EL MÍNIMO ES CERO

Sulfitos II

¿Todos los vinos tienen sulfitos? ¿Y los vinos ecológicos? ¿Cuáles son los niveles máximos que permite la ley? ¿Qué otros productos los contienen?

| 13/05/2022 | 3 min, 17 seg

No soy químico ni enólogo, pero tampoco soy tonto. Y sé que el sulfito es malo, malísimo. Lo he ingerido en multitud de ocasiones antes de descubrir el mundo de los vinos naturales (libres de aditivos químicos añadidos). Una intoxicación por sulfitos puede causar dolores de cabeza, náuseas, irritación gástrica y vómitos. ¿Os suena de algo? ¿Brutales resacas? 

La OMS recomienda una dosis diaria aceptable de 0,7 mg/L/día por kg de peso. Una botella de vino convencional puede contener hasta un máximo de 210 mg/L en blancos y rosados y 160 mg/L en tintos, mientras que si el vino es ecológico, el máximo permitido es de 150 mg/L en blancos y rosados y 100 mg/L en tintos ((CE) Nº 1493/1999 del Consejo de 17 de mayo de 1999, y el Reglamento (CE) N° 1622/2000). Esto quiere decir que una persona que pese unos 70 kg, podría tomar un máximo diario de 50 mg/L/día de sulfitos, lo que vienen a ser unas dos copas de vino al día. A partir de aquí, los riesgos son muy elevados y las consecuencias para la salud pueden ser catastróficas a largo plazo. 

Por otro lado, ante la burda afirmación de que todos los vinos tienen sulfitos aunque no se le añadan, me gustaría hacer una aclaración al respecto: Los vinos generan una pequeña dosis de sulfuroso (no suele superar los 10 mg/L) que se producen de forma natural por la propia fermentación de la uva. Este sulfuroso no es perjudicial y, de hecho, por eso no es necesario indicarlo en la etiqueta.

La FDA (Food and Drug Administration) ha determinado como obligatoria la mención en las etiquetas de la presencia de sulfito, cuando la dosis supera 10 mg/L”. (Universidad de Zaragoza. 2013).

Los individuos sensibles a los sulfitos reaccionan negativamente a su ingestión a partir de 10 mg/L de ingesta. Es por ello, que en el caso de vinos con concentraciones de sulfuroso mayores a ésta, se debe indicar la presencia de sulfitos en la etiqueta”. (Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera. Junta de Andalucía. 2015).

“Sí, pero no solo el vino tiene sulfitos añadidos, también otros alimentos”. Es cierto, por eso tampoco recomiendo consumirlos. Productos de bollería industrial, aderezos para ensaladas, sucedáneos de carne, pescado y crustáceos, embutidos, patatas procesadas y muchos otros. Ante esto, habría que mirar bien los ingredientes (algo que en el vino ya sabemos que misteriosamente no ocurre), donde lo identificaremos con las formas clasificadas con la letra E de aditivo alimentario, en un número que va del E220 al E228. Aunque tampoco habría que olvidar que los sulfitos del vino son más peligrosos para el organismo ya que están mezclados con alcohol.

Y, ojo con el vinagre, que también contiene una cantidad ingente de sulfitos, y su grado de contingencia es similar al caso de los vinos. Por eso, también deberíamos buscar vinagres sin sulfitos añadidos, algo prácticamente imposible de encontrar hoy en día, entre otras cosas, porque muchos productores de vino natural sacan sus vinagres como si fueran vinos. Pero esa es otra historia.

Por último, me gustaría añadir que hay muchos elaboradores de vino que tratan de excusarse: “Pero ¡si solo le he añadido el mínimo!”. Verdaderamente esperpéntico. Quieren ser naturales sin serlo y se escudan en sus propias vergüenzas.

El mínimo no existe. Existe un máximo por ley -como hemos explicado anteriormente-, pero no hay una medida establecida para el mínimo.

El mínimo es cero.

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