos, mutagénicos o reprotóxicos".
En concreto, y en lo que se refiere a Sudáfrica, las dos empresas agroquímicas germanas comercializan "seis ingredientes activos en sus propios productos pesticidas cuyo uso está prohibido en la UE debido a los graves riesgos para la salud asociados", destaca el organismo teutón.
El estudio -que supone un nuevo paso en el que ya publicó en primavera la fundación y del que informó este diario sobre las malas prácticas laborales en el cultivo de cítricos en el país- examina diferentes casos "en los que la aplicación de pesticidas de Bayer y Basf provocó intoxicaciones graves y otras enfermedades entre los trabajadores agrícolas de Sudáfrica y los grupos indígenas de Brasil".
En concreto, en diversas explotaciones citrícolas sudafricanas se produjeron diferentes episodios de envenenamiento durante la fumigación, que incluso provocaron "la hospitalización de los trabajadores". Tal es el caso de Jonas Zibano, un conductor de tractor que resultó envenenado mientras fumigaba en una gran plantación.
No en vano, "pequeños agricultores y trabajadores de plantaciones a menudo utilizan plaguicidas sin recibir la formación adecuada o la ropa protectora necesaria" para ello, con lo que arriesgan "su salud y la de sus familias", recoge el estudiio. Esta falta de protección, que desde la fundación Rosa Luxemburg califican de "drástica", se produce en diferentes explotaciones, como Nuwelande, Hillside y Panzi.
Asimismo, los propietarios de las gigantescas explotaciones agrarias también llevan a cabo otras prácticas altamente peligrosas. Así, en Nuwelande, "el agua potable se encuentra justo al lado de la plantación donde se aplican los pesticidas".
Todo ello en explotaciones que cultivan cítricos "para el mercado europeo", remarca la entidad, y que, curiosamente, están certificadas por estándares como Siza (The Sustainability Initiative of South Africa) con estándares desarrollados y operados por el mismo país, el primer exportador de cítricos a la UE, con más de 800.000 toneladas anuales.
De hecho, la entidad germana resalta que en estas explotaciones agrarias los cítricos "se cultivan para exportar", con lo que la fruta puede llegar a Europa con residuos de estos productos, prohibidos para los citricultores valencianos y del resto del Viejo Continente.
Como conclusión, la fundación Rosa Luxemburg destaca que los casos de Nuwelande, Hillside y Panzi son una muestra de "cuán generalizadas y flagrantes son las violaciones de las leyes laborales que contravienen los requisitos de salud y sanidad del propio gobierno de Sudáfrica". Y todo a pesar de estar certificados los pesticidas.