VALÈNCIA. Una maleta, irremediablemente, es un símbolo de despedida. Un objeto que universalmente significa el principio y final de algo. Es un elemento que habla por sí solo, y que traspasa la barrera del idioma y que sirve como emblema. Se usan para mudanzas, viajes, para acumular objetos debajo de la cama… en cualquier caso hacen que algo o alguien se deje de ver en un lugar. Este objeto es también del que parte la inspiración de la artista y dramaturga valenciana Maria Andrés, quien junto con la dramaturga y clown valenciana Patricia Pardo -y dentro de su compañía Cía. Maria Andrés- le escribe a las despedidas en su obra de teatro AU!, cuyo título también se explica por sí solo.
Mezclando el teatro de objetos con el clown Andrés sube al escenario de Espai Inestable -el próximo 13 y 14 de septiembre- una propuesta de teatro gestual que reflexiona sobre decir adiós y “sobre todo aquello que queremos dejar atrás, pero no podemos porque se nos pega al cuerpo”. Aventurándose a enfrentarse a sus propios miedos, Andrés da forma a una historia universal basada en sus propios “adioses” y en el mundo que le rodea. Para ello reflexiona sobre el lugar que toma el adiós en la vida y cómo le afecta conforme se va haciendo adulta: “Me gusta hablar de soltar ciertas cosas para que puedan venir cosas bonitas, para hacerles el hueco. Parto de un concepto triste, pero aprendo a reirme de las cosas a las que me cuesta decir adiós”.
Un campamento del que no se quería ir cuando era niña, un hotel que le cerraba las puertas tras terminar su viaje… una ciudad de la que se mudaba… Todo le sirve para generar un escenario cómico en el que comprender de nuevo las el adiós. “Hay una parte cómica en despedirse de las cosas que nos rodean, me gusta hacer humor con la idea de aprender a soltar mientras miro al adiós desde la distancia”. ¿Y cómo lo hace? Despidiéndose de las palabras y abrazando los gestos, movimientos y los objetos que le acompañan en el escenario y que se convierten en protagonistas, como ella.

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- Foto: STELLA BLASCO
Se sube a escena como un personaje que está intentando irse constantemente y que está alargando el momento de alejarse de todo. Los objetos le rodean y parecen que se van constantemente, no todos caben en la maleta… a algunos hay que decirles adiós. Con la obra reflexiona también sobre el valor que se tiene hacia las cosas y las historias que encierran los objetos, una reflexión que le viene marcada también tras realizar su residencia artística sobre la pieza este pasado noviembre, justo tras la fatídica Dana: “No podía parar de pensar en las despedidas de todo lo que tiene que ver con lo emocional. Pensaba mucho en la obra mientras estaba limpiando las casas de los vecinos y viendo como se desprendían de sus pertenencias”.
“Al sacar los objetos a la calle veíamos que el objeto en sí daba igual, pero que lo importante es la historia que lleva dentro”, explica la artista. Atendiendo a ese ejercicio, y a su forma de contar la historia sin hablar y tratando a los objetos como protagonistas, plantea sobre el escenario un espacio en el que las emociones juegan al juego del adiós. Consigue guionizar un sentimiento muy complejo y universal para encontrar, en la dramaturgia, un espacio para generar su propia fase de despedida. Un proceso con el que ella misma reflexiona sobre cuáles han sido sus pequeños abandonos creativos de este año: “Durante la pieza se generan muchos escenarios en los que no caben todas las ideas. Hay formas de soltar estas pequeñas historias que enriquecen aún más la narrativa”.
Este ejercicio lo hace con la inestimable ayuda de su compañera clown Patricia Pardo, quien además de trabajar con Andrés en la dramaturgia y la dirección le ayuda como una especie de Marie Kondo de las ideas: “Consigue ensalzar mi trabajo y mi lenguaje, me ayuda a ver la obra desde fuera y aporta mucha ligereza a la historia, ayudándome a soltar”, explica la creadora. Con tanta reflexión resulta casi imposible no preguntarle por la despedida más reflexiva del año, que para ella ha sido “decir adiós a una parte de ella misma”. Un acto de valentía, madurez y que, como cualquiera que dice au! a las cosas que le rodean, da espacio siempre a algo nuevo.

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- Foto: STELLA BLASCO