Cómo agradezco que me sorprendan con un plato cuyo ingrediente principal siempre he detestado
Hay muy pocas cosas de comer que no me gusten. Una son las lentejas (pero en La Salita me comí unas "lentejas sin lentejas" extraordinarias), otra es el pepino y la tercera es la remolacha. Cuando pruebo algún plato que se basa en alguno de estos tres alimentos y me maravilla, me hago muchas preguntas y siempre llego a la misma conclusión, es la magia de los cocineros, que saben cuidar el producto extrayendo todo lo mejor que tiene. Así fue con este tartar de remolacha de Adrián Merenciano en Flote. El joven cocinero castellonense está abriéndose camino con una propuesta, arriesgada para la ciudad, pero muy atractiva.
"Es muy sencilla la preparación. Hago una base de guacamole sin tomate. Las remolachas, las tapo con sal y las cuezo en el horno a 150 grados con 100% de humedad. Así consigo la textura que quiero y que no tienen nada que ver con las remolachas a las que nos hemos acostumbrado, que al esta hervidas en agua, pierden todo el sabor. La servimos sobre el guacamole con un crujiente de maíz", explica Adrián. Así digo sí a la remolacha.