Desde hace ya unos cuantos meses, la presencia de tres compañías en la ruta Valencia-Madrid ha supuesto una gran bajada de los precios en todas las compañías ferrroviarias que operan la misma incluida Renfe, junto a un incremento espectacular en el número de frecuencias.
No seré yo, que, por suerte o por desgracia, vivo a caballo entre Madrid y Valencia, quien se queje del descenso de precios y el aumento de frecuencias y la competencia, la real, siempre es beneficiosa, pero, como dijo aquel escritor, en una expresión afortunada, que los arboles no nos impidan ver el bosque.
Es cierto que tarifas de ida y vuelta a menos de 20 euros permiten a madrileños de toda condición viajar a Valencia incluso en el día "a tomarse una paella en la playa" como pude ser testigo directo hablando con unos vecinos de asiento y, en sentido contrario, también los valencianos pueden visitar con mayor facilidad los estupendos museos y musicales de la capital.
Incluso a los que les guste, que los hay, podrán disfrutar ese ambiente capitalino que define un amigo con humor como "de Club de Golf de Campo de las Naciones" y que asola a la capital del Reino, que cada vez se parece mas a Miami que a una capital europea , de un tiempo a esta parte.
Sin embargo, este descenso de tarifas de las que se benefician igualmente los que viven/vivimos en Madrid en sus desplazamientos a Barcelona, Zaragoza y otras capitales catalanas, y desde hace poco también para viajar a las capitales andaluzas, contrasta con los precios y duraciones de los trayectos a otras capitales desde Valencia.
Recientemente tuve ocasión de poder compararlo directamente ya que, por un tema familiar, tuve que sacar dos billetes para las mismas fechas uno entre Madrid y Valencia y el otro entre Barcelona y Valencia. Veanse a continuación las diferencias:
Madrid-Valencia, saliendo un viernes por la tarde y volviendo lunes por la tarde, 53 euros y una hora 50 minutos por trayecto.
Barcelona-Valencia, de viernes a lunes por la tarde igualmente, 68 euros y ¡3 horas 32 minutos por trayecto! Bueno es verdad que podemos reducir la duración a 2 horas 50 por trayecto, es decir, todavía una hora mas que el Madrid Valencia para el mismo numero de kilómetros pero pagando a cambio 98 euros, prácticamente el doble que en el Madrid-Valencia. Y eso si no hay retrasos que, a diferencia del AVE, son frecuentes. El domingo pasado, 40 minutos.
Los adalides del libre mercado, muy numerosos en la capital madrileña, dirán que el trayecto Barcelona-Valencia no tiene demanda suficiente para que los operadores privados lo quieran operar.
Pero esa frase liberal biensonante esconde que los operadores de infraestructuras Adif como de servicios Renfe son públicos, pagados con el dinero de todos los españoles, no solo de los madrileños, y que la demanda, en este tipo de servicios cuasi oligopolísticos, se puede incentivar.
¿No podría Renfe, operador publico pagado con el dinero de todos los españoles, reequilibrar sus precios haciendo pagar por ejemplo 60 euros por ambos trayectos o incluso premiar en precio el Barcelona-Valencia, ya que la duración sigue siendo, para la misma distancia, el doble que el Madrid-Valencia?
¿No podría Adif incentivar a los operadores privados a que operen también la línea Barcelona-Valencia, ya que cuenta por población con un mercado potencial de usuarios similar al de la línea Madrid-Valencia?
En la situación actual lo que se produce es un desequilibrio en los servicios y en las infraestructuras que beneficia al de siempre, Madrid, que, casualmente, alberga las sedes de ambos operadores, Renfe y Adif, y donde la inmensa mayoría de sus directivos viven.
Lo curioso es que, cuando uno hace ese tipo de comentarios en la capital, le miran a uno, en la mayoría de los casos, como si fuera extraterrestre, o aun peor, como un peligroso nacionalista catalán.
Y esto es solo un ejemplo. Intenten, como yo he hecho, viajar en tren de Valencia a Benicasim. 25 euros tiene la cara dura de cobrar Renfe si uno quiere ir en los dos únicos Intercity que cubren la línea diariamente. "¡Pues vaya vd. en Cercanías aunque tarde más que en coche!", me dijo el responsable de taquillas de la Estación del Norte con esa amabilidad tan típica de empleado público comprometido con el servicio... O a Alicante, con retrasos constantes, sufridos en carne propia, en ocho de los diez viajes realizados en el último año.
En fin, parece que, más allá de la infrafinanciación de nuestra Comunidad por parte del Estado, ampliamente debatida, que no resuelta, los agravios también afectan a otros aspectos de la vida diaria como son las infraestructuras y los servicios ferroviarios, sin que se planteen no ya respuestas por parte de los responsables públicos del gobierno central, sino, ni siquiera, debates en la opinión pública valenciana y/o de sus representantes políticos.
Jaime Palafox es experto evaluador para la Unión Europea