VALÈNCIA. Tras la legislatura más tensa para el Palau de la Música y la relación de su plantilla con el Ayuntamiento de València, a un mes de las elecciones, hoy la Junta de Gobierno Local aprobará una moción de mucha trascendencia para la Orquesta de València, tal vez la promesa alertagada que más la ha erosionado.
La regidoria de Patrimonio y Recursos Culturales propone así "incluir en los proyectos de presupuesto municipal las previsiones económicas pertinentes con el objetivo de ir amortizando las vacantes que se produzcan en las plazas municipales de personal de la Orquesta y, simultáneamente, incorporar la dotación económica necesaria para que el Organismo Autónomo Palau de la Música pueda crear y proveer estas plazas en su plantilla, impulsando las medidas necesarias por parte de las delegaciones competentes en el ámbito de sus respectivas responsabilidades".
Traduciendo el galimatías, la propuesta viene a corregir una disfunción provocada por la naturaleza mixta de la Orquesta de València: algunas plazas están adscritas al Ayuntamiento y otras al OAM. Lo que estaba ocurriendo es que las plazas amortizadas del Ayuntamiento (por defunción, jubilación o causas similares) no estaban siendo trasladadas y cubiertas por el OAM. Con esta orden, las plazas que se amorticen pasarán a ser dependientes del OAM y el Ayuntamiento se compromete a trasladar el presupuesto de estas al Palau para que las puedan cubrir.
Desde al menos 2010, se han contado 15 plazas de personas que quedaron vacantes de la formación de la Orquesta de València. Las tasas de reposición y otras dinámicas de personal administrativo no funcionan para una agrupación musical, que necesita músicos que toquen instrumentos. Esta quincena de plazas, que se iban cubriendo con sustituciones puntuales pero que no formaban parte de la rutina de ensayos y trabajo de la formación, han supuesto una progresiva precarización de la Orquesta de València inasumible en su nivel artístico.
Si sale adelante la moción, que tendrá que aprobarse también en Pleno, la economía de esas plazas se trasladaría al OAM del Palau para que este pudiera crear, en un primer momento, una bolsa de trabajo de interinos que ya estabilizara parcialmente estos puestos; y en un segundo momento, volver a convocar una oposición pública para cubrir dicha plaza de manera permanente.
Esta reivindicación ha sido una de las principales del Comité de Empresa al Ayuntamiento de València. En noviembre, ante el retraso de la puesta en marcha de este y otros dos puntos claves para la plantilla (la materialización de las mejoras para el personal de refuerzo y la publicación en el BOE del plan de estabilización), sobrevoló la idea de una huelga, que la concejala Gloria Tello logró aplacar. Hace unas semanas, a las puertas de que se disolviera el pleno del Ayuntamiento, la tensión se reavivó, y ante los rumores de una posible huelga, la concejala volvió a reaccionar, aunque esta vez sí se ha materializado.
Previsiblemente, esta moción no tiene oposición alguna, ni dentro ni fuera del equipo de gobierno, pero fuentes sindicales no se acaban de fiar “hasta que no esté aprobado del todo”. Y es que el camino hasta la fase en la que se encontrarán mañana ha sido, además de largo, muy arduo y desagradable. Ahora, estas mismas fuentes sueñan con hacer coincidir la reapertura del Palau de la Música (cerrado desde 2019 por una importante rehabilitación) con la inauguración de una nueva etapa para la institución y la Orquesta de València.
Un primer paso sería tener estas 15 plazas ya en la próxima temporada, unos plazos que nadie se atreve a proyectar más allá de los ojalás. 15 plazas son un número más que considerable para una formación como la Orquesta de València. En concreto, son cinco violines, una viola, cuatro violoncelos, un clarinete, tres fagots y un trombón.
Tras un periodo agónico de mucha conflictividad (este diario titulaba que el Palau era “una olla a presión”), puede que el final de la legislatura sea el principio de una gran amistad.