VALÈNCIA. A veces, la noticia es que se cumplen todos los pronósticos. Algo así ha ocurrido en los Óscar, que ha dejado como grandísima ganadora Todo a la vez en todas partes, la película de Dan Kwan y Daniel Scheinert (los Daniels), que estaba llamada a dar la campanada. Junto a Sin novedad en el frente —otra gran favorita, cuyo éxito en los BAFTA apuntaba también a su resultado esta noche—, se han repartido la inmensa mayoría del palmarés, dejando de vacío los títulos más “académicos”, como Los Fabelman, Tár, Almas en pena de Inisherin o Elvis.
Todo a la vez en todas partes ha recogido la siembra de un éxito inesperado y crecido por el boca-oreja. Sí, es una película con multiversos, como los grandes blockbusters de superhéroes, pero lo protagoniza una familia asiática, rompe con la estética y las pretensiones de los universos de las editoras de cómics, y se ha sabido vender como un film que logra conectar con una nueva generación. Desde que se inició la temporada de premios se auguraba un buen resultado esta noche, si bien ha superado las expectativas (7 estatuillas de 11 nominaciones) haciendo casi pleno en las categorías principales (película, guion, dirección, actriz, actor de reparto, actriz de reparto).
Con este hito, los Óscar consiguen desviar la atención de un año mediocre para Hollywood. Todo a la vez en todas partes es la gran revelación porque ha conseguido hacerse con el gran público sin replicar las fórmulas preestablecidas. Los siete Óscar se pueden leer también en negativo, con las manos vacías de Spielberg, Cruise o Cameron: un golpe en la mesa por parte de la Academia para no dar la imagen de unos premios para unos pocos. Quedará por ver si el año que viene siguen este camino o vuelven los Óscar de Coda.
Y también tiene tercera lectura industrial: A24 es el primer estudio que ha logrado el pleno en todas las categorías principales (también defendía a La ballena esta noche). La productora 'indie', que apostó por el cine de género y autoral, ha crecido a pasos agigantados y ya le planta cara a las majors, como otrora hicieron los Weinstein, y en un contexto de concentración sectorial cada vez mayor.
Sin novedad en el frente es la otra gran película ganadora, haciéndose con cuatro galardones (película internacional, fotografía, banda sonora y diseño de producción). El film de Edward Berger venía refrendada por los BAFTA, pero se ha tenido que conformar con aquellas categorías en las que Todo a la vez en todas partes no era una amenaza. Se ha impuesto, especialmente en Mejor película internacional, a títulos mejores, pero los Óscar tienen una especial fijación en el género bélico.
La escueta lista de ganadoras se completa con La ballena (actor principal y maquillaje y peluquería), Ellas hablan (guion adaptado), además de las franquicias Avatar 2 (efector visuales), Top Gun: Maverick (sonido) y Black Panther: Wakanda (vestuario).
Las cuatro categorías a mejor elenco vienen a saldar deudas de Hollywood con sus ganadores. Jamie Lee Curtis se hace con su primer Óscar, en un discurso en el que ha querido extender el premio “a todas aquellas personas que han creído en el cine de género”. Brendan Fraser, desterrado de los grandes estudios tras denunciar un caso de abusos sexuales, ha renacido gracias al film de Darren Aronofsky.
Finalmente, Michelle Yeoh y Ke Huy Quan, por méritos propios, han sido el estoque que ha acabado haciendo brillar la noche de Todo a la vez en todas partes. Escaparates de la película, Ke Huy Quan —que también venía tachado como juguete roto de Hollywood— ha dicho, emocionado, que “este es el sueño americano”, dejando claro el simbolismo de cada categoría donde alguien racializado le arrebata a un blanco la estatuilla. En 2023 aún se destacan hitos como este: Michelle Yeoh ha sido la primera asiática en ganar en la categoría de actriz principal, mientras que la comunidad afroamericana apenas ha tenido hueco ni siquiera en las nominaciones.
Si la gran película ganadora brilla por su desenfado, la gala que la ha encumbrado ha sido su contrapunto. Jimmy Kimmel, tras un primer monólogo divertido y ligeramente ácido, se ha desdibujado en una ceremonia sin grandes momentos. El despliegue de Naatu Naatu (de la película RRR), y las actuaciones de Lady Gaga o Rihanna han sido los pocos momentos destacables de una noche excesivamente plana. Con el freno puesto para evitar polémicas como el bofetón de Will Smith a Chris Rock, el cameo del oso cocainómano (una película que se estrenará en breves en España) y el discurso de Sarah Polley en clave de género han sido los únicos soplos de aire fresco en toda la noche. Sin duda, es malo que un bofetón haga sombra a tu gala, pero no es mucho mejor que de igual.
Ni siquiera los discursos de agradecimiento de las categorías de actores y actrices han dejado momentos subrayables, a pesar de que casi todas tenían una gran carga simbólica. Los Óscar se han querido arriesgar en sus premios pero han pecado de comedidos en su ejecución.