VALENCIA. La Comunitat Valenciana cuenta con 38 festivales de cine en funcionamiento a los que se suman -si ninguno 'se borra' del panorama en el presente curso- L'Eliana Cinema y Festival Internacional de Cine Infantil de Valencia (FICIV). Este último, dirigido al público infantil, de 6 a 11 años, y con la mirada puesta en la nutrida industria de la animación en la región, la de mejor salud y con el proyecto más ambicioso, no ha escatimado en apellidarse como internacional pese a que su primera edición, que se inició este lunes y acaba el próximo sábado, reestrena media docena de películas comerciales de los últimos dos años.
Marcos Campos, director del FICIV, asegura que "existe un nicho en el mercado de festivales de animación, porque apenas hay en España y tenemos una producción interesante en la región". De hecho, la presentación de este festival que nace con la mirada puesta también en la televisión (estrenará el primer capítulo de Clay Kids en valenciano) sirvió para mencionar el potencial del mismo de cara a instituciones y patrocinadores. Aunque uno de los objetivos prioritarios es el de exponer a la producción de animación valenciana ante los fondos de inversión, en FICIV ambicionan alcanzar las ayudas de apoyo a festivales de la Generalitat Valenciana y los activos patrocinios del mercado de productos infantiles. Este nuevo certamen se celebra, pese a prometerse una estructura superior a futuro, "para sondear la situación", según Campos. A tenor de las reuniones mantenidas estos días con los principales agentes de la animación valenciana, con Javier Tostado por ejemplo entre ellos, el director de FICIV anuncia que "son muy claras las posibilidades de seguir con el festival el próximo año".
40 festivales
La fotografía de esta realidad llena de citas se despejó por primera vez bajo la propuesta de CulturArts, en un informe presentado hace tan solo unos meses y que supone un censo: el FestiMapp. A partir de sus datos, es destacable que con FICIV ya son 23 los festivales de ámbito internacional que ocupan la mitad del calendario. El calendario, de hecho, está prácticamente copado por las diferentes iniciativas de festivales de cine, que apenas liberan unas pocas semanas sin agenda en la Comunitat Valenciana sin certamen. Es más, en tan solo cuatro meses (julio, agosto, octubre y noviembre) se celebran 22 festivales. A lo largo del año, en Valencia, 20 festivales (y los dos nuevos); en Alicante, 11; en Castellón; 7.
Obligados a encontrar un espacio único y a fidelizar a su público más próximo
El citado informe FestiMapp es muy claro a la hora de establecer cuál debe ser el origen de un festival: "El principal argumento de un festival debe ser su programación, o lo que es lo mismo, el fruto de una selección que, independientemente de sus motivaciones, solo tiene sentido si constituye una diferencia respecto a las que organiza el mercado". Sin embargo, encontramos varios encuentros vinculados al terror o destinados a un público infantil, aunque desde FICIV han tendido la mano a establecer una relación con el MICE (Mostra Internacional Cinema Educatiu), con tres ediciones a sus espaldas y ciertos vínculos internacionales labrados como con los potentes festivales de este ámbito en Argentina (Festicortos) o Corea del Sur (Festival de Internacional de Cine de Busan). Se entiende que el recién llegado, que también trata de recoger el espacio de La Mostreta -el propio Campos trabajó cinco años en ella- se distinguiría por acercarse más al público infantil desde la animación y sin pesar el aspecto educativo de los filmes.
No obstante, el criterio general que propone FestiMapp tiene una vía de agua que desmonta una parte de la máxima: la difusión del cine a nivel geográfico. El encargado de escribir las conclusiones a partir de este informe, el también colaborador de Valencia Plaza Eduardo Guillot, asegura que "la mayor parte de las ciudades jamás tendrían acceso a cierto cine de no ser por estos festivales". La realidad es compartida por el director de CulturArts, José Luis Moreno, que incluso destaca el factor turístico en algunas poblaciones: "especialmente en Alicante, algunas ciudades tratan de atraer a público extranjero".
Aunque la cifra de películas producidas en la Comunitat Valenciana por año -algo menos de diez- choca con el número de festivales, Moreno destaca que "no solo no tiene relación, sino que incluso puede llegar a incentivar el audiovisual". Aun así admite que "nuestra media es superior a la que tienen la mayor parte de territorios de España", algo que ha obligado a crear el citado censo FestiMapp para discriminar a las 'muestras' de los festivales. Y los criterios son claros: la concurrencia competitiva y la participación de un jurado internacional que concede premios o galardones a los audiovisuales seleccionados.
El papel inesperado de los festivales
Si la población de festivales parece extensa, basta con destacar que, a partir de un censo aproximado preexistente, el número de estas citas se ha reducido un 25%. Festivales como Festival Cineo (Orihuela), Cinestrat (Finestrat), Festival Cineclub Penella, Alboraia en curt (Alboraia), Cheste Spanta (Cheste), Atame Corto, FestdeCurt, Vivir de Cine o Inquiet (Picassent) han desaparecido del mapa. Aun así, algunos de los representantes del audiovisual valenciano se sorprenden ante la actual cifra de encuentros: "si acudiera a todos los que se hacen no haría otra cosa", dice una fuente del sector.
Frente a ellos y desde ellos hay distintas sensibilidades, como la del director de Rafael Maluenda, director de Cinema Jove: "de entrada, soy partidario de que haya festivales. Ayuda a diversificar oferta, porque solo tiene sentido si nace que tenga una oferta muy diferenciada, como es el caso de La Cabina". Precisamente, el director del Festival Internacional de Mediometrajes La Cabina, Carlos Madrid, cree que a los criterios ya establecidos por CulturArts "todo festival tiene, en cierto sentido, la obligación de conseguir atraer a su público más próximo y fidelizarlo, especialmente si recibe algún tipo de ayuda pública".
Todos ellos aspiran y concurren para la ayuda con el epígrafe 'Apoyo a festivales' y no son pocos. Excluidas las muestras, para el que existen una serie de puntuaciones en las que, por ejemplo, se premia la existencia del festival en una población limitada, penalizando a aquellos que se encuentran en grandes ciudades. Aun así, Cinema Jove, que es el festival propio de CulturArts, es el que recibe una aportación muy destacada y que junto a patrocinios y otros ingresos mantiene un presupuesto algo superior al medio millón de euros.
Festivales tan competitivos como el de l'Alfas del Pi (27 ediciones), el de cortometrajes de Vila-Real (18 ediciones), el citado MICE y sus vínculos internacionales, o el Festival Internacional de CIne Independiente de Elche (38 ediciones) son solo algunas de las opciones más destacadas de las casi cuatro decenas de festivales que existen en la Comunitat Valenciana. Las dificultades que todos han arrastrado en la captación de patrocinadores y la carencia de una fórmula de mecenazgo expresa limitan sus posibilidades, en un escenario atomizado de certámenes que, no obstante, cumple un papel inesperado: mantener el acceso a un cine más allá de los corsés comerciales en todo el territorio.