Decía un buen amigo durante su intervención en un acto reciente del PSPV-PSOE que la política es el arte de hacer que lo necesario sea posible. Un ‘arte’ político que ha convertido la inaplazable necesidad de frenar el cambio climático en una realidad… Hoy, por fin, esa lucha tiene a su alcance una herramienta fundamental: la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
Una vez más las socialistas y los socialistas hemos convertido lo necesario en posible. Una apuesta legislativa que aborda de manera transversal la lucha de nuestro país -el país más biodiverso de Europa- contra el cambio climático. Hemos convertido en realidad nuestro compromiso con el futuro del planeta, con el futuro de nuestra casa. Hemos convertido en realidad nuestro compromiso con un futuro verde para nuestro país, con las demandas que las jóvenes y los jóvenes nos han trasladado a través de movimientos como Fridays For Future para exigir respuestas frente a la emergencia climática.
La aprobación de la primera ley de clima de España es una buena noticia para nuestro país y para la Comunitat Valenciana, porque fija de forma clara la respuesta a los desafíos del cambio climático con una perspectiva de justicia social: un futuro determinado por el desarrollo sostenible en el que nadie se quede atrás. Es un proyecto de país que cambiará nuestro futuro y mejorará la calidad de vida de las ciudadanas y ciudadanos, que diseña una sociedad verde para las futuras generaciones, una sociedad más segura frente a los riesgos del cambio climático.
El Gobierno de España, con un amplio respaldo del Congreso, ha aprobado una ley caracterizada por su ambición climática a través de cuatro grandes objetivos: reducir un 23% las emisiones de gases de efecto invernadero y la implementación del 42% de energías renovables para el año 2030, que el 74% de generación de energía tenga como origen las renovables y disminuir un 39,5% el consumo de energía primaria.
Es una ley que nos permite sentar las bases para un futuro verde, y que se configura como fundamental para las valencianas y valencianos por la vulnerabilidad de la Comunitat frente a los efectos del calentamiento del planeta. “La cuenca del Mediterráneo es una de las regiones del mundo donde los efectos del calentamiento climático están siendo más evidentes, debido a su condición de región-riesgo donde convergen un uso intensivo del territorio (población y actividades económicas) y unas condiciones del medio físico que someten a elevada presión el aprovechamiento de los recursos naturales (agua, suelo y vegetación). La cita, extraída de la obra Cambio Climático en el Mediterráneo. Procesos, riesgos y políticas, de Joan Romero y Jorge Olcina, expone la fragilidad de nuestro territorio, de la tierra que hoy es nuestro hogar frente a los efectos del cambio climático.
Aumento del nivel del mar, inundaciones, incendios… La Ley de Cambio Climático es una herramienta fundamental para mitigar y adaptarnos al cambio climático, especialmente para una autonomía tan vulnerable como la nuestra. Es, además, una norma que promulga un cambio de modelo productivo para transitar hacia un modelo respetuoso con el planeta.
Hace poco más de un año, Ignacio Ramonet reflexionaba sobre las consecuencias de los “comportamientos ecodepredadores”, sobre la relación entre la pandemia y el modelo productivo que lleva décadas “saqueando la naturaleza y modificando el clima”. Todas y todos conocemos las consecuencias del cambio climático, una emergencia que tiene un impacto directo en nuestra seguridad, en nuestra calidad de vida y en nuestro futuro más próximo y cercano.
Todas y todos conocemos los riesgos, pero hoy podemos decir que España se sitúa a la cabeza en la protección de la Tierra. Con la aprobación de la Ley del Cambio Climático y la Transición Energética ha llegado el momento de establecer nuevas relaciones con el medio ambiente, de priorizar infraestructuras verdes para construir una economía más sólida y una sociedad más inclusiva, de luchar para frenar el calentamiento climático desde todos los ámbitos de nuestra sociedad: individual y colectivamente.
La ley sitúa a la ciudadanía en el epicentro de la acción climática con la creación de una Asamblea Ciudadana. Una ley participada en su elaboración y participativa en su aplicación, porque frenar el cambio climático es responsabilidad de todas y todos. Ni tenemos un planeta B ni un país B, sí tenemos por fin en nuestra mano el instrumento legal para convertir nuestro modo de vida a la sostenibilidad. Y no podemos demorarlo más. Se lo debemos al planeta y a las generaciones futuras.