Hoy es 9 de octubre
ALICANTE. Consultamos con algunos de los científicos, expertas y tecnólogos que estarán presentes los próximos 17 y 18 de octubre en la tercera edición del Longevity World Forum Alicante -que tendrá lugar en el Palacio de Congresos del Colegio de Médicos de Alicante- cómo están revolucionando la forma en que vivimos mejor y más tiempo los últimos avances en tecnología e innovación.
LWF Alicante es el encuentro internacional de referencia en el ámbito de la longevidad, ofreciendo un espacio único de confluencia internacional para el intercambio de ideas y la creación de sinergias entre diversos actores del sector.
Salvador Macip, catedrático de medicina molecular en la Universidad de Leicester y la UOC, pone de relevancia -en relación con el LWFA- como “en el campo del antienvejecimiento hay mucha desinformación, y es necesario que los científicos que trabajamos en estos temas expliquemos los últimos avances a la comunidad, para que todo el mundo pueda entender qué es posible y qué aún no, así como qué nos depara el futuro”.
Toren Finkel, director del Instituto de Envejecimiento y profesor distinguido de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, considera que “creo que solo se puede progresar reuniendo a las personas. Eso permite que las personas sepan qué funciona y qué no. Si vamos a progresar, debemos aprender unos de otros y ver cómo diferentes personas están abordando el mismo problema”.
Mercedes Ayuso, catedrática de Estadística Actuarial por la Universidad de Barcelona y cuyas principales líneas de investigación son: el análisis del riesgo de longevidad y dependencia, economía del envejecimiento, pensiones y cuantificación de riesgos, destaca sobre su participación en la tercera edición del Longevity World Forum Alicante que su ponencia “se contextualiza en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por las Naciones Unidas en el marco de la Agenda 2030, analizados, en este caso, para el intervalo poblacional de las personas de 65 y más años”.
Y añade que explicará durante su comparecencia -titulada ‘Economía del Envejecimiento: ¿A qué nos enfrentamos?’-: “El recorrido por cada uno de estos Objetivos, contextualizados en el marco de investigaciones realizadas dentro del equipo Riskcenter de la Universidad de Barcelona, nos va a permitir emitir un amplio conjunto de recomendaciones tanto a nivel individual, de lo que las personas pueden hacer para mejorar su calidad y esperanza de vida, como de las propias instituciones, que han de velar por garantizar un adecuado Estado de Bienestar en la sociedad”.
Finkel, por su parte, se centrará en las terapias para el envejecimiento. “Sigo pensando que no hay un consenso claro sobre cuáles son los mejores objetivos farmacológicos para influir en la tasa de envejecimiento. Espero poder mostrar a los asistentes cómo estamos abordando esta cuestión y el progreso que hemos logrado. Esto incluirá cómo estamos desarrollando nuevos fármacos senolíticos, cómo estamos manipulando los niveles de ADN+ e incluso un ensayo clínico en curso dirigido a IL-6 y la "inflamación" en los ancianos”, señala el Doctor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard sobre su conferencia inaugural: ‘From againg mechanisms to interventions' (‘De los mecanismos del envejecimiento a intervenciones').
Por su parte, Macip bajo el título ‘Matar tus células para vivir (más): la era de las senoterapias’ pondrá el foco “en los nuevos tipos de fármacos antienvejecimiento que se están investigando, centrados en frenar la senescencia celular. Explicaré las muchas promesas de estos tratamientos, seguramente unos de los primeros que llegarán a los pacientes, y también los múltiples obstáculos que aún hay que superar para que alcancen su potencial”.
Bajo esta premisa, Salvador Macip -que interviene el primer día del congreso internacional sobre envejecimiento saludable y longevidad- señala que “estamos muy cerca de que el primer fármaco que module los procesos biológicos del envejecimiento llegue a los hospitales, primero para tratar enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como la fibrosis y el cáncer”.
Y concluye: “Es el primer paso para conseguir un fármaco que pueda enlentecer el envejecimiento “normal”, que es el objetivo a largo plazo. Estos fármacos mejorarán la calidad de vida de las personas mayores, y seguramente contribuirán también a una mejora de la esperanza de vida”.
Coincide en esta línea el doctor Toren Finkel: “A corto plazo, creo que empezaremos a ver más ensayos en humanos y, con suerte, algunas indicaciones tempranas de que podemos intervenir en los biomarcadores asociados con el envejecimiento, como los relojes epigenéticos o las lecturas funcionales como la velocidad al caminar. A largo plazo, me gustaría que obtuviéramos una comprensión mejor y más completa del envejecimiento, un marco conceptual que reemplace los sellos distintivos actuales con una comprensión más integral de por qué envejecemos y dónde podemos intervenir de manera efectiva”.
“Desde un punto de vista socioeconómico”, apunta Mercedes Ayuso, “la investigación se está centrando mucho en el control de la heterogeneidad de la longevidad. Se trata de prestar especial atención a las variables socioeconómicas que pueden impactar más en la supervivencia de las personas, más allá de su propia edad cronológica y de la generación a la que pertenecen, que como todos sabemos impactan significativamente”.
Bajo este prisma, Ayuso advierte: “Los avances están siendo muy relevantes. Son ya numerosas las investigaciones que demuestran la influencia del nivel de renta y riqueza de las personas, del nivel educativo, del estado civil, de la zona geográfica donde se vive, de la adecuación del hogar, de la oferta de servicios asistenciales, del nivel de relaciones sociales o de la calidad nutricional, entre otras, en la esperanza de vida. Al final la dependencia entre estas variables y el estado de salud del individuo es alta, y todo ello impacta en la probabilidad de supervivencia”.
Y concluye: “En la era del big data, disponer de información mucho más desagregada para la población de 65 y más años está ayudando mucho, y sin duda lo seguirá haciendo, a la hora de seguir investigando sobre el impacto de estas variables socioeconómicas en el alargamiento de la vida de las personas, incluso cuando se alcanzan edades avanzadas. Uno de nuestros objetivos actuales en Riskcenter se encuentra precisamente ahí, en estudiar minuciosamente la vida de las personas a partir de los 65 años, en un intervalo temporal que cada vez es más largo”.
Mercedes Ayuso lo tiene claro: “Desde un punto de vista socioeconómico hay que preparar a la sociedad para ello. Se ha de trabajar de forma exhaustiva en un modelo de bienestar que se adapte a esta nueva realidad. Y aquí juegan un papel fundamental tanto las instituciones como los propios individuos”.
Y destaca: “Está claro que vivir más es sin duda una buena noticia, y en España podemos presumir de ello, pero debemos tener muy presentes los riesgos socioeconómicos que se generan y trabajar desde el día uno para tenerlos controlados, también en nuestros hogares”.
Por su parte, Finkel, encargado de la charla inaugural de la tercera edición de Longevity World Forum Alicante, espera “que con el progreso que estamos logrando sea posible para mí, pero sospecho que es más probable para mis hijos”.
“Este es el objetivo principal, mejorar la calidad de vida, no necesariamente vivir más tiempo. Pero las dos cosas están muy relacionadas” aporta Salvador Macip. “Los supercentanarios, las personas que pasan de los 100 años, normalmente llegan a esas edades con muy buena calidad de vida, y lo ideal sería que toda la población envejeciera así. Poco a poco entendemos mejor los mecanismos del envejecimiento, y eso nos permitirá en un futuro que los últimos años de vida los pasemos en las mejores condiciones posible”, concluye Macip.