CASTELLÓ. La construcción de una historia se cimenta sobre un pacto tácito en el que su autor expide una invitación al lector, oyente o espectador a quedar envuelto en su estructura. El creador puede hacer honor a la relación y mantener el relato por un camino recto y fácil de seguir para la otra parte del trato. No obstante, existen argumentos que discurren por recorridos sinuosos y dotados de curvas que lo hacen girar para 'jugar' con la creencia del observador y mantenerlo en vilo hasta su final. Agatha Christie se decantó por la segunda vía en Testigo de cargo, un relato corto original de 1948 trasladado durante la década siguiente con éxito al teatro - por la misma escritora - y a la gran pantalla - bajo la dirección de Billy Wilder. Ambientada en el Londres de 1947, la narración explora la manipulación y la ambigüedad de la verdad a dos bandas, para con la audiencia y en la diégesis. En este sentido, el atractivo buscavidas Leonard Vole resulta el único sospechoso de asesinar a una viuda, hasta que acepta su defensa el curtido abogado Sir Wilfrid Robarts.
Ahora, Fernando Guillén Cuervo (Barcelona, 1963) encarna al astuto letrado en la revisión de la obra llevada a cabo por el escritor Roberto Santiago y dirigida por Fernando Bernués. El consagrado intérprete lidera a un elenco de ocho actores que llega al Teatre Principal de Castelló - este domingo a las 19.00 - para tratar de desvelar el misterio y alcanzar la escurridiza verdad. La trayectoria de Guillén Cuervo, con cerca de cinco décadas en activo como intérprete, guionista y director, discurre por un sinfín de títulos, géneros y medios. Así, el barcelonés abarca desde las salas de cine - con recordadas cintas como Los novios búlgaros y Airbag o una aparición en Quantum of Solace - a la televisión - en Sin tetas no hay paraíso o Los misterios de Laura - y también a los escenarios. Previo a su aterrizaje en la capital de la Plana, Fernando Guillén Cuervo conversa con Castellón Plaza sobre los desafíos de ponerse en la piel de Sir Wilfrid Robarts, cómo mantiene la frescura para 'esconder' los giros de guion y el presente de su carrera.
— Fernando, no es la primera vez que actúas en Castelló; ahora vuelves al Teatre Principal con Testigo de cargo. ¿Qué recuerdo tienes del público castellonense?
— Así es, he estado en Castelló anteriormente con otras obras. Tengo buen recuerdo del público castellonense; además tengo amigos por allí y es una ciudad que me encanta. En definitiva, guardo buenos momentos vividos allí en mi memoria.

- Fernando Guillén Cuervo -
- Foto: Javier Naval
— Abordamos ya la obra en sí misma. ¿Qué fue lo que te atrajo de la pieza y de interpretar a un personaje tan clásico como el de Sir Wilfrid Robarts? ¿Existe algún aspecto que te haya retado especialmente?
— Al fin y al cabo estamos hablando de un gran personaje del teatro y del cine y, por tanto, realmente supone un reto a la hora de interpretarlo. La obra en sí misma me encanta. Se trata de una pieza original de Agatha Christie con todos los elementos del thriller delictivo que ello conlleva. Se traduce en un juicio y posee toda la tensión de la trama novelesca sumada a la propia que ya aporta el proceso. A partir de ahí, ponerme en la piel de un abogado sagaz e irónico me hace mucha gracia; es un papel muy bueno.
Sir Wilfrid Robarts es un gran personaje del teatro y del cine; supone un reto a la hora de interpretarlo
— Testigo de cargo presenta una atmósfera densa, propia de las novelas de Christie. ¿Cómo se trabaja esa tensión escénica para mantener al público en vilo?
— Creo que hay que meterse en la piel del personaje, en mi caso del abogado Sir Wilfrid Robarts. A fin de cuentas se trata de llevar a eso a término porque la tensión dramática ya la aporta el texto de Christie y la versión que ha realizado Roberto Santiago para esta función. A mi juicio, todo se basa en apoyarse en la fuerza que debe tener ese letrado, además de la inteligencia y la ironía para enfrentarse al caso. Hay que vivirlo como si fueras un abogado.
— En este sentido. ¿Cómo ha sido tu experiencia trabajando con Roberto Santiago? ¿De qué manera ha influido su visión en tu interpretación en la obra?
— La versión de Roberto es ágil y directa. Existe otra variante que se ha interpretado en Londres y dura tres horas [frente a la hora y 40 minutos que se alarga la revisión del escritor madrileño]. De esta manera, ha realizado una síntesis potente, llena de ritmo y bien patronada con el objetivo de mantener al espectador en vilo todo el rato. La tónica habitual en las funciones que hemos hecho hasta el momento es que el público se lo pasa muy bien.

- Foto: Javier Naval
— Una pregunta más personal. Estas piezas de suspense suelen contener una fuerta carga de giros narrativos. ¿Cómo logras mantener la 'frescura' en el escenario en cada función sabiendo lo que ocurrirá al final?
— Supone un reto interesante. Intento conseguirlo partiendo desde cero cada día; no anticipando los resultados de mi trabajo, sino sintiéndome libre en escena y desde la base. En ese sentido, se trata de realizar una tabla rasa en cada jornada respecto a la anterior y dejar que aparezca la frescura. El texto está sabido, lógicamente, como impreso a fuego y todo se basa en poner el contador a cero y dejar que vaya fluyendo. También resulta importante trabajar la escucha con los compañeros e intentar una cosa fundamental en nuestro trabajo, que es no anticiparse.
Lo más complicado del papel estriba en el que el papel es poco emocional; se trata de un personaje encima de otro
— Cambiamos ahora a un plano más general. En tu carrera has tocado muchos géneros y personajes. ¿Qué diferencia este tipo de teatro de otros en los que has trabajado?
— Es verdad que he aparecido en un gran número de géneros a lo largo de mi trayectoria. Cada texto y cada autor poseen su propio espectro y realmente es diferente uno de otro. En este caso, quizá lo más complicado estriba en que el papel es poco emocional y trabaja casi toda la función desde su labor de abogado. Se trata prácticamente de un personaje encima de otro personaje; un letrado que tiene, por un lado, su parte personal y, por otro, un escenario distinto en la sede judicial, donde el abogado se transforma en su propio personaje. La lejanía del mundo emocional supone lo más difícil de la interpretación, porque tiene pocos agarraderos sentimentales y tienes que basarte en el trabajo del letrado y en su performance, más que en problemas suyos personales, que están ausentes.

- Foto: Javier Naval
— El público te recuerda por tu trayectoria televisiva y cinematográfica. ¿Dónde ubicas Testigo de cargo en tu extensa carrera como actor?
— He compaginado el cine, la televisión y el teatro; sobre todo durante los últimos años. Ahora me encuentro en un plazo de tiempo dedicado a esta función y a este gran texto. No es que haya dejado el resto, sino que en cada momento de la vida le dedicas un tiempo a una cosa. Existen pocos grandes papeles y cuando te llega uno, gusta mucho disfrutarlo.
Ante los giros del guion, mantengo la frescura partiendo desde cero cada día
— Por último. En 2023 participaste en el reality de HBO Traitors, un novedoso formato para las plataformas actuales. De cara al futuro. ¿En qué punto de tu trayectoria estás y hacia dónde quieres seguir?
— Ahora mismo me dedico plenamente al teatro. Por otro lado, también estoy escribiendo un guion de cine. Hablando de 'Traitors' específicamente, fue una experiencia maravillosa y única, pero los realitys y la televisión tampoco son exactamente lo mío. En definitiva, ahora estoy centrado en el teatro mientras lo compagino con el nuevo proyecto de cine.