VALÈNCIA. Me encanta la gente. La gente también soy yo (y usted) cuando hacemos lo que hace la gente, no me olvido. ¿Y qué hace la gente? Para intentar averiguarlo están las encuestas y los estudios. También para entender qué hace la gente cuando invierte, con resultados inesperados. Veamos tres de ellos.
En primer lugar, como una constante desde hace más de 30 años, los depósitos suponen la mayor parte de la cartera de los clientes con casi un 40% del total de su patrimonio (datos de Inverco 2018). No nos olvidemos de que un depósito a un año en España no paga prácticamente nada (0,04%). Cuando uno invierte en algo que no paga, y lo sabe con antelación, parece lógico pensar que sus expectativas sean bajas. Sin embargo, el 40% de los inversores se siente decepcionado con el rendimiento de los productos financieros. Si no es por los depósitos tendrá que ser entonces por los fondos.
Quizá por eso, en segundo lugar, la inversión en fondos viene a ser un mero 10% del total de las carteras en España (datos del Observatorio del Ahorro y la Inversión elaborado por Bestinver y el IESE). O quizá tenga que ver con que el 55% de los inversores desconoce quién los gestiona: ¿Los gestores? ¿el comercial que se lo vendió? ¿el responsable de la entidad donde lo compró? Datos del último Observatorio de Inverco.
Y en tercer lugar, el 78% de los inversores piensa que la pensión pública será insuficiente cuando tengan que percibirla. Pero, ¿podemos considerar inversor a quien no tiene más que una cuenta corriente o depósito? Excluyendo a este grupo (ahorradores), sólo el 22% del grupo restante (inversores) invierte en vistas a la jubilación, según la encuesta de JP Morgan AM. ¿Tendrá que ver el hecho de que el 57% de los inversores no comprende que acciones, bonos y fondos pueden generar rentas periódicas?
En mi opinión, el tema fundamental es la cultura financiera y la percepción del asesor. La cultura financiera es baja (términos como inflación o diversificación son desconocidos para mucha gente), y cuando menos comprendemos más recelosos nos volvemos. Esto hace que desconfiemos de la figura del asesor financiero, y por supuesto de los bancos, sin recordar que unos trabajan para el cliente y otros para la entidad.
¿Cómo salir del círculo? Difícil resolverlo, pero 30 años de inversión en depósitos no cambian de la noche a la mañana. Obviamente, un país bancarizado como el nuestro no ayuda a que el cliente busque asesoramiento profesional, y sin él difícilmente podrá ser partícipe de sus propias decisiones, estar más satisfecho con ellas y avanzar hacia las cosas que importan. Están en juego la pensión, la preservación del capital y la creación de un colchón de seguridad para imprevistos.
De los datos anteriores se siguen conclusiones interesantes, y quizá la principal es que la gente quiere una cosa, pero hace otra. Como clientes, somos incapaces de conciliar la realidad de los mercados con nuestras expectativas. Nuestros objetivos con las estrategias en las que invertimos. Y sobre todo, que no podemos ser arriesgados cuando los mercados suben y querer ser conservadores cuando bajan.
Alejandro Martínez es socio director de inversiones y cofundador de EFE & ENE Multifamily Office
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