Ximo Puig y Joan Ribó. Foto: EFEVALÈNCIA. Sobre la mesa de la Generalitat Valenciana se encuentra el borrador de Carta Municipal para la ciudad de València, que quiere ser sobre el papel la capital de la Comunitat Valenciana. Es decir, quiere tener un papel singular en el tablero valenciano frente al resto de municipios, igual que lo tienen Madrid, Barcelona o Zaragoza en sus respectivas comunidades. Como publicó este diario, en septiembre se retomará la tramitación de dicho documento, que presentó el Ayuntamiento de València, dirigido por Joan Ribó, en 2018, y que contempla numerosos beneficios para el consistorio del Cap i Casal: más competencias, mayor autonomía e incluso un régimen de financiación especial.
València quiere ser mayor (I): más competencias, autonomía y financiación especial para la capital
Pero además, el texto contempla nuevos mecanismos de relaciones interadministrativas entre la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento. Se trata del llamado Consell de la Capitalidad, un organismo con representación de ambas instituciones y que serviría de vaso comunicante para la propuesta y la negociación de proyectos y programas que afecten directamente a la capital.
Este Consell previsto en el borrador de la Carta Municipal se trataría de un órgano colegiado de carácter permanente para mejorar la coordinación entre ambas partes en cuanto a las responsabilidades derivadas de la capitalidad autonómica que adquiriría València. Estaría formado por la Alcaldía de la ciudad -que ocuparía la presidencia de la mesa-; la Presidencia de la Generalitat Valenciana o un miembro delegado del gobierno valenciano; tres consellers de la Generalitat y tres concejales del gobierno local. Todos ellos asistidos por sus propios asesores o técnicos.
El órgano bilateral tendrá la capacidad de determinar los sectores de interés concurrente para ambas administraciones en la ciudad; impulsar actuaciones, planes o convenios conjuntos; "analizar los costes que comporta la condición de capitalidad" de València así como el coste de los servicios prestados por el Ayuntamiento por delegación de la Generalitat; o incluso podrá proponer la adopción de "medidas de coordinación" o mecanismos de "resolución de los conflictos" que se den.
Asimismo, el Consell de Capitalidad podrá deliberar o formular propuestas para la elaboración de "proyectos normativos" que afecten "especialmente las competencias o intereses de València", así como adoptar acuerdos para delegar competencias e informar o proponer sobre inversiones de la Generalitat en la capital de la Comunitat. En definitiva, se trataría de un órgano donde debatir, impulsar y negociar múltiples cuestiones que hasta ahora no tenían un organismo propio donde ser punto del día conjunto, algo a lo que no tienen acceso el resto de municipios del territorio.
Además, el Consell de Capitalitat estaría asistido por una comisión ejecutiva presidida por la Alcaldía y una composición paritaria entre Ayuntamiento y Generalitat, cuya función sería preparar los encuentros y velar por la ejecución de los acuerdos que se adopten. El Consell se reuniría, según el texto en ciernes, como mínimo dos ocasiones al año, una de las cuales debería ser antes de que ambas administraciones aprueben sus respectivos Presopuestos. En todo caso, además, deberá reunirse el primer trimestre de cada legislatura tras la constitución de los gobiernos.
“¿Para qué quiere València ser capital?", se pregunta el alcalde de la ciudad, Joan Ribó, en atención a Valencia Plaza. Es, dice, uno de los retos que quiere alcanzar como alcalde este mandato: que Les Corts aprueben una Ley de Capitalidad con su Carta Municipal para València, otorgando así a la ciudad "las competencias y los recursos necesarios para mejorar la atención y los servicios a nuestra ciudadanía".
"El anterior mandato fue para el Ayuntamiento de València el de reequilibrarnos como institución", explica el alcalde a este diario. Esto ha implicado "una regeneración a fondo de la imagen pública de la ciudad en toda España y en Europa", pero también en gestionar "eficazmente la economía local" para "recuperar la autonomía financiera". Ciertamente, el Ayuntamiento de València salió del Plan de Ajuste antes de lo esperado. Y ahora, "con los deberes hechos", el primer edil quiere mirar al futuro y la Carta de Capitalidad es el instrumento que servirá para desarrollar de manera ágil "toda una serie de competencias que tienen que ver con el día a día de nuestra ciudad que, por el elevado volumen de población y su dinamismo como urbe, precisa de un tratamiento singular".
Para ello, tanto Ayuntamiento de València como Generalitat deberán acordar una Carta Municipal definitiva, y el alcalde se manifiesta convencido de que el camino iniciado en 2017 con este borrador "será posible en este mandato". Se trata, en definitiva, de un modelo de "cogestión", en que el consistorio valenciano tenga una iniciativa mayor. Huelga recordar que además de fijar un cúmulo de funciones que hasta ahora no podía llevar a cabo, la Carta Municipal fija que la ciudad deberá tener una partida presupuestaria anual de la Generalitat Valenciana, además de una financiación adecuada a las competencias que asuma el consistorio.
Ya hubo casos de cooperación puntual en el pasado mandato: el parking del Mercat-Centre Històric fue el primer ejemplo, pero le siguieron la creación de la agencia metropolitana del transporte, la colaboración en materia de educación con XarxaLlibres, en materia de servicios sociales aplicando la ley de dependencia o poniendo en marcha la Renta Valenciana de Inclusión, etcétera. "Queremos continuar por esta senda con la Ley de Capitalidad para València", sentencia el alcalde.
